Nuevo Gobierno

De Ferraz a Moncloa: Pilar Alegría se afianza en el núcleo duro de Sánchez

La política zaragozana sigue subiendo en el escalafón del Gobierno de España, donde asume la portavocía del Ejecutivo tras ser la voz del PSOE en los últimos tiempos convulsos

Pilar Alegría.

Pilar Alegría. / EP

Laura Carnicero

La zaragozana Pilar Alegría Continente (La Zaida, 1977) sigue siendo la apuesta fuerte de Pedro Sánchez. Desde que se incorporara al Gobierno de España en la remodelación del Consejo de Ministros de julio de 2021, Alegría ha seguido subiendo peldaño tras peldaño hasta situarse entre el núcleo duro de un presidente que cada vez descarga más responsabilidades orgánicas y ejecutivas en su equipo de confianza. La aragonesa, que no empezó su andadura en política siendo sanchista, es ahora una de las imprescindibles del presidente.

Alegría ya rompió el techo de cristal en 2021 al convertirse en la primera ministra aragonesa. Ahora será la primera portavoz aragonesa del Gobierno de España, y la primera aragonesa que encadena dos legislaturas con la cartera de Educación y FP, que suma Deportes en esta nueva legislatura. Hasta su llegada al Ejecutivo, en la política nacional más reciente habían brillado otros aragoneses de la talla de Luisa Fernanda Rudi, que ostentó la presidencia del Congreso en el mandato de José María Aznar, o Juan Alberto Belloch, 'superministro' de Justicia e Interior con Felipe González.

La política zaragozana, natural del pequeño municipio de La Zaida (de apenas 500 habitantes), tiene un hijo y es diplomada en Magisterio, especializada en Primaria por la Universidad de Zaragoza, además de Máster en Estudios Avanzados en Educación Social por la Universidad Complutense de Madrid.

A sus 46 años, atesora ya una larga trayectoria política en todos los niveles de la Administración, desde el municipalismo hasta la política nacional. La vida profesional de esta maestra ha estado prácticamente dedicada al ejercicio político, en el que debutó joven como diputada nacional, en 2008, en tiempos de Marcelino Iglesias y José Luis Rodríguez Zapatero. Es, además, afiliada a la UGT desde 2006.

Desde aquel debut como diputada nacional, Alegría ha sido también diputada autonómica en las Cortes de Aragón y consejera de Innovación, Investigación y Universidad del primer Gobierno de Aragón presidido por el socialista Javier Lambán en coalición con CHA.

En aquel tiempo, hace apenas ocho años, las discrepancias con Javier Lambán, secretario general de los socialistas aragoneses, no habían comenzado y de hecho a menudo el expresidente aragonés recuerda que Alegría creció en la política aragonesa de su mano. La ruptura se hizo evidente con la elaboración de listas para las elecciones municipales de 2019, cuando Ferraz intervino en favor de Alegría para incorporar a personas de su confianza a su lista, en detrimento de los elegidos por la federación zaragozana, con Juan Antonio Sánchez Quero al frente.

Derrotó a Jorge Azcón en la pugna por la alcaldía de Zaragoza, pero finalmente, un puñado de votos y el acuerdo nacional entre el PP y Ciudadanos la alejaron del bastón de mando y de la política zaragozana. Solo aguantó como líder de la oposición ocho meses, hasta que fue nombrada Delegada del Gobierno de España en Aragón, en plena pandemia de covid.

Desde entonces, las fricciones soterradas entre Alegría y Lambán y los sectores del socialismo aragonés que representan han sido constantes. En algunos momentos más evidentes y en otras circunstancias circunscritas a los mentideros políticos. Pero cada vez que Alegría asume nuevas responsabilidades nacionales resuenan los ecos en Aragón de la sucesión de Lambán, todavía abierta y sin un camino claro. Tampoco Alegría ha hablado nunca de su interés -o no- en regresar a la política aragonesa.

La portavocía en tiempos de crispación

Alegría asumirá, en esta nueva etapa, la portavocía del Gobierno y las áreas vinculadas a Deportes. Después de dos cursos al frente de Educación y FP sin ruido mediático y superada la polémica de la ley 'Celaá', el presidente del Gobierno confía en quien ha llevado la portavocía del PSOE para llevar la voz cantante tras los Consejos de Ministros en una legislatura que se prevé dura y de "alto perfil político", en palabras del propio Sánchez.

Quienes conocen a la ministra y ahora también portavoz la definen como dialogante y con determinación. Sus últimos meses como cara visible de Ferraz, en el cuerpo a cuerpo directo con los máximos dirigentes del PP, en plena campaña de crispación por la oposición a la ley de amnistía, reflejan que Sánchez da por buenos sus resultados.

Ahora, deberá dialogar dentro y fuera, con las previsiones tensiones internas dentro de la compleja coalición de Gobierno y de investidura, y como respuesta a la dura oposición que se atisba desde el PP y Vox, con la calle como medio de protesta.