Tras el acuerdo de los agentes sociales y la aprobación del Consejo de Ministros, la reforma laboral encara su fase final, la aprobación parlamentaria. Y no se antoja fácil, atrapada entre las fuerzas contrapuestas de la patronal, que exige que se respete el texto pactado, y los partidos a priori decisivos para su paso por el Congreso, como ERC, PNV o EH Bildu, que quieren introducir cambios. Para esa delicada tarea, el Ejecutivo cuenta con dos aliados importantes, UGT y CCOO, que llevan semanas dialogando con los partidos ya mencionados sobre la nueva norma laboral, y que quieren continuar ejerciendo un papel "discreto", aseguran a este periódico altos dirigentes sindicales, para que lo pactado se convierta en ley sin que sufra modificaciones que lo desnaturalicen o que ahuyenten a la CEOE.

Aunque en este caso tengan el mismo objetivo que el Gobierno, estas fuentes no ahorran críticas al Ejecutivo. Primero, porque no ha cuidado la relación con los grupos parlamentarios: "igual que con la norma de interinos y con la de pensiones, con la reforma laboral no han informado de nada a sus socios. Hace dos semanas nos reuníamos con ERC, y el Gobierno no les había dado ni un papel", explica uno de los consultados. El segundo reproche, el exceso de optimismo: "El Gobierno cree que los diputados se van a contentar con dos o tres cambios menores de forma que la sangre no llegará al río con CEOE, pero yo creo que no va a ser así, querrán modificaciones de alcance", dice otro dirigente sindical.

Convenios autonómicos

De sus contactos en las últimas semanas con PNV, EH Bildu y ERC, todos los consultados dan por seguro que habrá una modificación de la normativa de convenios para darle más papel a los pactos autonómicos. De hecho, en la propia negociación con los agentes sociales se consideró realizar un ajuste a la normativa actual para quitar a los convenios estatales parte de su poder limitador sobre los autonómicos, pero la CEOE rechazó el cambio aludiendo a la "unidad de mercado"; los sindicatos creen que, a pesar de ese argumento, los empresarios acabarán aceptando una modificación: "Tiene gracia hablar de unidad de mercado cuando hay más de 4.000 convenios de empresa, más de 600 provinciales y más de 100 autonómicos firmados por las patronales que están en CEOE", ironiza una de las negociadoras sindicales.

Más problemas pueden dar las materias de alcance que grupos como ERC ya han avanzado que quieren abordar: recuperar aspectos anulados por la reforma laboral de Rajoy, como las indemnizaciones por despido previas a 2012, que eran más cuantiosas que las actuales, o los salarios de tramitación (los que se pagan a un empleado entre que es despedido y un juzgado declara la nulidad de la extinción). "Ni CEOE ni el Gobierno lo aceptarán", aseguran estas fuentes sindicales, que recuerdan que esos temas se dejaron fuera del proceso negociador que acaba de concluir para ser abordados en una fase futura. En este sentido, creen que un terreno en el que se pueden propiciar cambios que satisfagan a las izquierdas sin hacer zozobrar el acuerdo sería profundizar en las limitaciones a la subcontratación.

Influencia limitada

Los sindicatos tienen claro en todo caso que sus esfuerzos para preservar las líneas maestras del acuerdo alcanzado antes de Nochebuena, además de discretos, tienen límites que no pueden superar: las dinámicas políticas y las agendas territoriales de los grupos en cuestión. "BNG y EH Bildu tendrán mucha presión por parte de CIG, ELA y LAB, sindicatos que no verían bien el acuerdo, aunque fuese el mejor del mundo, sencillamente porque lo firmamos UGT y CCOO", explica uno de los consultados. En el caso del PNV, "está más acorazado ante la presión sindical, pero alguna pieza se cobrarán a cambio del apoyo a la reforma"; y entre los nacionalistas catalanes, la influencia sindical tiene como contrapeso la que ejercen las patronales como Foment y Cecot. "Más que influir en lo que van a plantear los grupos, queremos garantizar que no se averíe nada", resume otra fuente sindical.

Las negociaciones, en todo caso, esperarán al final de las fiestas navideñas; ya hay al menos tres de los socios parlamentarios del Gobierno que confirman que han mantenido contactos con el equipo de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, y que tienen el compromiso de que se reunirán con Yolanda Díaz después de Reyes, informa Ángel Alonso. Desde Unidas Podemos, de hecho, señalan que el liderazgo de la negociación parlamentaria lo ejercerá el ministerio.