El Gobierno español ha tenido que posponer este jueves el viaje que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, iba a hacer mañana a Rabat para reunirse con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, para que sea el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, quien protagonice la apertura de una nueva etapa en las relaciones con Marruecos, que debe poner fin a 15 meses de conflicto diplomático.

Este cambio se ha producido tras una conversación telefónica esta misma tarde entre Mohamed VI y Sánchez y supone modificar el plan trazado por nuestro país. La planificación del Gobierno era que la visita del ministro sirviera para comenzar a normalizar la comunicación, preparar un viaje posterior del presidente y la celebración de una Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países. Este diseño ha saltado por los aires para que sea el propio Sánchez quien selle directamente ya con el monarca alauí el fin de la crisis. Y no ha sucedido a instancias de España sino de Marruecos ya que ha sido el propio Mohamed VI quien ha llamado al jefe del Ejecutivo.

Desde su perspectiva tiene sentido porque Mohamed VI siempre exige gestos al más alto nivel. No es casualidad que Rabat sea la primera capital que visitan los presidentes del Gobierno tras ser nombrados, conscientes de cuánto afecta a la seguridad de España y de Europa la cooperación con el vecino africano.

Agenda sin cerrar

El propio Albares había anunciado su visita durante su comparecencia la semana pasada en el Congreso de los Diputados, que dijo haber tratado directamente con Bourita. En ella se iba a abordar el "restablecimiento, de forma controlada, de la circulación de personas y bienes", en referencia a la reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla, que es prioritaria para España, la "normalización de las conexiones marítimas" y el operativo de la Operación Paso del Estrecho.

Pero lo cierto es que en los últimos días, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Exteriores, ha sido imposible cerrar una agenda de temas. No sólo eso. Marruecos ha forzado que sea Sánchez quien viaje. Un comunicado posterior del gabinete de la Casa Real marroquí informó de la conversación telefónica y de que se había invitado al presidente para una visita "en fechas muy próximas". La realidad es que ya existía una invitación del monarca alauí al presidente -del pasado 18 de marzo- y en parte para cerrar la visita iba Albares a Rabat. Poco después, fuentes del Ministerio de Exteriores precisaron que la propuesta de Mohamed VI "incluye también la presencia del ministro" y que la reunión con Bourita programada inicialmente para este viernes se realizará en el marco de ese próximo viaje oficial.

El Gobierno: "Es una magnífica noticia"

Todo ha resultado tan precipitado que la suspensión de la visita de Albares obliga a cancelar una multitudinaria recepción para la colonia española que el ministro y el embajador en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, ofrecían el viernes por la tarde. No obstante, fuentes del Gobierno y de Exteriores se han esforzado durante las últimas horas en quitar hierro a todo este asunto. "Es una magnífica noticia. Albares aplaza para acompañar al presidente y se acelera su visita". En el Ministerio esgrimen además que "como se adelanta la visita" del jefe del Ejecutivo no parece "tan necesaria" la del ministro y se destaca la implicación del rey marroquí en la solución del conflicto.

Lo cierto es que Mohamed VI es la clave de bóveda de la crisis diplomática. Quien ha convertido la recuperación del Sáhara en una cuestión identitaria y quien ha exigido a España que abandonara su histórica neutralidad en el conflicto y se decantara por el plan de autonomía que Marruecos propone para este territorio. En una carta enviada a Mohamed VI a mediados de marzo, el presidente del Gobierno reconoce esta propuesta como la "más seria, creíble y realista" para encontrar una solución. Esta era la condición que había impuesto para aceptar una normalización de las relaciones con el Ejecutivo español tras casi año y medio de desencuentros, iniciados, precisamente, porque España no avaló en ese momento el giro de Donald Trump y su reconocimiento explícito de la soberanía marroquí del Sáhara.  

"Alto aprecio" por la carta

A pesar del cambio de guion para escenificar la reconciliación, al menos la conversación entre Sánchez y Mohamed VI tiene una nota positiva. El rey marroquí asegura en su comunicado "el alto aprecio por el contenido" del mensaje del presidente del pasado 14 de marzo y añade que la misiva "está en línea" con el espíritu del discurso que él pronunció en agosto, cuando hizo un llamamiento a "inaugurar una nueva etapa en las relaciones entre los dos países".

Así, prosigue, esta "asociación" entre España y Marruecos "ya se inscribe en esta nueva etapa basada en el respeto mutuo, la confianza recíproca, la consulta permanente y la cooperación franca y leal". "Los diferentes ministros están llamados a poner en marcha acciones concretas en el marco de una ambiciosa hoja de ruta que abarque todos los ámbitos, incluyendo las cuestiones de interés común".

Fuentes marroquíes sostienen que Mohamed VI ha pasado página a la crisis y que supone que la nueva relación "ya ha empezado". En resumen que no hace falta un viaje previo del ministro. Las mismas fuentes aseguran que "recibirán a Sánchez con los brazos abiertos". En todo caso, la visita del presidente de Rabat, que podría realizarse la próxima semana, será la prueba definitiva de si la crisis se ha acabado. Todo indica que sí, pero es necesaria la confirmación definitiva. Es una buena señal que se produzca en pleno Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes, porque que el monarca alauí lo reciba en este momento es un gesto de confianza.