Baloncesto. LEB Oro

Primer destrozo inevitable para el Cáceres

El conjunto verdinegro solo aguanta los primeros 5 minutos y luego es zarandeado por el Estudiantes (60-83)

Javier Ortiz

Javier Ortiz

60 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Hansel Atencia (7), Greg Gantt (10), Gael Bonilla (12), Remu Raitanen (8), Dikembe André (16) -cinco inicial- Vaidas Cepukaitis (2), Dani Rodríguez (2), Pau Carreño (0), Juanjo Santana (3), Pablo Sánchez (0). 

83 - Movistar Estudiantes: Alec Wintering (10), Johnny Dee (6), Sergio Rodríguez (13), Alex Murphy (6), Kevin Larsen (3) -cinco inicial- Yannick Nzosa (4), Adams Sola (2), Hugo López (4), Carlos Suárez (6), Toms Leimanis (4), Francis Alonso (25).

Marcador por cuartos: 14-25, 28-49 (descanso), 46-68 y 60-83. 

Árbitros: Paula Lema, Juan Ramón Hurtado y Pablo Rodríguez. Eliminado: Hugo López (min. 37).

Incidencias: 1.200 espectadores en el Multiusos Ciudad de Cáceres en la primera jornada de la LEB Oro 2023-2024. 

Lo de que coger a principio de temporada a los grandes porque es más fácil, sin estar aún rodados, meterles mano va camino de ser uno de esos topicazos que se instalan el mundo del deporte y que se perpetúan porque a veces, muy de vez en cuando, se cumplen. No ocurrió en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad-Movistar Estudiantes, resuelto con una holgada victoria madrileña (60-83) que no fue mayor porque seguramente no quisieron. La sideral distancia de calidad, consecuencia directa del presupuesto entre unos y otros, quedó obscenamente palpable. Dio igual que esta fuese la primera o la última jornada.

Y eso que los primeros 5 minutos de la temporada fueron prometedores para el Cáceres, quizás como reflejo de que en las gradas había más aficionados de los previstos --esa política de precios hay que afinarla...-- y que la animación escondía más decibelios de lo habitual. Es un punto fundamental en el manual de supervivencia que hay que desplegar en los próximos meses, sí o sí.

Todo eso se reflejó durante ese breve lapso en la predisposición de los cacereños, que buscaban con agresividad el aro rival y defendían el suyo como podían, conscientes de las múltiples amenazas que había enfrente. El caso es que la iniciativa fue local... hasta que las luces (metafóricamente) se apagaron a lo bestia. No es que el resto del partido la actitud del conjunto de Roberto Blanco fuese mala, sino que en este caso los gigantes que había enfrente no eran molinos de viento. Y pegaban crochets como panes. 

Mediado el primer cuarto, Estudiantes se puso serio, sobre todo en defensa, y empezó a tirar escandalosamente cómodo desde lejos. La salida de sus reservas, que no tienen demasiado que envidiar a sus titulares, coincidió con que se abrió la primera brecha en el marcador (14-25, min. 10).

Roberto Blanco da instrucciones a los suyos durante un tiempo muerto.

Roberto Blanco da instrucciones a los suyos durante un tiempo muerto. / Carlos Gil

Los reservas sufrían, cada uno a su modo, sobre todo Dani Rodríguez persiguiendo a su hombre y Vaidas Cepukaitis en la línea de tiros libres. 

Se corría el riesgo de quedarse muy prematuramente sin partido cuando Francis Alonso enchufó su tercer triple, esta vez con falta adicional (14-32, min. 12). La sensación, simple y llanamente, es que se enfrentaban equipos de diferentes ligas.

Los brotes verdes los ponían algunas acciones de Dikembe André, muy competitivo ante probablemente el mejor pívot de la LEB Oro, Kevin Larsen. Pero había muy poco que hacer, agravada la cuestión por el mal día, superado por la ansiedad y las faltas personales, de Hansel Atencia. Tampoco Greg Gantt demostró por ahora ser capaz de crearse sus propios tiros. Al vestuario con 28-49 y la impresión de que darle la vuelta a la imagen -no digamos ya al marcador-- era poco menos con un milagro de proporciones bíblicas.

Segunda parte

Dio toda la impresión de que el resto del choque sobró, al menos en cuanto a interés en el resultado. El Cáceres nunca llegaría acercarse por debajo de los 15, una distancia de seguridad que pareció autoimponerse el Estudiantes para evitar sustos innecesarios y verse enfangado de un final más o menos apretado. Nunca se sabe, desde luego.

No. Esta temporada quien haya hecho el equipo se ha tomado en serio, y con un buen fajo de billetes bajo el brazo, la tarea de volver a la Liga Endesa. En el Cáceres sucede todo lo contrario. Más allá de recibir un resultado feo en la jornada inaugural, la meta debe ser la permanencia, con el machete entre los dientes e ir haciendo equipo poco a poco. Se podrá hacer toda la lectura negativa que se quiera y puede que el Cáceres sea el primer colista de la competición, pero hay donde rascar si se busca y varios de sus hombres claves no siempre van a estar tan mal, entre otras cosas porque enfrente no van a tener una rival de tantísima potencia. 

La recta final del choque sí que fue un poco más deprimente. Quizás sea inevitable caer en el desánimo cuando te meten una canasta tras otra en la cara y, cuando tú atacas, apenas lograr levantarse contra el aro rival. Pero en estos casos ya lo dijo una y otra vez Induráin: «queda mucho Tour». Otro topicazo.

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