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Diego Lanchares, ligado al Casar

El farmacéutico, veterinario y escritor reimpulsa al club de la localidad cacereña tras hacerse cargo de la presidencia. Dice que se fue del CPC "muy defraudado" y ahora vuelve a colaborar

Diego Lanchares, ligado al Casar

«Esta localidad tiene un tejido industrial tremendo y Cáceres está al lado. Haciendo una buena gestión tendremos la posibilidad de llegar arriba». Diego Lanchares González (Sevilla, 16 de noviembre de 1971) es, desde este pasado verano, presidente del Casar de Cáceres Sotobosque, club de la Segunda División extremeña al que ha llegado con la idea de reimpulsarle hacia categorías mayores. «Si la gente se implicara, como mínimo a Tercera, aunque no soy muy partidario de dar por seguro esto porque dependes de muchas cosas y no es nada fácil», aclara.

Piruetas del destino, o preso de las decisiones de cada uno, Lanchares fue uno de los más significados colaboradores del Cacereño (incluso se le ofreció la posibilidad de ser presidente hasta en tres ocasiones), hasta que salió del club en 2018 «un poco defraudado y desencantado con según qué cosas del mundo del fútbol», afirma enigmáticamente, sin querer entrar en más detalle. Este farmacéutico, empresario de clínicas de veterinaria y escritor (cinco novelas, la próxima aún sin publicar, las dos primeras no han visto la luz) dice que ha vuelto a colaborar con el CPC en forma de patrocinio esta temporada, pero ahora gran parte de sus esfuerzos se centran en el club casareño.

«Conocí a la gente del Casar por mediación de Oñi, que era el entrenador del equipo de veteranos del que yo también era el presidente, y son maravillosos gente como Benito o Miguel. Necesitaban a alguien de mi perfil después de que montara una clínica veterinaria en el pueblo. No tenía vinculación hasta entonces, y yo encantado», relata Lanchares, que impulsa este proyecto «muy ilusionado», «sin prometer nada porque esto depende de que entre la pelotita o pegue en el larguero» y agradecido «por lo bien que me han acogido en el pueblo», apunta.

«Aquí partimos prácticamente de cero, aunque en el equipo hay bastante gente de años aneriores, y de momento vamos muy bien, con dos victorias en dos partidos. Esto es un proyecto serio. Al fútbol hay que ir con dinero. A mí me apetecía entrar en este proyecto y creo que hay potencial suficiente», explica Diego Lanchares, quien asegura que se están cambiando costumbres antiguas y que para cada partido fuera de casa el viaje se hace en autobús.

El Cacereño puede estar en las próximas fiestas de El Ramo, según se ha comprometido Lanchares. Para entonces esperan, con el permiso del covid-19, subir a Primera extremeña. De momento, sonríe cuando se le plantea que el Sevilla, el Cacereño y el Casar son sus clubs. Y no solamente sonríe: lo termina afirmando nítidamente.

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