Síguenos en redes sociales:

REPORTAJE

El Schindler de La Raya

El libro ´La columna de la muerte´, recientemente publicado por Francisco Espinosa, recoge la existencia de un teniente portugués que salvó a cientos de extrem

El Schindler de La Raya

Durante el verano de 1936, cientos de extremeños de los pueblos del sur de Badajoz se internaron en Portugal huyendo de la represión franquista. Las investigaciones publicadas a partir del año 1999 por estudiosos portugueses como Paulo Barriga o Rodrigues Ferreira, han sacado a la luz la existencia de un campo de concentración cercano a la localidad lusa de Barrancos donde eran recluidos los refugiasdos.

Este tema y otros de singular interés son tratados en el libro La columna de la muerte , del historiador de Villafranca de los Barros Francisco Espinosa. La obra se presenta el próximo viernes en Zafra, está editada por Crítica y es prologada por Josep Fontana.

El campo de concentración donde eran recluidos los huidos se encontraba en la finca de Coitadinha, situada a un paso del río Ardila y al pie de la fortaleza de Noudar. En él llegó a haber mil refugiados en el verano de 1936. Su origen fue la llegada de 54 mujeres y niños y 719 hombres de Jerez de los Caballeros, Oliva de la Frontera, Villanueva del Fresno, Alconchel, entre otros puntos, que habían cruzado la frontera perseguidos por fuerzas españolas.

ESCAPANDO DE LA MUERTE

Los extremeños eran vigilados por un pelotón de soldados al mando del teniente Antonio Augusto Seixas y eran alimentados gracias a los donativos de los vecinos de Barrancos. Pero el campo de Coitadinha se quedó pronto pequeño. Los extremeños seguían cruzando la frontera para escapar de una muerte segura y el teniente Seixas, temiendo que el problema de los refugiados fuera solucionado por las autoridades con la devolución a España, creó por su cuenta un campo de concentración paralelo y no oficial.

Lo situó en la finca Russianas, también cerca de Barrancos, y acogió en un principio a 223 hombres y a 76 mujeres y niños. Entre ellos estaba Manuela Martín, una mujer cuyo testimonio recoge Espinosa en su libro. Manuela fue fusilada en Oliva de la Frontera, pero se fingió muerta y huyó hasta llegar a Coitadinha. Como le dijeron que no había sitio, pidió que la mataran allí mismo, antes que volver a España. Enterado Seixas, se la llevó al campo de concentración paralelo de Russianas.

Los hombres de Seixas llegaron incluso a defender con sus armas a sus protegidos extremeños de las incursiones en Portugal de grupos de pistoleros fascistas españoles. En octubre de 1936, Portugal acató las medidas del Comité de No Intervención y decidió trasladar a los 614 españoles del campo de Coitadinha al puerto de Lisboa y de allí en barco hasta la ciudad de Tarragona.

Pero entonces aparecieron los 411 refugiados de la lista de Seixas . El teniente se justificó argumentando que se trataba de antiguos escapados de Coitadinha que habían decidido volver. El empeño de Seixas logró que los 411 extremeños de su lista también fueran embarcados.

El teniente Seixas fue castigado con dos meses de inactividad y obligado a pasar a la reserva. Desaparecido Seixas, los extremeños huidos que cruzaban la frontera portuguesa de Barrancos eran devueltos a los españoles que, según recoge Espinosa en su libro, mataban inmediatamente a sus compatriotas, teniendo que ser muchas veces los propios portugueses quienes los enterraran.

Pulsa para ver más contenido para ti