Síguenos en redes sociales:

Encendiendo la mecha

TStaludos estimados lectores. Han sido meses largos sin vuestra compañía semanal, pero es difícil no echar de menos ese momento de reflexión en el que uno expone sus vergüenzas, desde el punto de vista intelectual y desde "el fondo". Pero aquí estamos de nuevo mientras este periódico y mis amigos de la redacción de deportes lo permitan.

Este fin de semana pasado dio comienzo una nueva temporada atlética, que se distribuye de noviembre a octubre del próximo año. La primera de un nuevo ciclo olímpico, ya dejamos atrás Londres 2012 como hace 4 años dejamos atrás Pekín 2008. Sueños olímpicos rotos de cuyas cenizas quizás renazcan nuevos.

Pero para eso aún nos queda camino y como buen maratoniano, se hace camino con cada paso, o con cada zancada, que no quiero plagiar a Antonio Machado. Así que este domingo nos pusimos en marcha, de forma privilegiada para mí, en Almendralejo.

La noticia la tenéis en el periódico, no abundaré en resultados, pero si el sentimiento especial que doy y daré a ese día, a esa prueba. Después de una temporada aciaga que comenzara a torcerse el 5 de septiembre de 2011 tras la maratón del Mundial de Corea del Sur. Una temporada plagada de problemas de salud en la que tuve que renunciar y enterrar mi sueño olímpico.

No puede haber mejor escenificación del retorno que en casa, en la localidad que me vio nacer para la vida y para el atletismo, con mi familia de siempre y la que lo será, Amaya y nuestra Ariadna, con el cariño de muchos aficionados, amigos, compañeros.

En pocas horas, en los alrededores de la plaza de Espronceda, en el escenario del Carolina Coronado, en el epicentro del romanticismo español, con buen vino de regalo y cordialidad, se unieron pasado, presente y futuro de mi historia particular para dar vida a un nuevo sueño, sueño con el que vivir y disfrutar los próximos años. ¡Y aquí espero poder contarlo cada martes!

Pulsa para ver más contenido para ti