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Un ensayo divulgativo reivindica a 12 heroínas del Siglo de Oro y la Edad Moderna

Doce lecciones de vida

Las extremeñas Mencía de Calderón e Inés Suárez se han colado en el libro ‘Putas, brujas y locas’, en el que Mado Martínez pone en valor la vida de 12 españolas que han pasado a la historia con una imagen distorsionada

Doce lecciones de vidaEva Montero.

Casi nadie podrá negar que el título del último libro de Mado Martínez, ‘Putas, brujas y locas’ (Algaida) es atrayente y sugerente, de esos que hacen, al menos, querer conocer de qué va. Y de lo que va es una recopilación de las biografías condensadas de 12 españolas que «constituyen, de alguna u otra manera, un símbolo de lo que significó La Edad Moderna y el Siglo de Oro», se puede leer en la introducción en la que se añade que son «microhistorias silenciadas- y aquí rescatadas para comprender la macrohistoria de la que somos herederos». Dos de esas historias pertenecen a dos extremeñas, la Adelantada Mencía de Calderón, nacida en Medellín en 1514, organizadora de la primera caravana de mujeres a la conquista del paraíso , y la placentina Inés de Suárez, que se lanzó en 1540 a conquistar Chile con el también extremeño Pedro de Valdivia. Además, de pasada, Extremadura también sale en el capítulo dedicado a Elena /Eleno de Céspedes cuando dice que fue desterrada a Villafranca del Puente del Arzobispo (hoy provincia de Toledo) , y en el de la encantadora de lobos-cazador- al citar que en el siglo XIX hubo un lobero en las Hurdes, Juan Bravo Velaz.

Las mujeres que pueblan estas páginas, desde Isabel Barreto, la primera almirante de la flota española, pasando por la esclava morisca Elena de Céspedes, que fue la primera cirujano, soldado y casada con otra fémina (siglos antes de hacerlo Elisa y Marcela, cuyas vidas Isabel Coixet llevó al cine), la profeta Lucrecia de León, la encantadora de lobos Ana María la Lobera, Catalina de Erauso, la guerrera travesti, las mujeres de la mancebía de Valencia, la Malinche que fue la amante del extremeño Hernán Cortés, Eugenia Martínez Vallejo, condenada a ser el juguete, por su aspecto físico, gorda y giganta, de Carlos II, las brujas de Zugarramurdi, la beata Dolores, la última bruja quemada por la Inquisición el 24 de agosto de 1781, hasta las dos extremeñas citadas, tuvieron vidas heroicas, con historias pobladas de valentía, temores y tristeza, al tiempo que inspiradoras de múltiples emociones, desde la admiración hasta la compasión, pero, en cualquier caso, «son imprescindibles para entender de dónde venimos; reflexionar sobre el lugar que ahora ocupamos y construir un mañana», se apunta en la introducción,

Escrito con un estilo desenfadado, ameno, rayando a veces el tono coloquial, y espontáneo, aunque siempre con rigor histórico y bien documentado, el libro es un manera más de empoderar y poner en el sitio que les corresponde a estas 12 mujeres, porque en la época que les tocó vivir «si nacías en una familia ricas eras un animal de lujo; si lo hacías en una de clase media, un animal de compañía; y si era en una pobre, un animal de carga». En la época que nacieron solo nacían para casarse y procrear y si «se desviaban de este camino, eran por lo general tachadas de brujas, locas, putas y marisabidillas», recuerda Mado Martínez, de nombre María Dolores Martínez Muñoz (Alicante, 1979), que además de escribir literatura fantástica y no ficción, trabaja como periodista en Onda Cero (programa ‘La rosa de los vientos’) y escribe también para revistas. Ahora ella las reivindica como «heroínas en el más puro sentido de la palabra».

Con serie en televisión

Preguntada sobre por qué de entre todas las extremeñas que viajaron al Nuevo Mundo optó por Mencía de Calderón e Inés Suárez y si es casualidad o lo es por qué a ambas TVE les ha dedicado una serie, responde que lo hizo por lo segundo, argumentando que «las elegí precisamente porque se habían realizado sendas series basadas en su vida, que si bien aplaudo como producto de ficción histórica, no fueron muy fieles a la realidad. Son eso, ficción. Las mujeres de mi libro han pasado a la historia (si es que lo han hecho, porque he tenido que rescatar a más de una de la cuneta del olvido) con una imagen distorsionada, tergiversada, llena de prejuicios y a veces hasta de bulos, que era necesario desmontar. Por ejemplo: Isabel Barreto no era tan mala como la pintaba Quirós en sus crónicas; la Malinche no traicionó a su pueblo; las brujas eran en realidad, víctimas; las cortesanas del burdel de Valencia no llevaban una vida de ensueño llena de lujos, sino que eran explotadas sexualmente, y así, sucesivamente».

En el caso de la Adelantada Mencía de Calderón cuenta cómo decidió embarcarse con su marido, Juan de Sanabria, gobernador de Río de la Plata y también natural de Medellín, en la organización de una expedición para llevar a parejas con hijos y 200 solteros a establecerlos en Santa Catalina y Río de la Plata, tarea de la que tuvo que ocuparse ella porque él falleció antes de zarpar, cobrando a partir de entonces todo el protagonismo al ponerse al mando de la misión, solicitando a nombre de su hijastro el título de Adelantado, al estar vetado para las mujeres en tierra firme. Ella «tenía el firme propósito de liderar aquella expedición. Acobardarse no era una opción», escribe Mado Martínez en el libro, en el que narra cómo la travesía se vio plagada de peligros, traiciones, con pérdida de barcos, pasajeros, tempestades, sublevaciones y toda suerte de obstáculos, incluidos el hambre y la sed, pero nuestra protagonista siempre demostró arrojo y valentía, la misma que le sirvió para denunciar ante la Casa de Contratación de Sevilla el tráfico de indios por parte de los portugueses y que le valió dos años de cárcel, pero cuando se enteró de que había perdido el título de adelantada no se achantó, y «esta increíble mujer no desatendió la responsabilidad que había adquirido» con el Rey y con los que la acompañaban. Y así, con «estoicismo y orgullo», a mediados de 1556, y «tras seis largos años de aventuras y suplicios», llegó a su destino, aunque solo con una veintena de hombres y otras tantas mujeres. Y pese a las escasas «consecuencias políticas y militares» que tuvo para la corona española esta expedición debido a «la cadena de desastres que acumuló» sí podemos afirmar que fue, en palabras de la escritora, «uno de los episodios con más aventuras y carga dramática de las crónicas del Nuevo Mundo», apostillando con ironía, pero con toda la razón, que «sus chicas» y ella lo consiguieron todo con «la incomodidad de los vestidos. Si llevan pantalones, quién sabe de lo que hubieran sido capaces».

La placentina Inés Suárez es más ‘famosa’ porque además de la serie, recientemente emitida, Isabel Allende le dedicó la novela ‘Inés del alma mía’ (en la que se basó TVE), y precisamente una vida de novela fue la que vivió desde su Plasencia natal hasta conquistar Chile y fundar Santiago de la Nueva Extremadura, hazaña con la que llegó a convertirse «en una de las figuras más influyentes del panorama político y económico, de acuerdo con las Crónicas de Indias», pese a lo cual «los historiadores decidieron borrar su protagonismo durante más de 400 años, haciéndole invisible a los ojos del público», una razón esta más para que ‘Putas, brujas y locas' la rescatase contando la vida de esta mujer que nacida en 1508 tuvo «un destino tan épico como emocionante como dramático e injusto», que encontró su sitio en un lugar inhóspito, que fue amante de Pedro de Valdivia, que en tuvo en Rodrigo de Quiroga su segundo marido, que luchó valientemente contra los mapuches, que se convirtió en la primera española en pisar lo que hoy conocemos como Chile, que destacó «por su gran valentía y aguante», que disfrutó de gran estima entre los conquistadores, a la que le gustaba mandar, que fue envidiada y odiada por los militares que no supieron estar a su altura, que fue admirada y considerada como una dama de alto rango, que hizo grandes obras piadosas, y que murió en 1580 sobreviviendo a todos los conquistadores con los que había llegado a Chile, y a la que su gran amor, Pedro de Valdivia, le reconoció el mérito de conseguir, matando a los caciques, que los indios dejasen de pelear. 

Cohesión histórica

Sobre los criterios de selección para elegir estas 12 historias y no otras, explica Mado Martínez que «quería que tuviera cohesión histórica, hacer que las microhistorias de estas mujeres sirvieran para entender la macrohistoria de su época, viajar anímicamente a la Edad Moderna, cruzada literariamente por el Siglo de Oro, porque me parece una época fascinante, de profunda crisis económica, contrastes dramáticos, una época de prodigios e imposibles, con unas condiciones ya de por sí muy hostiles para la población en general, y para la mujer en particular. El criterio de selección fue, por un lado, no dejar fuera del tintero a las que pudieran ser más conocidas, porque era necesario abordar sus casos desde otras dimensiones nunca tratadas hasta la fecha; y por otro lado, recuperar las voces de aquellas de las que nadie, nunca, había oído hablar, como Elena de Céspedes. Si viviéramos en Estados Unidos, ya se habrían hecho mil series y películas de esta mujer cuya vida haría enrojecer al mismísimo Lazarillo de Tormes. La gente que está leyendo el capítulo dedicado a su vida todavía se está echando las manos a la cabeza… Y yo también, porque nació esclava, morisca y mujer, y subvirtió todos los roles sociales de la época, demostrando que la identidad es un concepto que se construye. Cómo no, tuvo que vérselas con la Santa Inquisición…. Es uno de los personajes más atractivos y fascinantes del libro», opina la autora. 

Aunque de las 12 protagonistas solo cuatro viajaron al Nuevo Mundo, las ha escogido porque vivieron en una época en la que el Nuevo Mundo «ofrecía unas posibilidades de prosperidad y libertad que no eran posibles en la península. Allí había más diversidad, y las costumbres eran más relajadas, incluso a nivel inquisitorial. Pero también era un destino de valientes dispuestos a arriesgarlo todo en pos de la tierra prometida. La realidad siempre supera a la ficción», destaca.

La también autora de ‘El misterio de Nicole Delacroix’, novela con la que debutó en el género fantástico, cursó hace unos años varias asignaturas de un doctorado de Estudios Pluridisciplinares de Género, es miembro del consejo interno del Centro de Estudios de la Mujer, y recuerda que los estudios de géneros son una disciplina de conocimiento que se estudian en la universidad, asegurando que estos «no son una ideología fanática ni una secta como se nos quiere hacer ver desde ciertos sectores populistas de ambos extremos», por eso, consciente de que cuando se pronuncia la palabra feminismo o antifeminismo siempre hay posturas encontradas, a la hora de valorar si su libro es o no un ensayo feminista responde: «Si digo que el libro es feminista, se va a malinterpretar; y si digo que no lo es, también se va a malinterpretar, porque esta palabra, para cada uno parece tener un significado distinto. Así que digamos que ‘Putas, brujas y locas’ es un ensayo que pretende rescatar la vida de unas mujeres que tuvieron que enfrentarse al canon androcentrista del hombre, blanco y heterosexual, cristiano imperante en el pasado. Si lo hacías bien y obedecías al padre, al marido o la autoridad eclesial de turno, eras una santa. Si te salías de ahí eras una puta, una bruja o una loca, y acababas quemada en la hoguera, recluida en un convento o explotada sexualmente en un burdel».

"Las mujeres de mi libro han pasado a la historia con una imagen distorsionada, tergiversada, llena de perjuicios que era necesario desmontar"

Respecto a sus intenciones a la hora de escribir el libro, señala que espera que los lectores «se den cuenta de que la historia no es como nos la han contado, que toda anécdota tiene sus matices, que no hay blanco ni negro, sino muchas dimensiones que no habíamos tenido en cuenta. Esto es especialmente relevante, por ejemplo, en el caso de La Malinche, la mujer que pasó a la historia como la india que traicionó a su pueblo y abrió las puertas de México a su amante Hernán Cortés…. Y esa lectura de los hechos es totalmente errónea, falsa e interesada… Yo cuento la «otra historia», aunque a algunos les pueda sorprender».

También cree que «levantar la alfombra de la historia para ver lo que hay debajo, como yo he hecho en este trabajo, es revelador, no solo por esa nueva dimensión que aporto, sino porque mirar al pasado siempre te permite entender el presente, añadiendo que « la vida de estas mujeres, que unas nos inspiran admiración y otras compasión, resultan inspiradoras. Eran apenas unas chiquillas en el momento de cruzar el fango de la vida, y lo hicieron en unas condiciones sumamente hostiles para ellas, simplemente por el hecho de ser mujer. Son una lección de vida. Nos sirve para valorar lo que tenemos hoy en día, porque no siempre lo hemos tenido; y para luchar para que en aquellos países donde las mujeres son todavía esclavas, dejen de serlo, si es que acaso está en nuestras manos el poder hacer algo».

Preguntada sobre si es un libro sobre mujeres para hombres, para que conozcan que no solo ellos hace historia, o si lo es para mujeres, para que las de hoy y de mañana sepan que las luchadoras y valientes existen desde hace siglos y pueden ser un ejemplo en el que mirarse, contesta: “Es un libro deseando abrazar a los lectores, sean hombres o mujeres, porque los personajes que protagonizan sus capítulos están deseando contar su historia… Yo solo les he dado voz… Y estoy convencida de que los que se atrevan a escucharla van a quedar embaucados, incluso enamorados».

"Los que se atrevan a escuchar su voz van a quedar embaucados, incluso enamorados"

Con un estilo cercano, sencillo, espontáneo en el lenguaje y expresiones que usa, a veces, dando la sensación que lo está contando como si fuesen historias para ser narradas en voz alta ante un público, recuerda que es guionista, novelista, que viene del mundo de la ficción, por lo que valora que «en las páginas de ‘Putas, Brujas y Locas’ hay pasajes muy líricos, pero al mismo tiempo muy frescos y espontáneos, a veces incluso irónicos y anecdóticos. Si yo me río, el lector se ríe. Si yo estoy jugando, procuro que el lector, también se divierta… No deseaba hacer una recopilación histórica de datos y fechas. Quería que la gente disfrutara tanto como yo poniéndose en la piel de estas féminas, que sintiera la misma pasión… Y creo que esa pasión se ha reflejado en el estilo».,

Portada del libro.

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La narración de los hechos se aleja de tecnicismo y palabras excesivamente cultas, los capítulos son cortos aportando los datos esenciales de la biografía de sus protagonistas, contadas de forma amena pero bien documentada, lo que hace de este ensayo divulgativo, un «libro cargado de erudición», de lo que dan fe «la bibliografía que he consultado, la labor de documentación e investigación que he realizado, y los años que he dedicado a investigar la vida de estas mujeres». También es crítico, muy crítico con el trato que recibían estas mujeres de su entorno y de la sociedad.

Mado Martínez está satisfecha con el resultado final porque ha conseguido «condensar todo ese conocimiento en 12 píldoras de lectura tan placentera, que en ningún caso estorba o te hace sentir que estás ante un manual de historia», porque su propósito era «llegar a más gente, enganchar con la narración, meter al lector en una máquina del tiempo, conectar con sus emociones, y apelar al concepto universal que estas mujeres encarnan».. Misión cumplida.

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