El Periódico Extremadura

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La entrevista Ángel Bocanegra Violista. Ganador del Premio El Filón en el Festival de las Minas

"Con el quejío flamenco le encontré la personalidad al violín"

Ángel Bocanegra saluda alzando su premio, en Murcia. Marcial Guillén /EFE

La LXI edición del Festival Internacional del Cante de las Minas nos ha proporcionado la inmensa alegría de traernos, gracias a la garra y fuerza de la cantaora Esther Merino, la tercera Lámpara Minera de nuestra historia. Javier Conde, con su bordón minero en 2004, también demostró en el Mercado Municipal de La Unión que las primas y bordones suenan a categoría en nuestra tierra. Una tierra flamenca por derecho que aún sigue necesitando del empuje institucional para estar y ser en los festivales flamencos pero que, a la hora de la verdad, que son los concursos y las citas con el cante, la escucha y el jurado, seguimos cosechando éxitos incuestionables por nuestra propia valía. Esther Merino también consiguió el primer premio por mineras, cartagenera, taranta y soleá convirtiéndose así (aquí ya lo sabíamos) en una de las cantaoras más completas que han pasado por La Unión. «Es un reconocimiento y un premio a todos estos años de carrera», aseguraba Merino a este periódico tras recoger el galardón. 

El premio Desplante masculino recayó en el barcelonés David Romero Cardoso y el femenino en la malagueña Irene Lozano Ruiz. El Bordón Minero se lo llevó Álvaro Mora Domínguez para su Huelva natal; y Ángel Bocanegra Ocón, de Granada, se alzó con el Filón con su violín, máximo galardón en la categoría de instrumentista. Con él nos quedamos y hablamos de lo clásico y lo flamenco; de la persistencia y las trabas hasta alcanzar el éxito; del violín como instrumento flamenco y de una experiencia que ya le ha encumbrado, como al resto de galardonados, al cénit de la gloria.

Primera vez que se presenta al concurso y consigue el Filón.

La verdad es que ha sido un año de mucho trabajo en el que Álvaro Martinete (Premio Bordón Minero 2021) y yo mismo hemos trabajado a la par, desde el primer momento que decidimos preparar el concurso. Pausadamente, eso sí, porque también tengo mis estudios y conciertos…, ¡y Álvaro también! Pero nos pusimos mano a mano y ¡todo ha salido bien! Álvaro ha sido el que me ha dado todos los conocimientos del flamenco; los temas que íbamos a llevar, y tras tantas horas de estudio…, hemos recogido los frutos. ¿Los temas con los que me presenté? En la semifinal toqué cantes de levante, taranta y levantica, y luego una bulería; y en la final, volví a tocar los cantes de levante y unos tangos.

Álvaro ha sido también el que le ha metido en el flamenco a pesar de que su formación es clásica. 

Sí, yo estoy estudiando en el Conservatorio Superior Rafael de Orozco de Córdoba, estoy ya en el cuarto curso de violín, pero nos conocimos en el conservatorio profesional. También he de nombrar a Antonio Gómez ‘El Conejo’, el cajón flamenco que llevé al concurso. Los tres formamos el Trío Álvaro Martinete, un trío profesional con el que hacemos conciertos, gira. Ese Trío es el que he presentado en La Unión, pero esta vez, con el violín como protagonista.  

«El flamenco y lo clásico se aportan mutuamente. Yo creo que es algo recíproco»

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Su formación y su interés por el flamenco le llevaron durante años a girar por China con el Ballet Flamenco de Granada y la obra ‘Carmen, compaginando así, ambas disciplinas. Esa dualidad, esa capacidad le ha proporcionado además proyectos con el cuarteto clásico Ars Nova, la Orquesta Filarmonía de Granada, o el Proyecto Musical Sinfonendo, ¿qué consejos le dio Álvaro Martinete para alcanzar el sonido flamenco desde el clásico?

Él, lo que me ha dado son esas claves para que el violín suene flamenco a la hora de hacer cantes, para que suenen los quejíos a la hora de tocar temas instrumentales o suenen los picados de la guitarra. Trabajando juntos hemos sacado ese sonido con el que hemos conseguido el premio. Esa complicidad en el escenario, tantos viajes juntos creo que también ha ayudado muchísimo.

¿Qué sintió la primera vez que escuchó un quejío en su violín? 

No es fácil encontrarlo, hay que buscarlo; pero cuando ya empezó a sonar sentir que estaba en el camino. Con el quejío flamenco le encontré la personalidad al violín. Creo que es un instrumento que en el flamenco sigue siendo algo innovador, pero no por ser el único, porque ya existen grandes maestros como Bernardo Parrilla, sino porque seguimos siendo pocos los que hemos llevado al violín hasta el flamenco. Al haber tan pocos casos creo que sigue llamando la atención. No quiero olvidar en el flamenco a otros instrumentistas melódicos como Juan Parrilla a la flauta, o Jorge Pardo a la flauta y el saxofón que son auténticos referentes. 

¿Qué aporta al flamenco la formación clásica?

El flamenco y lo clásico se aportan mutuamente. Yo creo que es algo recíproco, es un compendio que consigue hacer una fusión maravillosa, por eso llega tan bien al público. Creo que en cierto modo triunfa precisamente por esa mezcla. 

¿En qué cree que le ayudará este premio?

Me va a ayudar con esos proyectos que tengo en mente dentro del flamenco, y también con otros teóricos como el que ya tengo en marcha (estoy escribiendo un tratado). Me ayudará a que me conozca más gente, a tener otra proyección. Si Dios quiere eso influirá en tener más trabajo

«Voy a poner todo de mi parte para poder triunfar en el flamenco, que tiene una riqueza increíble, y en el que también yo voy a aportar»

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Seguirá su violín por el flamenco, ¿verdad?

Sí, voy a poner toda mi parte para poder triunfar en este mundo que tiene una riqueza increíble, y en el que también yo voy a aportar. 

Tras el Filón, ¿Cuál ha sido la llamada que más le ha sorprendido?

¡Todas! De no llamarme nadie, a llamarme todo el mundo…, ¡imagínese!

Y de ese proyecto que tiene en mente, ¿no me cuenta nada?

(Se ríe) ¡es que es muy goloso y no quiero que nadie me lo quite! 

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