No perder el ritmo, marcar los remates, llevar y seguir la pauta. Acompasar y acompañar. No dejarse llevar por el entusiasmo desmedido y escuchar con el mismo temple, con el que las manos, se deslizan por esos instrumentos de percusión que son tan necesarios en el flamenco actual. Todos esos equilibrios tienen que realizar un percusionista. Un buen percusionista como es el caso del protagonista de esta semana, Paco Vega Jiménez (San Juan de Aznalfarache, Sevilla, 1985). El hijo del bailaor del mismo nombre, que comenzó siendo un niño recibiendo lecciones de ese compás con el que su padre acompañaba a grandes como Mario Maya o Lola Flores, y que se decantó por la percusión. Un compás que le ha llevado a realizar giras internacionales con artistas como La Farruca, Farruco, Antonio Rey, Segundo Falcón o Carlos Nuñez, y en el que ha seguido formándose con grandes (además, extremeños) como Israel Suárez ‘Piraña’ o Ramón Porrina. A Paco Vega, que sin dejar de crear, configurar y desarrollar su propio concepto y lenguaje de percusión flamenca, le veremos esta noche en el Teatro López de Ayala en ‘Acaná’, la ópera prima de la artista Ostalinda Suárez que se ha rodeado de grandes como Vega para hacer disfrutar y sorprender a los aficionados a la música clásica y al flamenco, un ‘ahora’ decisivo, en su lengua, el caló. Para no perdérselo. Pasen y lean. 

¿Qué ha sido lo más fácil y lo más difícil que ha encontrado en la percusión de ‘Acaná’?

Lo mejor y más fácil ha sido encontrarme con personas que ya conocía. Buenas personas y buenos músicos como Ostalinda Suárez o Pakito ‘El Aspirina’. Lo más difícil, trabajar con una orquesta por todo lo que conllevan los tiempos y los climas que hay que crear; los diferentes tipos de sonido que tenemos que hacer El Aspirina y yo, que es difícil, pero lo cierto es que se ha encontrado una buena sintonía con la familia Suárez. Para mi es un privilegio trabajar con ellos, nunca había tenido la ocasión. Su padre, por ejemplo, ¡es que es impresionante!; y con Ostalinda sí que había trabajado una vez en Badajoz, que me llamó Jesús Ortega. Recuerdo que cuando la escuché me quedé impresionado por lo bien que tocaba; y con Pakito, al ser percusionista los dos, es que estamos siempre informándonos el uno al otro, viendo vídeos…, poniéndonos al día siempre.

¿Qué es lo más complicado de su profesión?

Yo creo que lo más difícil es acompañar. Un ‘solo’ se puede hacer siempre porque ahí tú echas lo que tengas ese día. Para mi saber acompañar es lo más importante y lo más difícil. 

Usted es gitano por parte de padre, ¿qué le parece que Ostalinda haya puesto el nombre del espectáculo en caló? Reivindicativo y valiente, ¿no cree?

Claro que sí; me parece que es una oportunidad buena para que ella pueda encontrar ese punto de inflexión desde donde reivindicarse, la verdad. Que la gente se de cuenta de que los gitanos no somos lo que se pueda pensar.

¿La percusión solo es cuestión de ritmo?

Depende de lo que estés tocando. Por ejemplo, los tangos de Triana hay que tocarlos diferente a los tangos de Cádiz o de cualquier otra provincia. Cada uno tiene ‘su punto’.

¿En qué otros proyectos se encuentra ahora trabajando?

Estoy con la Gira de Farruquito ‘Íntimo,’ con el que hemos estado el día 4 de noviembre en Madrid y el día 12 nos vamos a Lisboa; con Olga Pellicer hemos hecho la gira con una obra homenaje a Carmen Amaya ‘Un cuerpo infinito’, también con Manuel de la Luz, por ejemplo. 

"La gente debe darse cuenta de que los gitanos no somos lo que se pueda pensar"

Farruquito tiene fama de ser muy exigente

Hombre, ¡lo es!, pero también da cuartelillo (se ríe). Es que eso de que los artistas tenemos fama de ‘juerguistas’ no es como lo pintan. Hay que trabajar y ensayar mucho para que todo salga bien y el público disfrute. No hay otro camino. Ese esfuerzo siempre lo he visto en mi casa con mi familia de artistas, que son casi todos de Triana empezando por mi padre, bailaor con Mario Maya, Lola Flores, o Antonio ‘El Bailarín’. Ya está retirado pero ha estado en la cumbre…, fíjese, ¡un pedazo de artista! Por parte de mi abuela: familia de Josemi Carmona, Enrique de Melchor…etcétera.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido de su padre?

Mi padre de chico me ha dicho de siempre que estudie mucho. Que te gusta la percusión, pues a estudiar y a trabajarlo. Siempre me ha dado ese consejo: que estudie y que haga las cosas bien. Todo. Yo lo he aprendido todo de él. Me gusta mucho la elegancia bailando de mi padre y he intentado siempre reflejarla en la percusión.

¿Y cómo se hace eso?

La elegancia en la percusión se demuestra no estorbando. No estorbando en la medida de lo posible, acompañando lo que se pueda y crear sonidos diferentes. Intentar ser diferente a los demás, y no parecerme a nadie, ese es uno de mis objetivos. 

"Para mí, saber acompañar es lo más importante y lo más difícil"

¿La percusión no es de mujeres?

Pues le digo algo, no sé porque, pero yo he tenido alumnas que tocan muy bien, y destaco a Nasrine Rahmani (nacida en Australia de madre mauritana y padre iraní), está considerada en España como la mujer percusionista que mejor representa a la escena flamenca, y quien, a pesar de su juventud, ya ha tocado con figuras como Montse Cortés, Jorge Pardo, Diego Guerrero, Carlos de Jacoba o Juanito Makandé, por citar solo a unos pocos, siendo además conocida por su delicadeza, su fuerza, su capacidad de improvisación y la profundidad de su lenguaje. Y es que normalmente cuando voy de gira me organizan cursos en Londres, Nueva York, Alburquerque (México) porque cuando voy viajando siempre hago alguna masterclass o jornada complementaria.