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ENTREVISTA MANOLO HUSSEIN. Entrenador del Cáceres CB

"Me he sentido solo y abandonado"

 El técnico analiza el descenso y denuncia que el presidente le "faltó al respeto" al ofrecer el banquillo a Orenga duran

"Me he sentido solo y abandonado"

A punto de coger el vuelo que le devuelva a Las Palmas, Manolo Hussein analiza el descenso del equipo que ha dirigido esta temporada, el Cáceres. Aunque autocrítico, dispara con precisión, apuntando sobre todo contra el presidente, José María Bermejo.

¿Cómo se siente casi dos semanas después del final de la competición?

--Como nos sentimos todos los que hemos estado embarcados en este proyecto: mal. Hemos intentado durante muchos meses un objetivo que no se ha podido lograr. Siempre que te pones un reto que no consigues te sientes frustrado y decepcionado.

¿Se atreve a hacer balance ya?

--He tenido tiempo para pensar. La perspectiva siempre es buena para dar frialdad y objetividad a los análisis. Ver las cosas desde fuera es mejor, sin las reacciones emocionales del momento.

Empiece con la autocrítica. ¿Cuál ha sido su gran error?

--Todo el que toma decisiones se equivoca. He cometido errores muy puntuales en la temporada, en detalles de la confección del equipo, o en partidos concretos. En líneas generales mi sintonía de responsabilidad es importante, porque para eso soy el entrenador, pero es compartida. La situación que nos ha rodeado ha sido tan complicada que hasta tomar decisiones ha sido difícil.

¿Le han dado ganas de marcharse alguna vez?

--No. Ha habido muchos momentos de tensión, en los que las cosas no iban como debían. Yo me encontraba bastante solo, especialmente por el apoyo que me debía venir desde el club. Pero tenía un gran sentido del deber respecto a los que formaban parte del equipo. Me había comprometido con los jugadores y no ha lugar a que cuando haya problemas uno abandone. Siempre tenía la esperanza de que pudiésemos salvarnos al final.

Usted ya sabía que venía a un equipo con problemas económicos...

--Sí, pero lo que desconocía era todo lo que nos fue ocurriendo durante la temporada. Una cosa es tener problemas económicos y otra estar tres meses sin cobrar. O que se te vayan los jugadores porque no les pagan. O que no puedas reforzar convenientemente el equipo porque los agentes no quieren negociar contigo porque se les debe dinero. La situación se fue agravando tanto que el propio día a día se hacía insoportable.

¿Qué le parece que se ofreciera su puesto a otras personas en plena temporada?

--Yo lo sabía. Indudablemente, también sé a quién se le ofreció. Me parece una falta absoluta de respeto. Tanto que se habla de respeto ahora por parte de algunas personas... pues esto es una grandísima falta de respeto. Entiendo que el presidente me destituya si la cosa no va bien. Son las reglas del juego. Ahora bien, lo que no entiendo es lo que pasó alrededor y que no se me comunicara, que no hubiese una conversación personal entre el presidente y yo. Encima, se le propuso llevar el equipo a un jugador de mi plantilla (Juan Antonio Orenga). Esta es la falta de respeto más grande hacia mi persona, mi profesión y hacia el propio equipo. Yo no tengo ningún problema con el jugador. El no es el responsable, sino el presidente. Orenga actuó según lo que le dictó su conciencia. Esta información la sabe el vestuario y me gustaría que la gente reflexionase sobre la posición en la que quedo yo delante de los jugadores. Te quedas desvalido, pero afortunadamente la inmensa mayoría de la plantilla eran unos grandes profesionales que lo que hicieron fue trabajar con más ahínco.

¿No ha estado peleado con el vestuario?

--En absoluto, a pesar de que el ambiente que se crease no fuese el idóneo. No he tenido ningún problema con ningún jugador, aunque lo más fácil hubiera sido tenerlos. Exigir a unos jugadores que no están al día en el cobro no es fácil. Lo único que ha habido son los problemas que tiene cualquier entrenador con cualquier jugador, que siempre quiere jugar más.

Lo que sí parece claro es que no tenía buenas relaciones con el consejo...

--Yo diferenciaría. Conozco a personas que forman parte del consejo con los que la relación fue correcta. Con el presidente la relación fue simplemente nula hasta llegar a un momento en el que no nos hablamos. Esa no es la mejor dinámica para trabajar y resolver los problemas. Todo se hacía a través de Martín Fariñas. ¿Tan solo se ha sentido?--Sí. Solo y abandonado. Me he apoyado en determinadas personas, en primer lugar en Mario Madejón. Ha sido un grandísimo profesional, un grandísimo currante y un gran amigo con el que he compartido todos estos momentos. Después en Martín también, aunque él no era el responsable de la solución económica. Me escuchaba y hacía de nexo de unión entre la plantilla y el presidente. Cuando necesitaba un hombro, también le tenía a él. La gran pregunta: ¿Con Thomas y Petrovic se hubiera bajado?--La sensación que yo tengo en lo más profundo de mi ser es que con ellos dos no descendemos, que nos salvamos de una manera más que tranquila en la ACB. Eran los dos jugadores con más talento en este equipo. Especialmente Deon Thomas era el más capacitado para desequilibrar en el uno contra uno y resolver en los momentos difíciles. Perdimos a dos referencias vitales que luego no pudimos sustituir. Eso fue un palo que nunca pudimos superar. ¿Cuál ha sido el momento más difícil?--Hubo dos: antes del partido en casa ante el Auna, porque llevábamos tres meses sin cobrar y cinco jugadores estaban a punto de irse. De hecho, uno de ellos se marcha (Petrovic). Después, tras perder en Manresa, cuando se monta esa historia de ofrecerle mi puesto a gente. Pasé una situación muy desagradable, porque estaba como el resto de los jugadores, con problemas para pagar incluso nuestros pisos. Me vi solo y desamparado. Luego conseguimos ganar tres partidos consecutivos. Se le reprocha no abrirse y tener sólo un amigo en Cáceres, su ayudante, Madejón...--A lo mejor es cierto que no soy un buen relaciones públicas. Pero yo no soy eso, soy un entrenador de baloncesto. No soy un responsable de y tener sólo un amigo en Cáceres, su ayudante, Madejón...marketing o un jefe de prensa. Me pagan por hacer mi trabajo. Que yo caiga más o menos simpático son cuestiones de afinidades personales. Se me tiene que juzgar como profesional de baloncesto. Aparte, aquí en Cáceres me he encontrado muy a gusto. Y tengo amigos, pero al margen de lo que es el baloncesto. Esta semana, Juan Sanguino ha dicho en la Ser que usted les maltrataba a los jóvenes...--No me gusta opinar sobre las opiniones de los demás. Todas son respetables. Todo depende de quién cuenta la historia. Hay que analizar el trabajo que intentamos hacer con los jóvenes. Quizás ellos no tenían la suficiente mentalidad como para aceptar venir a los entrenamientos, cumplir unos horarios, unos entrenamientos exigentes. Muchas veces se exigía su presencia y renunciaban a venir. El caso de este jugador es uno de ellos: se ponían entrenamientos voluntarios para trabajar con el segundo entrenador y muchas veces el segundo entrenador se encontró solo. Cuando se es joven hay que estar en disposición de aprender y escuchar, de trabajar y echarle horas. Cuando no tienes capacidad de trabajo, difícilmente vas a mejorar. Cuando haces esos comentarios, primero tienes que preguntarte si tú has cumplido. Y es que se dice que usted entrenaba demasiado...--Sí. Lo dicen los mismos que decían que la temporada pasada se entrenaba poco. Eso lo contesta todo. ¿Se ve en la ACB en breve? ¿Cómo afectará este fracaso a su carrera?--No lo sé. Esto afecta a mi trayectoria, pero todo el mundo del baloncesto sabe qué circunstancias han rodeado este año al equipo. Confío en que no se me juzgue por este año, sino por mi recorrido. Si estoy en ACB, entrenaré; si no, en otra categoría. Esperaré mi oportunidad.

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