El Cacereño se salva y cambia de meta

El Cacereño cambia de meta y pasa de la angustia que le sobrevolaba a la posibilidad de terminar de la mejor manera: con la obtención de un premio gordo. Si éste hubiera sido el CPC durante al menos dos partes de la temporada estaría arriba, quién sabe en qué lugar de los privilegiados. 

Su triunfo ante el Atlético Paso (2-0) acabó por certificar la salvación y abrió la puerta, como poco, de la Copa del Rey, que jugará la próxima temporada el sexto clasificado. Fue un ejercicio limpio de fútbol, un choque dominado en lo psicológico y en lo competivo por los extremeños.  

Julio Cobos volvió a confiar en Iván Breñé en detrimento de Tellechea, que hace pocas semanas parecía intocable. El tridente del mediocampo, Clausí-Deco-Telles, sí que es ya, cuando hay que gobernar los partidos, sagrado.

Todo salió redondo. Clausí lanzó en el 15 un tiro duro, pero muy al centro, que no parecía especialmente envenenado, después de una pelea, un movimiento y un toque de 9 muy inteligentes de Breñé. El toque de un defensa canario desvió a lo justo para hacer el 1-0. Era el justo premio a un inicio especialmente brioso de los verdes.

El escenario era el mejor para el CPC, que tenía el partido en su mano, desde entonces a la contra ante un Atlético Paso amante del toque, pero romo, siempre cohartado por la solidaridad local.

El primer acto apenas tuvo sobrasaltos para un decano que había intepretado a la perfección qué tenía que hacer en cada momento. A la contra, los extremeños sí avisaron, pero no era prioridad marcar otro gol. Marcar territorio evidentemente sí.

Segundo tiempo

En el segundo acto, el cuadro palmero, instalado en 'playoff' (no es baladí el dato) tenía que atacar. Y eso hizo en el inicio, pero sin opciones por la tremenda eficiencia local.

Telles se fue para dejar paso a Karim, un cambio desde luego nada conservador. El duelo tenía ya mucho más tacticismo. El Cacereño manejaba los registros con una defensa colosal, en el que los mejores eran los los laterales, Emi y Lobato, nada habitual desde la llegada del ahora sancionado Joserra. Javi Barrio (qué curso más acelerado de saber utilizar los codos protagonizó) y un fantástico Adri Crespo ponían el oficio y la intimidación. Perfecto el cuarteto.

«¡Cace-reño!, ¡Cace-reño!» se escuchaba. Había tensa calma en el día más trascendente de la temporada hasta el momento.

Adri Cuevas y Diego Díaz pusieron el ‘uy’ en un CPC más coral que nunca este año. El partido estaba más que controlado. Los cambios oxigenaban también al equipo.

Y llegó la sentencia. Contraataque, rechace, obús enganchado por Emi que despeja el portero y asistencia de Karim para Deco, que machaca a puerta vacía (2-0, min. 77). La euforia se instaló definitivamente en el Príncipe Felipe. El resto fue una fiesta con olés y cánticos de reconocimiento eterno a Emi. Qué jugador. Qué categoría de lateral. Qué fichaje invernal.

Sonó El Redoble en un domingo de festejos en el viejo recinto verde. La temporada había pasado a su mejor momento: el de la felicidad, que para eso el sufrimiento del año ha sido de los que hacen época. Pero eso ya es otra historia.