La entrevista | Pablo Báez Contrabajista

"Tengo la necesidad de explorar en la música, en la cultura en general"

El contrabajista Pablo Báez, en un concierto.

El contrabajista Pablo Báez, en un concierto. / El periódico

En nombre del flamenco’ es el espectáculo que el 1 de julio se subirá a la Terraza del Teatro López de Ayala en Badajoz. Este es uno de los dos que, en el marco del XIV Festival Flamenco y Fado de Badajoz, están programados en la terraza de verano (el otro acogerá, el 30 de junio, el concierto de la fadista Misia). 

‘En nombre del flamenco’ es también la nueva obra de Pakito Suárez ‘El Aspirina’ (saxofón y piano) que, junto a Guadiana, sobrino del Porrina de Badajoz, José Mary Vargas (voz), Roberto Jaén (percusión) y Pablo Báez (contrabajo) aunarán el camino que ya de por si tienen trazado en su forma de entender el flamenco, en la manera de gestionarlo, profesional y emocionalmente; y en la armonía, compás y estilos musicales con los que estos artistas crean, presentan y desarrollan. Hoy hablamos con Pablo Báez (Huelva, 1980), el mismo que después de iniciarse durante algunos años de estudios de guitarra y percusión en los conservatorios de Huelva y Sevilla, finalmente se decantó por el contrabajo moviéndose, experimentando y creando entre el flamenco, el jazz y el clásico. En el ámbito de la música de tradición ‘culta europea’ ha colaborado con las Orquesta Filarmónica de Andalucía, la Sinfónica de la Universidad de Sevilla o la de Cámara Manuel de Falla; ha compartido escenario con artistas como Perico Sambeat, Rubén Dantas, Jerry González, Jorge Pardo, Josemi Carmona, o Montse Cortés, entre otros; pero realmente se dio a conocer con un proyecto de sonido ambisónico con composiciones y arreglos hechos por él grabados en localizaciones como un bosque, un dolmen, una iglesia o una cárcel abandonada. Un primer e innovador trabajo, ‘El testigo’ (2016) como solista, que le ha marcado como uno de los profesionales más emblemáticos a la hora de tocar su instrumento, y en la composición en general.

Nosotros, por lo pronto, seremos testigos de su visita a Extremadura en ese cruce de caminos que aúna flamenco y fado cada año en una Raya más cultural, que geográfica. Otra localización más, a la que tendrá que sumar su maestría. Pasen y lean. 

¿Hay fronteras cuando se aúnan flamenco y fado?

Ninguna. Es más, me parece un festival maravilloso e idóneo; es que tratar las dos músicas por separado estando la frontera tan cerca…, estando tan cerca dos países y que a veces ni nos miremos, es increíble. Es increíble que en la misma península convivamos dos países, con su propia lengua, costumbres…, pero al final hay unos lazos que nos unen, que se entienden muy bien. Podemos sentir culturalmente las dos músicas porque todo lo que sea acercamiento es positivo. En Badajoz además estuve tocando hace unos años con Jorge Pardo, ¡tengo muchas ganas de volver!

“Cuando el contrabajo suena bien se agradece mucho; tiene un cuerpo muy natural y permite a las sinfónicas, o a la música tradicional…, esa vibración de madera especial”

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¿Cómo se produjo esa llamada de Pakito Suárez?

¡La recibí con mucha alegría! Yo había trabajado conél, pero hacía tiempo que no sabíamos el uno del otro. Cuando hablamos y supe que era para formar parte de su música me hizo una tremenda ilusión. Siempre hemos tocado en otros proyectos, así que este será algo muy especial. Estoy deseando volcarlo todo y compartir con los compañeros.

El trabajo ‘El testigo’ ha supuesto un antes y un después en su vida artística, ¿cómo surgió? 

Surgió a partir de una idea, y luego encontrándote a toda esa gente que te va aportando algo. Finalmente surgió otra cosa diferente a la que inicialmente tenía pensado…, todo fue poco a poco. Tenía unas ideas y unos temas que quería sacar, animado por los compañeros y en un momento que disponía de tiempo trabajé todo lo que tenía guardado, reuní a algunos músicos y conocí a Bernardo Faustino con el que coproduje el disco, ¡el culpable de esta técnica ambisónica porque era él el que la llevaba! Lo que si tenía claro es que no quería que el disco fuera una grabación de estudio al uso, quería un directo y en distintas localizaciones. 

Perdone, pero ¿podría explicarnos qué es el sonido ambisónico?

Consiste en un solo micro de cuatro cápsulas que graba todo el sonido, incluido el ambiente y lo capta en 360 grados; como lo que se ve en imágenes, pero en sonido. Que yo sepa, no hay en el mercado comercial reproductores que ofrezcan, tal cual, cómo está grabado, pero puede simularse el efecto sonoro en el propio disco. Está el estéreo que sería el clásico de dos fuentes sonoras, derecha e izquierda; y el formato binaural que simula el espacio sonoro, como cuando estás en un directo y lo escuchas todo, tal cual se escucha en la sala, ¡con el sonido en todas las direcciones! Lo ideal para reproducir este formato es estar rodeado de altavoces.

«Lo mejor de mi trayectoria es conocer a tantos compañeros y maestros y compartir con ellos, dentro y fuera del escenario»

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¿Qué encontró en el contrabajo que no halló en la guitarra ni en la percusión?

No es que yo lo buscara…, fue algo casual. Cumplía una carencia en el grupo con el que yo tocaba, comencé con el contrabajo y me animé a seguir. Tengo facilidad para aprender nuevos instrumentos y ¡ahí me metí yo! 

¿Qué aporta el contrabajo a la música en general?

Una calidez en los bajos, ya sea eléctrico u otro instrumento de registro grave, pero la madera del contrabajo tiene una vibración especial que te remite a otros tiempos. El contrabajo es un instrumento como anacrónico, hoy en día no tiene mucho sentido con los avances tecnológicos que existen que incluso son más fáciles de transportar…, con otros instrumentos puedes conseguir un sonido más eficiente porque para sonorizar este instrumento siempre es complicado, ahora, cuando el contrabajo suena bien se agradece mucho, tiene un cuerpo muy natural y permite a las sinfónicas, o a la música tradicional…, esa vibración de madera especial. 

Se ha licenciado en música clásica por el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla, pero también comenzó en su día el grado superior en Ámbito de Jazz y Música Moderna…, como, con los instrumentos, comienza, cambia… 

Mi vida es así…, es que realmente mi trayectoria es irregular (se ríe)

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de esa trayectoria irregular?

¿Lo mejor? Conocer a tantos compañeros y maestros y compartir con ellos, dentro y fuera del escenario; ¿lo peor? Todos siempre sufrimos en la vida. Hay veces que las cosas no son fáciles y para aprender una cosa tienes que pasar fatigas; o esperar que pasen años hasta que te llama alguien para tocar. No es llegar y tocar, necesitas años de trayectoria para prepararte y que llegue el momento. 

"En la música se vive por etapas, nada es para siempre"

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¿Y a usted le ha llegado ya el momento?

En la música se vive por etapas, nada es pa

ra siempre. De hace unos años para acá ando un poco más parado. Subes y bajas. Son etapas, pero cuando llegas a un nivel hay que mantenerlo. 

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¿Por qué el artista siente esa necesidad de explorar y manejar tantas disciplinas musicales?

Tengo necesidad de explorar en la música, en la cultura en general. En mi caso tengo esa inquietud, la verdad, siempre la he tenido. No me encasillo como contrabajista, me gustaría seguir aprendiendo porque me nace de dentro, no es algo exterior. Me interesan mucho todas las expresiones artísticas musicales y culturales en general. Yo creo que es una fuente que no para de darnos, siempre descubriendo y eso es lo que te anima a seguir porque sino sería aburrido.  

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