“No ha sido una semana mala”, asegura el entrenador del Mérida, Juan García, al explicar el trabajo de sus pupilos tras la derrota del pasado domingo en casa frente al San Roque de Lepe: “hay que hacer autocrítica rápida y con la mente en competir el siguiente partido que es donde se va a dar la oportunidad de darle la vuelta a las sensaciones”, las cuales, a diferencia de otros partidos en casa en las que, a pesar de un mal resultado, eran más positivas, en este caso,en el último encuentro “reconoces que no has hecho un buen partido, en cuarenta y cinco minutos con un equipo replegado, no hemos encontrado la forma de abrir la lata, por eso hay que trabajar para buscar las posibles soluciones”. En este sentido, la rutina de la semana “ha sido la misma: analizamos la jornada, hablamos con los jugadores, visionamos el partido para identificar las áreas de mejorar y reforzar lo que hacemos bien”.

La pregunta a la que parece que todavía no se ha encontrado una respuesta es por qué los emeritenses muestran dos versiones tan distintas si juegan en casa o a domicilio. Cabe recordar que en el Romano José Fouto han conseguido seis puntos que le colocan como el sexto peor equipo del grupo en casa, mientras que los catorce puntos cosechados a domicilio le convierten en el mejor. “Le damos muchas vueltas porque no vemos el mismo equipo fuera de casa que dentro y buscamos posibles soluciones. Hablamos mucho con los jugadores, pero las sensaciones no son las mismas fuera de casa que en casa. No vemos un motivo real, ni romano ni presión ni nada, tú juegas en el Mérida y el objetivo es ganar cada domingo, y al igual que lo haces con fluidez fuera hay que hacerlo en casa, y tenemos que estar preparados para escuchar murmullo cuando no estás haciendo las cosas bien y sobrellevarlo para que no afecte en el desarrollo de nuestro trabajo”. Una vez hecho el diagnóstico, el problema es “más a nivel mental que a nivel físico. Intentamos trabajarlo en los entrenamientos, es difícil porque el estrés de competición no se puede reproducir bien en los entrenamientos, pero intentamos que sean lo más similares”.

Con respecto al desencanto de la afición, “sabemos perfectamente que el sábado va a estar apoyándonos, lo que quieren es que el equipo gane y se haga un buen juego. Somos los primeros responsables e implicados en hacerlo, es nuestro trabajo y queremos darle alegrías a ellos. No nos tiene que afectar, lo tenemos que tomar como una responsabilidad”.

Desde donde parecen que empiezan a llegar buenas noticias es desde la enfermería, pues tanto Pedro Lagoa como Emilio Cubo podrían entrar con el grupo a entrenar la semana que viene, incluso Lagoa, si todo va bien, podría estar en disposición para ser convocado para el siguiente partido en casa frente al Cacereño, mientras que con Cubo habría que esperar una semana más, si las sensaciones son buenas