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REPORTAJE

Badajoz, entre el vértigo y la velocidad

Badajoz, entre el vértigo y la velocidad

Ambiente de lujo en el Viejo Vivero. El vetusto estadio de fútbol en el que el CD Badajoz escribió en el pasado capítulos de gloria con ascensos inolvidables y cientos de partidos durante años volvió a ofrecer un aspecto de gala en el graderío. En esta ocasión, no había balón de por medio, ni árbitro. Ni tan siquiera futbolistas. Se trataba del Campeonato de España de supercrós, un evento que precisamente fue organizado por el club albinegro y que no pasó desapercibido por los 4.000 aficionados, que ocuparon el cemento desde las diez y media.

A pesar de que el evento comenzó con un ligero retraso, las ganas de ver saltos, derrapes y filigranas de todo tipo sobre las motos endulzaron la espera. Comenzaron los pequeños. Jovencísimos niños cabalgaron sobre sus KTMs y demostraron que llevan el motocrós en la vena. Ellos practican sobre sus monturas en lugar de hacerlo, como la mayoría de los chavales de su edad, a los mandos de su play-station. Aquí, las caídas duelen más, pero el calor de los aplausos les mueve. Muchos de los padres ejercen de mecánicos, de entrenadores y, sobre todo, de seguidores muy fieles.

Los pequeños abrieron con la primera manga, la sesión de espectáculo, que poco a poco fue incrementándose. Aunque para mangas, las que le hubiera gustado tener a cada uno de los espectadores. Un viento bastante fresco sacudía a los presentes y fue enfriando los ánimos. Desde los acicalados jóvenes que presumían de chicarrones del norte con sus camisetas ajustadas hasta las jovencitas, con sus palabras de honor y sus recortadísimas minis se quedaban como témpanos entre salto y salto.

Sin embargo, cuando llegó la gran final, los seguidores combatieron el termómetro a base de aplausos. Los más especiales se los llevaron los que previamente habían sufrido aparatosas caídas y que todavía resistían sobre sus abolladas motos y, claro, los dos primeros clasificados: Manu Rivas y Xavi Hernández --que nada tenía que ver con el futbolista del Barcelona, pese a la coincidencia nominal.

Por otro lado, este diario no pudo acceder a los resultados de las otras categorías por el exceso de celo de algún vigilante, quien en la obsesión por cumplir su deber le dio claramente la espalda al sentido común. De todos modos, la cita resultó todo un éxito, que sigue demostrando el seguimiento que tienen las pruebas motociclistas. En época de crisis para otros deportes en la región, el motocrós aparece como una alternativa a considerar.

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