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JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO 3 LA PRIMERA MEDALLA ESPAÑOLA EN 26 AÑOS

Regino da el salto a la historia

El ‘rider’ logra un gran éxito al llevarse por sorpresa el bronce en el espectacular snowboardcros

Regino da el salto a la historia

Han tenido que pasar 25 años y 361 días para que España fuera capaz de colocar a otro deportista en el podio de unos Juegos Olímpicos de Invierno. Y no fue el principal candidato, el que sonaba en todos los pronósticos, Lucas Eguibar, el que lo consiguió, sino un hombre crecido a la sombra del donostiarra que, en la madrugada española de este jueves, entró con estrépito en la historia del olimpismo español.

Regino Hernández, un ceutí afincado en Mijas (Málaga) de 26 años, superó una por una todas las eliminatorias en la espectacular modalidad de snowboardcros sobre tabla de nieve para colarse por sorpresa entre los tres medallistas, en la categoría de bronce, solo por detrás del campeón que defendía título, el francés Pierre Vaultier, y el australiano Jarryd Hughes. El abanderado Eguibar (24 años), en sus segundos Juegos, fue eliminado en octavos de final cuando solo llevaba 10 segundos de carrera tras caerse al chocar en un salto con otro snowboarder , mientras que el tercer español, el cántabro Laro Herrero (28), fue quinto y último en su bajada de octavos de final.

SORPRESA HISTÓRICA / Pero ayer fue, sin duda, el día de Regino, que protagonizó con todas las de la ley una sorpresa olímpica similar a la que en otra madrugada histórica (el pasado día 13 se cumplieron 46 años de la gesta) materializó Paquito Fernández Ochoa, cuando en el eslalon de Sapporo 1972 superó contra todo pronóstico a los primos italianos Gustavo y Roland Thoeni.

Poca gente se levantó aquella noche para seguir la carrera en blanco y negro por televisión. Pocos fueron también los lo que lo hicieron ayer para contemplar una apasionante serie de eliminatorias y finales en el snowboardcros del Phoenix Snow Park de Pieonchang, esta vez retransmitidas en color. El bronce de Blanca Fernández Ochoa en Albertiville-92 hace 25 años y 361 días tuvo más seguimiento, sobre todo porque el público estaba avisado de las opciones de la hermana pequeña de Paquito, ganadora de varias Copas del Mundo y de dos diplomas olímpicos en Sarajevo-84 y Calgary-88.

SUSTO EN OCTAVOS DE FINAL / «Estoy deseando que llegue la entrega de medallas para poder sentirla en el cuello», aseguró ayer el nuevo héroe olímpico. «Ha sido un día increíble, más contento no puedo estar. Da igual que sea bronce, oro o plata; es una medalla olímpica», explicó el rider nacido en Ceuta hace 26 años y trasladado de niño a Mijas (Málaga), que en sus terceros Juegos (fue 31º en Vancouver 2010 y 21º en Sochi 2014) dio una de las campanadas más sonadas en la historia del olimpismo español.

Toda esa gloria se podría haber frustrado si en la primera ronda, de octavos de final (ocho series de cinco snowboarders), Regino Hernández hubiera entrado en la meta 16 centésimas de segundo más tarde. Ese fue el lapso de tiempo que le dio el tercer puesto. Pasado el susto, las rondas de cuartos y semifinales (ya con seis riders por carrera) fueron un sorprendente paseo para el español, que ganó las dos dejando por detrás un reguero de caídos y accidentados en el técnico trazado surcoreano.

HEREDERO DE LOS OCHOA / En la final grande (seis mejores), Regino salió segundo, por detrás de Vaultier, y mantuvo la serenidad cuando Hughes le superó a media prueba. En un salto, los tres rivales que iban detrás (los estadounidenses Nick Baumgartner y Mick Dierdorff y el australiano Alex Pullin) se cayeron al unísono y el español, con el bronce asegurado, atacó incluso la plata, que se le escapó por solamente 11 centésimas.

«He pasado por cuatro dedos a los cuartos de final», reconoció Regino, que se quedó sin plata por tres. Pero no le importó el color del metal. «Ganar esta medalla, además haciendo historia, es algo increíble, es algo con lo que había soñado toda mi vida», aseguró el bronceado campeón, que desde ayer se situó a la altura de los hermanos Fernández Ochoa. «¡Claro que sé quienes son!», exclamó. «Este año me dieron precisamente el premio Francisco Fernández Ochoa», aclaró Regino, sucesor de la saga de Navacerrada.

Regino Hernández, el tercer medallista español en unos Juegos de Invierno, es todo un personaje que, más que esconderse detrás de una barba y bajo una coleta, destaca precisamente por su personalidad. Crecido deportivamente a la sombra de su amigo, el donostiarra Lucas Eguibar, ha sabido esperar su momento para saltar con toda su fuerza a las primeras páginas con una gesta similar, por inesperada y sorprendente, a la que protagonizó hace 46 años Paquito Fernández Ochoa al ganar el eslalon de los Juegos de Sapporo-72.

Regino compitió el miércoles con un casco plateado con el ocho en número romanos en memoria de su amigo Ángel, fallecido hace tres años en Sierra Nevada practicando precisamente snowboard. Sobre el podio, compartido con el doble campeón olímpico, el francés Pierre Vaultier, y el australiano Jarryd Hughes, elevó los dos dedos índices al cielo para recordar también a Israel Planas, el entrenador catalán que falleció a los 41 años de un infarto cerebral el pasado mes de marzo, menos de una semana después de que Regino y Lucas lograran en el Mundial de Sierra Nevada la plata en la prueba por equipos. El snowboarder no se afeitará y se tatuará la cara de su ‘skiman’.

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