A Roeland Schaftenaar le cuesta introducir sus 210 centímetros en un Mazda MX-5, uno de esos coches deportivos pequeñitos de dos plazas. Pero el gigante del Cáceres Patrimonio, su techo esta temporada, al final lo consigue. El objetivo, simplemente posar para los medios. Cuando sale de ese ‘minicoche’, busca un SUV entre el surtido de vehículos de Hikari Motor, nueva empresa colaboradora de la entidad verdinegra. «Este es mejor», dice el holandés, un jugador que ha llegado para ser una pieza importante en el equipo y que en el primer partido cumplió las expectativas, siendo el MVP de los cacereños ante el Melilla: 13 puntos, 8 rebotes y 23 de valoración en 23 minutos en pista.

No rehúye la presión. Pero tampoco la asume toda. No por que no quiera, sino porque cree que en el Cáceres hay más jugadores «capaces de asumir responsabilidades, gente con roles importantes. «Yo vengo a poner trabajo, a ayudar, a ser el mejor jugador posible».

Roeland Schaftenaar, internacional con los Países Bajos, llegó al Cáceres procedente de la liga griega, aunque conocía bien la LEB Oro, donde jugó entre el 2010 y el 2014. Durante las negociaciones para recalar en el equipo extremeño le atrajo el proyecto que le contaban tanto Sergio Pérez, director deportivo, como Roberto Blanco, entrenador. «Tras hablar con los dos me pareció una buena opción venir al Cáceres, estoy contento por volver a España y creo que vamos a poder disfrutar de un año que pienso puede ser francamente bueno».

En su etapa de juventud en la LEB Oro se desenvolvía más como un ala-pívot, pero en Grecia, cuenta, ha jugado más de ‘5’, de pívot. «Me da igual jugar en un sitio o en otro, en las dos posiciones puedo funcionar bien, añade el holandés, que este viernes, ante el Ourense, espera un partido «muy complicado». «Ellos lo han hecho francamente bien ante Valladolid (derrota 89-87) y contra Palencia (victoria 75-68) y para ganarles nosotros tendremos que hacerlo lo mejor posible». Y para conseguirlo cree que será importante el apoyo de la afición. «Es extraño jugar en pabellones sin público, sin ruido, aún más si juegas en casa, porque el factor público puede darte un extra de energía. Y también presionar al rival y a los árbitros», añade. De momento, y a pesar del estado de alarma, podrá seguir contando con el calor de la grada del Multiusos, aunque haya limitación de aforo.