Baloncesto. LEB Oro

El Cáceres encuentra el mejor modo de estrenarse

El conjunto verdinegro, muy acertado en el tiro, logra con solvencia ante el Melilla su primer triunfo (90-76)

90 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Hansel Atencia (13), Greg Gantt (17), Gael Bonilla (11), Juanjo Santana (5), Dikembe André (6) -cinco inicial- Pablo Rodrigo (9), Dani Rodríguez (3), Remu Raitanen (13), Vaidas Cepukaitis (10), Lucas Sigismonti (3).

76 - Melilla Ciudad del Deporte: Guillem Arcos (17), Andrija Marjanovic (0), Parker Van Dyke (2), Marc-Edy Norelia (16), Simeon Lepichev (8) -cinco inicial- Guille Mulero (10), Ryan Richmond (2), Rokas Gadiliauskas (1), Hasan Varence (3), Justas Tamulis(17), Javier Menéndez (0).

Marcador por cuartos: 27-19, 55-43 (descanso), 74-62 y 90-76 (final).

Árbitros: Jorge Baena, Cristian Martín y Andrea Alejo. Eliminado: Cepukaitis (min. 36).

Incidencias: Tercera jornada de la LEB Oro. 1.200 espectadores en el Multiusos Ciudad de Cáceres, entre ellos un grupo de reclutas del Cefot. 

Muy bien el Cáceres Patrimonio de la Humanidad para estrenar su casillero de victorias. El 90-76 ante el Melilla tiene un efecto amplificador, aparte del propio hecho de quitarse la ansiedad del primer triunfo. Y es que se produjo con un juego solvente, divirtiendo a una hinchada deseosa de pasarlo bien los viernes por la noche, y además ante un teórico rival directo por la salvación, con una diferencia apreciable de puntos. Misión completada para cambiarle a todo el mundo la cara, ahuyentando dudas. ¿Se irán al infierno de una vez para siempre o simplemente se quedarán debajo de la alfombra, acechantes? Para saber la respuesta a eso habrá que esperar.

Lo mejor fue seguramente lo coral de la actuación del conjunto de un Roberto Blanco especialmente enérgico desde la banda. Seis de sus jugadores anotaron por encima de los 9 puntos. Necesita toda la ayuda posible: esta vez volvió a tener de baja a Pablo Sánchez y Pau Carreño

En baloncesto la vida es mucho más fácil cuando se mete de fuera. No solo por el acierto en sí y porque las canastas valen tres puntos, sino porque los interiores se mueven con más espacios, puede haber menos ayudas. Fue la base de la formidable primera parte que protagonizaron los verdinegros, capaces de meter 55 puntos, muy cerca de los 60 que lograron en el doble de minutos en el partido inaugural ante el Movistar Estudiantes. El Melilla bastante hizo con contener el recital ofensivo local y llegar con aliento al intermedio (55-43), pese al vendaval de baloncesto que le vino encima.

Lo mejor fueron probablemente las fases en las que el Cáceres hasta defendió decentemente, algo que se había echado de menos hasta ahora. Sin duda esto estuvo también conectado con el acierto en ataque: cuando anotas, tienes muchas más ganas de impedir que lo haga el rival.

El choque estuvo en un tris de romperse del todo, con ventajas que se acercaron a los 20 puntos mediado el segundo cuarto. Con un juego desinhibido al máximo, a los triples de Remu Raitanen --interesante lo de ponerle en la segunda unidad-- se sucedieron los de Greg Gantt, autor de cuatro sin fallo. Hasta el vinculado Lucas Sigismonti se unió a la fiesta. Y eso que no aparecía el mejor Hansel Atencia posible, pero las aportaciones de Dani Rodríguez y Pablo Rodrigo en la dirección, cada uno a su estilo, lo compensaron. El horizonte se vislumbraba precioso.

La confirmación

El choque se reanudó algo más pastoso tras el paso por los vestuarios. Melila intentó ponerle un poco más de atención a evitar los tiros liberados del Cáceres, pero todo eso se rompió cuando primero Gantt y luego Gael Bonilla acertaron y volvieron a poner tierra de por medio (67-51, min. 25). El mexicano tiene unos fogonazos de talento de los que enamoran a cualquiera.

Sin embargo, el equipo de la ciudad autónoma no terminaba de rendirse y siguió batallando, bajando la diferencia a menos de diez puntos poco antes del final del tercer cuarto. Un triple de Pablo Rodrigo sobre la bocina la restableció la distancia de seguridad (74-62), pero el mensaje estaba claro: ojo con las relajaciones que a veces cuestan carísimas.

No las hubo. La primera victoria estaba ya a punto de caramelo cuando apenas había transcurrido un minuto del cuarto definitivo (78-62). Hubo un último estirón melillense, pero esta vez chocaron con Atencia, reaparecido cuando más falta hacían sus tiros imposibles y su visión de juego. También fue un día de reivindicación para Vaidas Cepukaitis, que, aunque siga con su trauma con los tiros libres, demostró de nuevo que mezcla de forma fascinante fuerza e inteligencia. 

Es el camino para lograr la permanencia, que en principio parece lo máximo que puede lograr esta temporada el autoproclamado «presupuesto más bajo de la liga». El futuro, con una visita a Ourense nada imposible y un choque en casa ante otro modesto, el Clavijo, pinta bastante mejor.

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