El último éxito de Woody Allen

Antes o después un gran cineasta tiene que darnos a alguien que nunca olvidaremos. Jasmine es ese alguien", escribe el respetado crítico David Thomson sobre la heroína de Blue Jasmine , la última película de Woody Allen, que el viernes llegó a las pantallas de Estados Unidos. Según Thomson, estamos ante una película por encima de Annie Hall y de Manhattan . De hecho, estamos (o eso dice) ante lo mejor que Allen haya hecho en su vida.

Y de paso, apunta hacia la protagonista Cate Blanchett (Jasmine) como futura nominada al Oscar. No es la única crítica exaltada de una película que vendría a suponer la recuperación de su autor tras (admitámoslo) el ligero desbarajuste de A Roma con amor (2012). En The New York Times , Manohla Dargis la deja por las nubes y la define como "la película mejor sostenida, más satisfactoria y resonante de Allen desde Match Point".

En Rolling Stone , Peter Travers insiste en la excelencia de Blanchett: "Esta es una Blanchett triunfal, y nadie se la puede perder". El exigente David Denby --de la exigente revista The New Yorker -- califica la película de "asombrosa" y coincide con Dargis casi palabra por palabra: "Es la más sólida, resonante película que Woody Allen haya hecho en años".

Pero, ¿de qué va Blue Jasmine ? El filme es una especie de variación moderna, resituada en la realidad del 2013, de Un tranvía llamado deseo , la obra de teatro clásica de Tennessee Williams. Según parece, Allen convierte a Blanche Dubois --interpretada por Vivien Leigh en el filme clásico de 1951-- en algo así como la ex de Bernie Madoff.

FALSO PRINCIPE AZUL La película se mueve entre el pasado y el presente de su protagonista: el lujo pretérito, el colapso actual. Jasmine, que en realidad se llamaba Jennifer, se fue de la universidad para casarse con el apuesto Hal (Alec Baldwin). El príncipe azul parecía un gran hombre de negocios pero en realidad urdía tramas financieras que solo podían acabar mal. Esto es, con los federales tocando a la puerta de casa y destruyendo la felicidad imposible de Jasmine.

Y así, la protagonista del filme se ve obligada a mudarse de Nueva York y su élite a San Francisco, donde solo se puede quedar en el apartamento --poco de élite-- de su hermana Stella Ginger (Sally Hawkins, la Poppy de Happy , un cuento sobre la felicidad, de Mike Leigh). Llegan nuevos problemas, como un trabajo nada interesante o poco espacio en el armario. Y no serán los últimos. Estamos ante, dicen, el drama más amargo de Allen, al igual que uno de los más emotivos.

La crítica, como decíamos, coincide en señalar la supuesta exhibición de Blanchett como Jasmine. El Oscar es una posibilidad. No sería la primera vez que una actriz se lleva el premio por un personaje complejo creado por Allen: ahí quedan los ejemplos de Diane Keaton (por Annie Hall ), Dianne Wiest (por Hannah y sus hermanas ) o, en personajes algo menos complicados, Mira Sorvino (por Poderosa Afrodita ) y Penélope Cruz (por Vicky Cristina Barcelona ). No sería el primer Oscar obtenido por Blanchett, quien ya se hizo con uno por su rol como Katharine Hepburn en El aviador .

Pero hay otros nombres que también merecen alusión. La película, dicen, es un placer para los ojos. Y en eso cuentan viejos colaboradores como Santo Loquasto, el diseñador de producción; la montadora Alisa Lepselter; la diseñadora de vestuario Suzy Benzinger, y por supuesto, este colaborador más reciente, el director de fotografía eibarrés Javier Aguirresarobe, quien rodó con él Vicky Cristina Barcelona .

Para ver la película todavía tendremos que esperar un poco. Aunque ya esté en las carteleras de Estados Unidos, aquí no la veremos hasta el próximo 22 de noviembre. Es decir, fans de Woody Allen, pueden esperar sentados. Por supuesto, el incansable cineasta ya está rodando su siguiente largometraje. Tampoco se sabe mucho sobre él. Tan solo que se trata de un regreso a Francia tras Midnight in Paris , y que cuenta con Emma Stone (Gwen Stacy en la última Spiderman ) y Colin Firth (El discurso del rey ) en los papeles principales.