92 - Cáceres Patrimonio d e la Humanidad: Jorge Sanz (9), Devin Schmidt (26), Sylvester Berg (2), Paco del Águila (3), Roeland Schaftenaar (18) -cinco inicial- Ferrán Ventura (9), Jeff Xavier (7), Aitor Etxeguren (0), Raven Barber (18).

86 - Levitec Huesca: Kimbal McKenzie (16), Michael Moore (23), Jorge Lafuente (3), David Cubillán (8), Ramón Vila (14) -cinco inicial- Facundo Corvalán (7), Ignacio Rosa (14), Luis Parejo (2), Jacob Round (2), Ander Urdiain (1), Nacho Giráldez (0).

Marcador por cuartos: 30-16, 49-40 (descanso), 70-60 y 92-86 (final).

Árbitros: Mas, Terreros y Gómez. Sin eliminados.

Incidencias: 400 espectadores en el Multiusos.

El 90% de la salvación ya la tiene el Cáceres Patrimonio de la Humanidad en su bolsillo. Su trabajadísima victoria ante el Levitec Huesca (92-86) le deja en una situación matemática muy favorable de cara a las dos últimas jornadas, en las que solo una concatenación de resultados muy concreta --empezando por sus derrotas ante Canoe y Girona-- le mandaría a la LEB Plata. Además, sus posibilidades de pelear por ser campeón de grupo y disputar así los ‘playoffs’ de ascenso, un delicioso postre a una temporada rarísima, también han crecido, aunque para ello probablemente haya que ganar lo que queda.

El equipo de Roberto Blanco mostró su versión doméstica: tremendo compromiso durante los 40 minutos sazonado de inspiración ofensiva por momentos. Se trata de una atinada combinación para sumar en esta liga y que, lamentablemente, pocas veces ha logrado fuera del Multiusos. Ese va a ser el ‘debe’ de esta escuadra, a la que no le faltan desde luego jugadores arrebatadores.

El principal de ellos es desde luego Devin Schmidt, protagonista absoluto del primer tiempo. Lo suyo suele llamarse ‘terrorismo’ en un argot muy particular y muy negro del baloncesto: el hombre que dinamita los partidos, a veces para bien y otras para mal. Esta vez salió le cara, como la mayor parte de las veces de la temporada, porque cuando tiene el aro entre ceja y ceja es sencillamente imparable. Al final del primer cuarto ya llevaba 12 puntos (5 de 5 en tiros) y al descanso, 20. Pero no es solo puntería: también es determinación, pases sin mirar y, cuando entra en combustión, incluso gran trabajo defensivo. ¿Un futuro ACB? Puede ser...

Jorge Sanz entra a canasta. SILVIA SÁNCHEZ

Desde luego, fue el faro que guió el mejor cuarto ofensivo de los verdinegros esta temporada (30-16) ante un Huesca voluntarioso, pero que no las veía venir.

Sin embargo, los aragoneses no se limitaron a sacar el paraguas. Se jugaban incluso más que el Cáceres y no se desengancharon del partido casi en ningún momento a partir de entonces. Además, aprovecharon los problemas de faltas de Jorge Sanz, el único base sano del Cáceres, para sembrar la confusión y acercarse muy rápidamente (37-31, min. 14).

Estaba claro que tocaba remar Tajo arriba, por mucho que en el intermedio el electrónico luciese con un 49-40. Había argumentos para ello porque, al contrario de lo que ha sucedido otras veces, Schmidt no estaba solo y se encontraban buenas vías para que el balón llegase en condiciones a los interiores Raven Barber y Roeland Schaftenaar.

Más sudor

Tras el paso por los vestuarios, Huesca siguió haciendo la goma (53-48, min. 24). No tiene mala plantilla y, si termina descendiendo, será la demostración de la exigencia terrible que ha tenido la lucha por la permanencia esta temporada.

A esas alturas ya había saltado a la pista Luis Parejo, aplaudido en varias ocasiones por la que fue su afición durante siete años. No está en su mejor momento, pero nunca ha sido un jugador de grandes números. Varios de los acercamientos de su equipo se produjeron con él en pista, aunque no tocase mucho balón.

La distancia seguía siendo prudencial a falta de diez minutos (70-60) y, aunque existía cierta sensación de control de la situación por parte local, no convenía el más mínimo descuido. Con la fuente de Schmidt secada durante cuarto y medio, fue un acierto continuar el plan de meter bolas dentro a Barber, que tras algunas semanas flojas recuperó su condición de hombre importante cuando pisa la pintura rival. Las rotaciones iban saliendo perfectas además. 

Jugadores del Cáceres celebran en el banquillo una canasta de sus compañeros. SILVIA SÁNCHEZ

No terminaron los oscenses de meter miedo y, con el triunfo doméstico asegurado, la batalla durante el minuto final se centró más bien en el ‘average’ particular, que estaba en +7 a favor de los visitantes. Cáceres lo tuvo cerca con una decena de puntos a falta de 60 segundos, pero se embolilló y un triple final de Cubillán supuso ese mínimo borrón que muy probablemente no tenga influencia porque los hipotéticos empates con Huesca serían múltiples y no directos. 

Al final, fiesta en las gradas porque después de tantos meses de sufrir desde casa, hay que disfrutar las ocasiones. Quizás fue el penúltimo partido de la temporada en el Multiusos. Ha pasado todo muy rápido estos meses, pero todavía queda tela verdinegra que cortar. El ya descendido Canoe --que se lo hizo pasar muy mal a Melilla-- espera el domingo 9 en Madrid. Una victoria extremeña en una cancha ‘talismán’ hace dos años confirmaría la salvación y abriría más puertas.