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REPORTAJE

"Los vamos a encontrar"

"Como a los nazis, les va a pasar / donde vayan los vamos a encontrar". Sobrevivientes de los campos de concentración de la dictadura argentina, familiares de desaparecidos, defensores de los derechos humanos, comenzaron a cantar y a abrazarse cuando se enteraron de que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón había encarcelado a Ricardo Miguel Cavallo, Sérpico .

Hasta entonces, Carlos Slepoy, el abogado que en Madrid impulsa las querellas contra Sérpico, estaba contando en el local de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre cuáles serían los pasos contra uno de los hombres más emblemáticos de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), centro clandestino de detención y tortura por donde pasaron unas 5.000 personas.

JUSTICIA UNIVERSAL

"Es una gran conquista. Este juicio se hace donde el pueblo argentino puede hacerlo", dijo Slepoy, para quien la justicia universal ha dejado ya de ser una utopía. "Es posible que lo ocurrido con Cavallo sea sólo el comienzo", señaló. Slepoy recordó que la extradición de Cavallo desde México a España es consecuencia de las leyes que impiden en Argentina juzgar a los represores.

A su lado, Carlos Lordkipanidse hablaba con la voz entrecortada. Estuvo dos años en las mazmorras de la Esma: "Hace 25 años, me llevaban encapuchado a la tortura. Hoy, Cavallo es llevado a los tribunales, con el rostro descubierto". Nora Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo, lo tomó de la mano cuando Lordkipanidse, tras evocar a las víctimas, no pudo contener la emoción: "Es un día de júbilo. No tocamos el cielo con las manos, pero es una luz de esperanza", afirmó.

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