Escalada

Alberto Ginés: «Lo que ha costado este oro lo sabe mi entrenador y mi familia, es lo que me vale»

Alberto Ginés, primer campeón olímpico en escalada, hace balance de los Juegos, de la repercusión que ha tenido y ya piensa en París 2024

Alberto Ginés, con su medalla de oro, sentado sobre las letras de Cáceres en la Plaza Mayor.

Alberto Ginés, con su medalla de oro, sentado sobre las letras de Cáceres en la Plaza Mayor. / JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Es capaz de escalar quince metros en menos de siete segundos. De enfrentarse a muros con una inclinación del 95 por ciento. En las redes sociales se ha convertido en todo un fenómeno desde el jueves (150.000 seguidores en Twitter, 187.000 en Instagram). Puede presumir de medalla de oro en Tokio. Pero se le ve tímido. El campeón olímpico Alberto Ginés (Cáceres, 2002) habla bajito, pero siempre claro. Se ve que tiene «cabeza, que es lo que creo que le distingue para destacar», decía su padre en este diario en marzo del 2020, cuando el premio gordo era estar en los Juegos, no luchar por las medallas, no subirse a lo más alto del podio.

Pero este jovencito cacereño ya está en los libros de historia. Es el primer campeón olímpico de escalada, una disciplina que se ha estrenado en Tokio. «Es un orgullo y un honor ser el primero, pero tampoco intento pensarlo mucho», cuenta este adolescente, amante de la escalada casi desde que sabe andar, que se ha tragado este año miles de kilómetros para poder entrenar, pero que en su tiempo libre sigue buscando paredes a las que enfrentarse. Este miércoles se marcha a Francia para seguir escalando, con los amigos, como hobby.

Casi cien horas después de alcanzar el Olimpo en Tokio, Ginés se sienta en una silla en uno de los patios del cacereño Palacio de la Isla para reconocer tímidamente que ya ha asimilado «un poco mejor» esa medalla de oro, con la que luego posará, con la que ya se ha hecho un millón de fotos, «¡o más!». Y reconoce que no recuerda mucho de la final, que «está todo como un poco nublado. Lo que sí recuerdo mucho es que no me quería centrar en el resultado o en qué tenía que hacer para poder hacer medalla después de ganar en velocidad. Me quería centrar en hacer bien mi trabajo, mi vía, y que al final que fuese lo que fuese».

Alberto Ginés se cuelga la medalla de oro.

Alberto Ginés se cuelga la medalla de oro. / JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Y fue el mejor. Por eso ya incluso le paran por la calle para pedirle fotos y autógrafos. «El domingo, en Madrid, en 300 metros por la Gran Vía, me pararon varias veces». También en Cáceres. «La firma la voy practicando un poco, la primer vez se me hizo un poco raro», reconoce al hablar de los autógrafos, de la popularidad que estos días le va a acompañar. 

Trabajo y más trabajo

Aún no le ha dado tiempo a quitarse la medalla del cuello y ya piensa en París 2024, donde todo se pone un poco más cuesta arriba, ya que la velocidad, la disciplina que mejor domina de las tres que componían la escalada en Tokio, deja de formar parte del programa olímpico. Pero nada de eso es un problema para el cacereño, dispuesto a dar trabajo y más trabajo para seguir haciendo lo que más le gusta. «Sí voy a descansar ahora, pero hay que empezar a trabajar ya. Los Juegos hay que prepararlos con mucho tiempo». Y claro, su objetivo será luchar por el oro. «Aunque de momento tendremos que pensar en clasificarnos».

También vuelve a competir en menos de un mes, del 3 al 5 de septiembre en Eslovenia en una nueva prueba de la Copa del Mundo de escalada, donde es cuarto en la general. «Si lo hago bien, puede que me suba al podio». Es lo que le gusta. «Si no me gustase o me costase trabajo competir, no lo haría», apostilla, consciente de todos los sacrificios que ha tenido que hacer para llegar hasta este momento. «Son muchos, sobre todo haberme tenido que ir de casa con 15 años a Barcelona para poder entrenar. Además, son muchos los meses que me tiro fuera entrenando y compitiendo».

Y buscando instalaciones para entrenar. Por eso desde el jueves, desde que tiene el altavoz del oro olímpico, no ha parado de reivindicar mejores lugares de entrenamiento, adaptados a los deportistas de alto rendimiento, para que no tengan que pagar por la entrada (algo que le ha pasado en más de una ocasión) ni compartir el muro de escalada con aficionados que solo quieren pasar el rato. «Escucharme seguro que me escuchan, otra cosa es que me hagan caso. Espero que sirva para algo y podamos mejorar», dice Ginés, que en el futuro (dicen desde la Junta de Extremadura que se empezará a construir en el 2022) tendrá un rocódromo en Cáceres con su nombre: «Me hace mucha ilusión».

Ginés posa con un ejemplar de El Periódico Extremadura donde se cuenta su gesta en Tokio.

Ginés posa con un ejemplar de El Periódico Extremadura donde se cuenta su gesta en Tokio. / JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

«El hecho de que nos hagan un rocódromo para entrenar, tanto a mí como a los chicos de la selección española, nos ayuda un montón a crecer porque ahora dependemos de instalaciones públicas y estamos entrenando con clientes que no compiten y disponemos de los mismos bloques y vías que ellos», ha explicado el extremeño. «Es muy complicado preparar competiciones así y, de hecho, los dos últimos meses antes de los Juegos nos tuvimos que ir a Austria a entrenar».

La locura de Twitter

Lo que aún define como «locura» es lo que pasó con las redes sociales, con su cuenta ‘privada’ en Twitter (@lilcabeSa), «la que tenía para mis amigos y publicar las cosas que se me pasaran por la cabeza». Dice que tenía apenas 40 seguidores y a la gente que no quería que le siguiese, la bloqueaba, entre ellos su madre («sí, ya está desbloqueda», contesta después). La respuesta a un tuit que no le gustó «se hizo medio viral» y, tras la final olímpica, «aquello era una locura», repite. «Me había contestado mucha gente famosa, no lo entiendo. Era una cuenta que tenía que ser privada. Al final yo creo que soy una moda que en algún tiempo pasará pero de momento me hace mucha gracia que mi cuenta privada de Twitter hace cuatro días tuviese 40 seguidores y ahora 150.000. No me lo esperaba pero lo estoy disfrutando mucho. Lo que intento con las redes es visibilizar lo que pueda y si puedo ayudar a la escalada y que la gente la conozca, pues mucho mejor».

También fueron muchas las felicitaciones tras el oro, pero la que más ilusión le hizo fue la de Rafa Nadal, al que contestó, «y rápido, evidentemente». El tenista respondió y «lo dejé yo con el like», dice entre risas, en plan estrella, como dirían los de su generación.