Carlos Arévalo (Betanzos, Coruña), subcampeón olímpico en Tokio con el equipo español de piragüismo en la modalidad de K-4 500, mantuvo, aunque solo durante unos meses, una estrecha relación con Extremadura, en concreto con el Centro de Formación de Tropa (Cefot), en Cáceres, y las aguas del Guadiana a su paso por Mérida.

Fue entre agosto y diciembre de 2017, cuando el reciente medallista olímpico en Tokio, llegó al Cefot, dentro del período de formación previo a la asignación de destino definitivo como militar, en Asturias.

En aquel momento, Carlos Arévalo, tercero en el mundial sub-23 de 2016, ya aparecía como de una de las bazas españolas para la cita olímpica prevista para 2020, y reconocía, en una entrevista con Efe, que una vez que se quedó a las puertas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, decidió aprovechar para orientar su futuro profesional, en este caso como militar.

Fue así como llegó a las instalaciones cacereñas, desde donde, siempre que sus obligaciones militares se lo permitieron, se desplazó a Mérida, para entrenar en las instalaciones del Iuxtanam, un club que, según reconocía le acogió «con los brazos abiertos y ofreciéndome todo lo que necesitara».

«El mundo del piragüismo es una familia y todos nos conocemos», aseguraba Carlos Arevalo, que afirmaba que el Guadiana es un sitio excelente para entrenar, además de que el Iuxtanam «es un club de referencia nacional».

Carlos Arévalo también destacaba la relevancia que estaba adquiriendo el piragüismo, porque además de ser uno de los deportes que más éxitos reporta, hechos como la participación del campeón Saul Craviotto en un programa de televisión como Masterchef hizo que mucha más gente lo conociese.

No obstante, confesaba que es una modalidad deportiva de la que es difícil poder vivir profesionalmente y por eso se buscan otras ocupaciones de cara al futuro, en muchas ocasiones relacionadas con el mundo militar o las fuerzas de seguridad.

«Puede ser porque somos muy disciplinados, amen de que se nos dan ventajas para poder entrenar y que para acceder hay que superar pruebas físicas», respondía cuando se le pregunta sobre esta cuestión.

Como mensaje para los más jóvenes que se animen a practicar este deporte, señaló que les va a enseñar valores como la amistad, el compañerismo, la importancia del esfuerzo y al afán de superarse a si mismo.

«Compites con tus compañeros, pero también tienes que remar con ellos en otros barcos y eso te enseña una manera de llevarte por la vida», afirmaba Carlos Arevalo, que considera al piragüismo un deporte exigente «pero que te aporta una buena enseñanza para la vida».