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CINE DE DENUNCIA

El cine de raíz social, asimilado como un instrumento de denuncia y un espacio de reflexión sobre la memoria colectiva, ha triunfado en la 51 edición de la Seminci de Valladolid (clausurado ayer por la noche), cuya Espiga de Plata recayó en Zemestan (Es invierno), del iraní Rafi Pitts, y cuya película ganadora, Optimistas, también ha conseguido el premio al mejor actor (Lazar Ristovski) y el de la Juventud.

El talento y el mensaje por encima de los alardes representan otras de las señas de identidad de un festival que acaba de rebasar el medio siglo en busca de nuevos referentes pero sin perder por ello sus constantes vitales. Otra historia de desarraigo y emigración, Das fraulein (La señorita), de la suiza Andrea Sataka, ha merecido el reconocimiento de la prensa internacional (Fipresci), que ha destacado "su sutileza para abordar la inmigración".

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