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tribuna

El orgullo de cumplir 30

Cumplir años siempre es gratificante. Más si quien lo cumple es un club deportivo, creado en un entorno rural, nacido de la idea de hacer fuerte el deporte femenino. En este caso a través del voleibol.

En el 2017 cumplimos años en el Voleibol Arroyo, el club Voleibol Nuestra Señora de la Luz. Exactamente será el 18 de febrero, pero la efemérides nos llena de orgullo a todos y todas los que en la actualidad formamos de una manera o de otra el club, que disfrutaremos la celebración durante todo el año.

Hace cinco años, cuando se cumplían las bodas de plata de este humilde club arroyano, luchábamos por un ascenso a la máxima categoría del voleibol español: la Superliga. No lo conseguimos esa temporada y al finalizar la misma, me proporcionó Santos Jorna, entonces alcalde de Arroyo de la Luz, un breve encuentro con el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. En el mismo le expuse la decepción momentánea ya que no lo habíamos logrado, pero que le prometía que seguiríamos trabajando por llevar el deporte femenino extremeño de equipo hasta la élite del voleibol nacional.

Un año más tarde, el 20 de mayo de 2013, conseguíamos el ansiado ascenso a la Superliga española en un partido memorable contra Vall d’Hebrón de Barcelona, hasta entonces invicto y agrandamos un poco más el grado mediático de las «princesas de Arroyo» en el deporte extremeño.

Han pasado cuatro años, y lejos de ser un equipo ascensor, nos seguimos manteniendo en la categoría. Es verdad que esta última temporada con más penas que gloria. Es verdad que somos últimas clasificadas y que la victoria se nos niega. Pero no que el equipo no trabaje y siga ilusionado por hacer que un pueblo extremeño de poco más de 6.000 habitantes siga haciendo disfrutar a Extremadura de la élite deportiva del voleibol español cada quince días y además paseé con orgullo el nombre de esta tierra por toda España.

No es fácil estar ahí y lo estamos consiguiendo gracias, en primer lugar al esfuerzo de una gran directiva que está explotando los recursos disponibles en su ámbito, a un Ayuntamiento que siempre apoyó este proyecto deportivo hasta convertirse en social, y a unas instituciones, Diputación de Cáceres y Junta de Extremadura, que desde la subvención de una y el patrocinio de la otra a través de la Fundación Jóvenes y Deporte, han creído en nuestra idea apoyando desde cualquiera de las opciones políticas que estuviese en la institución y reseñando siempre como «club referente» del deporte extremeño.

Pero el verdadero referente y orgullo de nuestro club es el trabajo de cantera. Las decenas de niñas de Arroyo de la Luz que hacen voleibol cada temporada y que con la vista puesta en el primer equipo, trabajan cada año por mejorar para llegar en el futuro a representar a su pueblo, a su «tierra extremeña», primero como miembros de las selecciones autonómicas infantil y cadete y dar el gran salto al equipo de Superliga.

Pero siendo este el sueño y la ilusión de muchas de nuestras chicas, no es fácilmente realizable. El camino hacia la élite del deporte es difícil. Hace falta compromiso y trabajo personal, esfuerzos familiares y compatibilizar estudios y tiempo de ocio. No todas lo llevan bien esto, ni lo llegan a conseguir. En el camino se quedaron muchas, las más, porque para la élite no valen todas. El trabajo también complica. Pero la que llega no sólo cumple su sueño, cumple con la ilusión de las que empezaron con ella. Cumple el sueño del creador del club, el maestro de Educación Física José Fragoso, que con su idea del deporte para la mujer en los años 70 del siglo pasado, dio la base filosófica y estructural de lo que hoy podemos disfrutar en Arroyo de la Luz: un club con gente ejemplar, que con su manera humilde de hacer ha marcado una línea de crecimiento y trabajo que siguen algunos en el deporte regional. Un club «orgullosamente» de pueblo que apuesta por seguir haciendo que las «princesitas» de Arroyo de la Luz sigan la estela de la “princesas” Yohana, Bea, Gala, Loli, Nena, María.

Ellas disfrutan de su sueño cada entrenamiento. Ellas trabajan para que ese sueño sea lo más largo posible.

Sólo así se entiende celebrar 30 años y sentirse orgulloso de ello.

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