En la demora de casi una hora con la que empezó la reunión de la Mesa del Congreso del pasado jueves se adivinó toda la tensión que vendría después, y eso que el motivo de la tardanza obedeció a cuestiones completamente ajenas a lo que se iba a debatir. Estaba en juego la permanencia en el escaño de uno de los diputados emblema de Unidas Podemos, Alberto Rodríguez. Exresponsable de Organización en el partido, el hasta el viernes parlamentario tinerfeño se había ganado el aprecio de sus compañeros por su activismo y por su honestidad. Pablo Iglesias le tiene en alta estima. Era un estandarte. La presión política estaba servida.

Debido al follón montado por su escaño, ha quedado en el olvido uno de los episodios más estimulantes de los últimos años en el Congreso, protagonizado por él. El 14 de diciembre de 2018 Rodríguez subió a la tribuna del hemiciclo y comenzó su intervención con un sincero elogio a un colega del PP. Sí, del PP. Era Alfonso Candón, quien estaba a punto de abandonar el escaño, cosas del destino. El diputado de Unidas Podemos le dijo: "Es usted una buena persona y le pone calidad humana a este sitio".

Rodríguez, hoy, es un exdiputado que regresa a Santa Cruz de Tenerife y que seguirá luchando por su reputación, si bien ha rechazado finalmente presentar la querella contra la presidenta del Congreso por supuesta prevaricación. Ha durado poco la idea, tres días en concreto. Sus opciones apuntan al Tribunal Constitucional.

La de Batet, pese a todo, ha sido una decisión tremenda por el embrollo jurídico que lo precedió, por la presión política y por la polémica causada. Su decisión más difícil en lo que va de legislatura, comparable sólo en algunos aspectos a la de la suspensión de los derechos y deberes de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Josep Rull y Jordi Turull, elegidos diputados nacionales tras los comicios del 28 de abril de 2019. Su decisión más difícil y su momento más solitario. Este pasado domingo, en un acto del PSC, Miquel Iceta le brindó destacados elogios. Dicen en su entorno que Batet es una persona con una personalidad rocosa, pero estos días lo ha pasado regular tirando a mal. Sus compañeros se han dado cuenta.

Pasar página

La Mesa del Congreso volverá a reunirse el martes que viene. El estado de ánimo no es el mejor, como reconocen varios de sus integrantes a consultas de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Aunque la presidenta ha hablado con varios de sus integrantes desde el viernes, cuando quitó el escaño a Rodríguez, en un tono de cordialidad, los representantes de Unidas Podemos resucitarán la controversia. Según ha sabido este medio, el intercambio de pareceres, a favor y en contra, no ha cesado, incluso durante el fin de semana.

Pero los escenarios que aspiran a reabrir la polémica resultan endebles, a tenor de las versiones de numerosas fuentes parlamentarias. Descartada la querella, que no tenía mucho recorrido, según estas mismas fuentes, la única vía abierta es la del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Lo que es inviable de todas las maneras es el recurso a los escritos de reconsideración.

Coinciden las fuentes en que la rutina parlamentaria poco a poco restablecerá la normalidad de la Mesa del Congreso

Habrá discusión, pero todo indica que la polémica está zanjada a no ser que la Junta Electoral Central que se ha convocado para el miércoles próximo resuelva otra cosa. La Mesa, en cualquier caso, retomará el martes una agenda que le llevará a calificar las propuestas legislativas y parlamentarias y a resolver asuntos de gerencia interna; a dar vía libre a las peticiones de comparecencia y a encauzar la cuestión de más envergadura que condiciona actualmente la vida del Congreso: la tramitación del proyecto de los Presupuestos Generales del Estado.

Coinciden las fuentes en que la rutina parlamentaria poco a poco restablecerá la normalidad. Los trámites del órgano de gobierno de la Cámara no se prestan a disputas políticas de tanto calado como la que ha envuelto a Alberto Rodríguez. Al final, la mayoría que representan PSOE y Unidas Podemos, seis integrantes entre ambos, marcará los ritmos y los plazos legislativos. PP y Vox suman sólo tres diputados en la Mesa e incluyen más bien poco.

El instante de mayor soledad de Batet irá sumergiéndose en el olvido.

Aquella votación

5-3. En estos números que parecen el resultado provisional de un set en un partido de tenis, o el abultado marcador de un partido de fútbol, se encuentra la clave de la soledad de la presidenta del Congreso.

Ese 5-3 es la votación (en rigor es una fijación de posiciones políticas) que efectuaron el jueves los integrantes de la Mesa cuando tuvieron que decidir el envío, o no, de un escrito al Tribunal Supremo para que aclarara el alcance de la sentencia judicial contra el diputado de Unidas Podemos. La mayoría (5) optó por el "sí"; la minoría (3), por el "no". La Mesa tiene nueve integrantes. Alguien no votó, por tanto. Esa alguien fue Meritxell Batet, según han precisado a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA dos fuentes que estuvieron presentes.

Antes de ese momento, la Mesa había discutido sobre el informe de los letrados, a favor de mantener en el escaño a Rodríguez porque, estiman los autores, de la condena impuesta (prisión reemplazable por una multa de 540 euros a pagar durante mes y medio) no pueden derivarse consecuencias "extrapenales", esto es, la retirada del acta de diputado, y en consecuencia, del escaño. La inhabilitación por el tiempo de la condena no podía, por tanto, aplicarse, a criterio de los servicios jurídicos de la Cámara. PP, Cs y Vox no opinaban lo mismo. Batet tampoco.

Respuesta de Marchena a Batet sobre la condena de Alberto Rodríguez.

Y lo dijo. Para sorpresa de casi todos los miembros de la Mesa, dijo que ella se inclinaba por apartar a Rodríguez de su acta y de su escaño, ganado en las elecciones generales de noviembre de 2019 por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife. A su juicio, esa consecuencia se desprendía de la condena y del propio escrito que el presidente de la sala segunda del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, envió antes. En él pedía la comunicación de la inhabilitación para dar inicio al cómputo temporal de la condena.

Representantes del PSOE y de Unidas le advirtieron de que esa posición contravenía el escrito de los letrados. No sería la primera vez que en la Mesa se decide una cosa en contra del criterio de los servicios jurídicos, pero ésta se intuía endiablada. Fuentes parlamentarias que han conocido dicho informe expresan su perplejidad por el contenido.

Para entonces, en la reunión del jueves, había quedado despejado otro interrogante: quién debía adoptar la decisión, si la Mesa o la Presidencia. Tras mediar el secretario general del Congreso, máximo responsable de todos los servicios de la Cámara y de sus trabajadores, la respuesta resultó nítida: la Presidencia. Batet conoció en ese preciso instante la dimensión de su soledad. Luego se hizo esa especie de votación y la sensación creció.

La reunión terminó sin una sola decisión, más allá de la petición de aclaración al Supremo por el alcance de la condena. Es probable que la presidenta supiera que dicha maniobra de dilación no le supondría más que problemas. Problemas previstos, por supuesto, pero problemas. Independientemente de que hubiera detectado lagunas procedimentales o formales en el juicio a Rodríguez, independientemente de sus simpatías o antipatías personales, que en un cargo como el suyo han de diluirse por completo, es muy probable que tuviera claro que si la sala segunda del Supremo tenía la conclusión tan firme, poco margen le quedaba a ella.

Como afirman fuentes parlamentarias, la posición mayoritaria de la Mesa entrañaba el riesgo de recibir un escrito de Marchena plagado de ironía y mala uva. No fue tanto, pero el escrito entró en el registro de Presidencia al día siguiente y resultó esclarecedor. Aplique la inhabilitación, venía a decir. La presidenta consultó a sus servicios jurídicos nuevamente. Sólo podía hacer una cosa, le dijeron. Y entonces Batet llamó a Rodríguez para comunicarle que se quedaba sin escaño.

La JEC entra al campo

La Junta Electoral Central es un órgano administrativo que vela por el cumplimiento de la ley electoral. Entre los temas a tratar el miércoles que viene, fecha de su próxima sesión, están los escritos del PP, Cs y Vox que solicitan un pronunciamiento sobre la vigencia del escaño de Alberto Rodríguez tras ser condenado.

En un ámbito meramente penal, la discusión no ha concluido. Falta la perspectiva de la ley electoral y de la doctrina que hay al respecto. Aquí el paisaje de Rodríguez se oscurece, pues existen una serie de antecedentes de diputados (Francesc Homs, Oriol Junqueras, Quim Torra, por ejemplo) que, una vez condenados por sentencia firme o no firme, se quedan sin sus escaños.

Una fuente de la Junta reconoce la complejidad del asunto. Convergen la sentencia, el derecho penal, el reglamento del Congreso y la propia Ley Orgánica del Régimen Electoral General (la LOREG). Sobre estos dos últimos, conviene recordar el artículo 22, que enumera los supuestos que inhabilitan a un diputados. Los dos primeros son estos: 1º. Por decisión judicial firme que anule la elección o la proclamación del Diputado. 2º. Por fallecimiento o incapacitación del Diputado, declarada ésta por decisión judicial firme.

Y conviene recordar al artículo 6.2a y 6.2.b de la LOREG, sobre las causas de inelegibilidad. Uno por sentencia judicial firme, el otro por sentencia judicial aunque no sea firme. En éste se estipula la inelegibilidad procedente una sentencia que conlleva inhabilitación para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo.

La decisión de Batet ha quitado kilos de presión a la Junta, pero estudiarán el caso. Su resolución no obligará a una reconsideración de lo que ya es un hecho, pero puede alimentar el fervor político si no coincide con lo sucedido. Las fuentes, no obstante, reducen el margen de conflicto hasta la nimiedad, pues el caso ya tiene desenlace.

Ventajas y desventajas de la presidencia del Congreso

Ejercer la tercera autoridad del Estado no es tarea sencilla. Hasta el proceso para su elección resulta alambicado. En el día en que se constituyen las Cortes, los diputados dejan una papeleta con un nombre en una urna. El acuerdo previo entre grupos resulta fundamental para que se forjen las mayorías que propicien la elección deseada. Si Batet es presidenta, fue porque PSOE y Unidas Podemos lograron unir votos de otros partidos a los suyos y superponerse a las posibles alianzas de los partidos de derechas.

Dirigir el Congreso supone controlar la agenda legislativa del país y velar por la buena salud del parlamentarismo, es decir, del debate de los representantes de los ciudadanos. Ésta es la prioridad de Batet

Tras su elección, el pleno pasa a formar el resto de la Mesa: cuatro vicepresidencias y cuatro secretarías. El PSOE tiene tres diputados, Unidas Podemos otros tres, el PP dos y Vox uno. Durante esta legislatura, la 'pinza' de los socios de la coalición ha funcionado perfectamente, aunque no han faltado tensiones. La más grave ha sido, hasta la fecha, la generada por el escaño de Rodríguez.

Dirigir el Congreso supone controlar la agenda legislativa del país y velar por la buena salud del parlamentarismo, es decir, del debate de los representantes de los ciudadanos. Ésta es la prioridad de Batet, como puso de manifiesto hace unas semanas al pronunciar un discurso, antes de que comenzar un pleno, para pedir respeto y ejemplaridad. Lo hizo después de que un representante de Vox se negara a abandonar el hemiciclo a pesar de ser expulsado por quien ejercía la presidencia en ese momento, el vicepresidente primero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.