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Humillaciones en la base

Me escribe un hombre de la cantera cacereña de toda la vida apenado por haber asistido a una humillación que, con frecuencia, se da en los campos de fútbol sala y fútbol 7 locales en las categorías menores.

El problema no es nuevo. Es, como el propio protagonista de la denuncia, de toda la vida. A mí, no por repetido, siempre me ha parecido algo negativo para el deporte de base, y no solamente en fútbol o fútbol sala (en baloncesto es, quizá, más sangrante) esto de los resultados escandalosos, y no por el hecho en sí, sino por la huella psicológica que provocan en los jovencísimos deportistas.

Hay que saber perder, efectivamente, pero quizá más importante es saber ganar. No siempre ocurre, por desgracia, cuando hay una diferencia abismal de calidad, y de físico, generalmente también)

A mí, qué quieren que les diga, me duele que se comente que hay niños que no quieren volver a jugar porque se sienten humillados por el contrario. Hace muchos años también ocurría esto, aunque afortunadamente se ha ganado en educación deportiva.

Buena parte de culpa de este fenómeno lo tienen los propios clubs, en concreto, la mayoría de las veces, los entrenadores. La victoria debe ser prioritaria, no digo que no, pero la humillación sistemática al rival no. No me parece de lo más normal que se den, como se dan, resultados de 20-0 con demasiada frecuencia en nuestro fútbol de base. Y que se cierren actas con el rival a 2-4 puntos en baloncesto. Y esot me hace cuestionarme ¿Que es deporte, que hay competición y que esto es la ley del más fuerte? Sí, claro, el más fuerte gana y debe ganar, pero no a cualquier precio para el oponente. Sé que esto es antipopular y que hay quien está en profundo desacuerdo, porque los tanteos altos siempre han existido. Yo no los denigro, pero a veces son insanos.

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