El PSOE no tenía pensado que su candidato a las elecciones de la Comunidad a Madrid fuese a ser, por tercera vez consecutiva, Ángel Gabilondo. El plan era otro. Todo estaba preparado para que el exministro de Educación se convirtiera en el próximo Defensor del Pueblo. Pero el rechazo del PP a pactar la renovación de los organismos institucionales, y sobre todo el adelanto electoral aprobado por Isabel Díaz Ayuso, han dejado a los socialistas con muy poco margen. Aquí me tenéis, ha dicho este sábado Gabilondo durante la presentación de su candidatura para los comicios del 4 de mayo en la sede del PSOE, junto a Pedro Sánchez.

Sin embargo, a pesar de que nada ha terminando ocurriendo como se esperaba, los socialistas creen que tienen posibilidades con su aspirante, que ya ganó los comicios autonómicos de 2019. Las encuestas reflejan que Ayuso, que ordenó el anticipo tras el anuncio de la moción de censura del PSOE y Cs contra el PP en Murcia (finalmente frustrada a través del transfuguismo), podrá seguir gobernando con el apoyo de Vox, a quien quizá tenga que hacer un hueco en su gobierno, dejando entrar por primera vez a la ultraderecha en la gestión autonómica. Pero los socialistas creen que tienen mucho terreno por delante, sobre todo a la hora de captar a los antiguos votantes de Cs, que se encuentran en desbandada. Frente a aspirantes que dividen tanto como Ayuso o Pablo Iglesias, que dejará el Ejecutivo central para convertirse en el candidato de Podemos, Gabilondo, un catedrático de Filosofía de perfil centrado, nunca dado a los histrionismos y las descalificaciones personales, tiene un registro muy distinto. Los socialistas se agarran a este hecho diferencial para dar la batalla. Empezando por su lema: 'Gobernar en serio'.

“Hay quien apuesta porque la política sea agresiva, corrosiva y destructora”, ha señalado Sánchez, en referencia a Ayuso. “Gabilondo representa gestión y sosiego”, ha añadido. También el vídeo de la candidatura, presentado este sábado, discurre por la misma senda. Allí el exministro se califica a sí mismo como “soso, serio y formal”.

“El descaro y el insulto no me representan, no soy capaz. A veces ensayo, pero no me sale. Yo no soy un político de marketing. Soy, lisa y llanamente, un profesor”, ha explicado Gabilondo durante el acto, antes de transmitir que siente una “profunda vergüenza al ver convertida la política regional en una feria de disparates sobre asuntos serios”.

Las repercusiones en toda España

Madrid condicionará lo que queda de la legislatura española. Ya ha condicionado a Podemos, tras el inesperado salto de Iglesias, que dejará el Gobierno cuando empiece formalmente la campaña. El futuro de Pablo Casado también depende de estos comicios. Si Ayuso no logra revalidar su mandato, el PP perderá su principal bastión, con el que ha ejercido la oposición constante a Sánchez, a través de una mandataria que no ha dudado en enfrentarse a otros presidentes autonómicos de su partido para defender las medidas laxas frente a la pandemia, pese a los pésimos datos epidemiológicos en la comunidad. Y si la dirigente conservadora continúa como presidenta, a menos que logre mayoría absoluta tendrá que gobernar con el único respaldo de Vox, ya que Ciudadanos parece abocado a quedarse sin representación, frustrando el giro al centro del líder del PP.

Estas son unas elecciones raras, que paralizarán la gestión en un momento muy comprometido y cuyo resultado solo tendrá efectos durante muy poco tiempo: menos de dos años, porque en la primavera de 2023 la Comunidad de Madrid tendrá que volver a votar, junto a la mayoría de autonomías. Sánchez se ha detenido en esta anomalía.

“Con el adelanto electoral, Ayuso ha bloqueado ayudas de 600 millones de euros, a pymes, autónomos, comercios. Solo por los intereses partidistas de la presidenta de la Comunidad”, ha señalado el presidente del Gobierno, que también ha ligado al PP con la “corrupción”, el “extremismo” y la incapacidad de gestionar.

“Si algo no es en absoluto Madrid es extremismo, odio, intolerancia. Madrid es progreso, solidaridad y respeto. Salvo cuando hablamos de política. El Gobierno de Madrid ha sido un páramo: cero en gestión, cero en gobierno, cero en soluciones a los problemas. Y frente a eso, infinita crispación, insultos, provocaciones y muchos fuegos artificiales. Justo lo que menos necesita Madrid ahora. Madrid necesita un Gobierno serio, que gobierne en serio, que se centre en los problemas reales de la ciudadanía madrileña. ¿Sabéis cuántas leyes ha aprobado el Ejecutivo autonómico? ¿Diez, cinco, cuatro, tres? Una sola ley desde 2019, con todo lo que ha ocurrido. Y la ley aprobada es la que modifica el suelo de la comunidad, una ley que tiene que ver con lo de siempre cuando gobierna el PP: especular”, ha argumentado Sánchez, tratando, como Gabilondo, de aterrizar el debate en asuntos concretos, frente a los agresivos discursos de otras formaciones.

El pasado miércoles, la presidenta de Madrid definió a Iglesias como “un caribeño con chándal que vive de los demás en mansiones y con séquitos de mujeres”. El líder de Podemos contraatacó el viernes. “Es más que probable que, cuando se investigue, Ayuso sea imputada y acabe en prisión”, dijo, sin concretar a qué conductas de la dirigente conservadora se refería.

“El espectáculo se lo regalamos a los demás. Gabilondo es la única apuesta para gobernar Madrid en serio”, ha concluido este sábado Sánchez, sin citar en ningún momento a su todavía vicepresidente segundo.