División en la izquierda

El Gobierno reduce el bloqueo de Podemos a "leyes menores" e iniciativas de Sumar

“Estarán con la lupa para sacar más que Sumar”, indican fuentes socialistas respecto a la competitividad entre ambos espacios y el ánimo de diferenciación de los morados

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, junto a los otros cuatro diputados del partido.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, junto a los otros cuatro diputados del partido. / EFE

Iván Gil

El Gobierno se resigna a negociar con Podemos como otro actor parlamentario más, tras su abandono del grupo de Sumar para incorporarse al Mixto, aunque descarta riesgos para la gobernabilidad. De las conversaciones cruzadas con los dirigentes de Podemos y de Sumar, fuentes de Moncloa concluyen que los cinco diputados morados, imprescindibles para alcanzar mayorías, podrán “dejar caer alguna ley menor”. No temen así ni por los Presupuestos ni por las reformas comprometidas por Bruselas de las que dependen los fondos europeos. Eso sí, reconocen que “serán más exigentes, sobre todo con las propuestas de Sumar.

“Estarán con la lupa para sacar más que Sumar”, indican fuentes socialistas respecto a la competitividad entre ambos espacios y el ánimo de diferenciación de los morados. Con todo, como fuerza progresista, descartan que unan sus votos a PP y Vox en asuntos de especial trascendencia para el Ejecutivo. Una dinámica similar a la que vienen manteniendo desde la pasada legislatura EH Bildu y PNV, por su tensión competitiva, y que también mostraron en el proceso de negociación de investidura ERC y Junts.

Una competición electoral que genera inestabilidad, pero que hasta ahora se ha canalizado a través del reparto de banderas. Quien se muestra más útil en Madrid, arrancando medidas al Ejecutivo, en el caso de Bildu y PNV, o quien capitaliza medidas como la amnistía, en el caso de ERC y Junts. Los morados quieren ahora a optar al reparto de banderas, en detrimento de Sumar, y los Presupuestos serán la gran ventana de negociación. Cuestiones fiscales y otras más simbólicas, como las leyes de los ministerios morados que en la pasada legislatura no vieron la luz por el adelanto electoral, estarán encima de la mesa.

Negociar es ceder y el propio Pedro Sánchez asumía este jueves durante una entrevista en Antena 3 que “evidentemente vamos a tener que negociar un poco más, pero con una fuerza progresista como Podemos”. Un día antes, en conversación informal con los periodistas destacaba que "yo he defendido el entendimiento entre fuerzas de izquierdas”. Los importante ahora, según concluía, "es que todos compartimos conquistas”. Los morados volverán a su papel de “arrastrar” al Gobierno más hacia la izquierda, con la diferencia ahora de que dentro de la coalición se sitúa Sumar. De hecho, cuando Podemos definió su nueva hoja de ruta el pasado mes de noviembre, asoció al partido de Yolanda Díaz con una “izquierda servil”.

Entente con ERC y EH Bildu

En los últimos meses de la pasada legislatura, desde Podemos ya se mostraron críticos, a través de su ex secretario general y exvicepresidente, Pablo Iglesias, con algunos acuerdos como los relativos a la reforma de la denominada ley mordaza. Incluso antes, cuando comenzaban a visibilizarse las tensiones internas, se empatizó con las razones de ERC y EH Bildu para votar en contra de la reforma laboral. La entente con los soberanistas de izquierdas lleva tiempo dibujándose como alternativa a Sumar y podría tomar forma en algunas negociaciones parlamentarias para aumentar su capacidad de presión. Junto al BNG y los cinco diputados morados sumarían 19 escaños.

Las primeras conversaciones entre miembros socialistas del Gobierno y dirigentes de Ferraz con Podemos han sido “tranquilizadoras”, según trasmiten desde el PSOE. En la dirección del partido morado aseguran que su secretaria general, Ione Belarra, trasladó el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, su apuesta por la gobernabilidad, aunque remarcando su interés por negociar a partir de ahora de manera bilateral.

Belarra y Bolaños ya negociaron directamente cuestiones trascendentales del anterior Gobierno de coalición, como la ley de vivienda, sin demasiado éxito, algunos proyectos de presupuestos e, incluso, el reparto de las carteras y el encaje entre los socios en el primer Ejecutivo conjunto. El PSOE, sin embargo, se enteró por la prensa de la decisión de Podemos de abandonar el grupo parlamentario plurinacional de Sumar, aunque tras ello recibieron llamadas, además de Bolaños, su número dos, Rafa Simancas y el secretario de Organización, Santos Cerdán.

División del voto

Los socialistas centran sus preocupaciones sobre la ruptura de Sumar y Podemos en los efectos electorales de la fragmentación del voto a su izquierda. En la primera mitad del año se celebrarán las europeas y las autonómicas en Euskadi y Galicia. La división del voto progresista asusta a Ferraz especialmente en Galicia, donde Podemos ya es una fuerza extraparlamentaria y el umbral del 5% dificulta la representación de Sumar en las provincias de Lugo y Ourense.

El ejemplo de las últimas elecciones municipales y autonómicas, donde los socialistas apenas perdieron votos pero sí poder institucional por la fragmentación de las opciones progresistas, sustenta estos temores. “Estamos preocupados por las elecciones y no tanto por las leyes”, aseguraban fuentes socialistas sobre la ruptura a su izquierda durante los corrillos con la prensa en los actos del 45 aniversario de la Constitución.