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Los problemas de Monprint y Caval El ánimo de los cooperativistas de las Vegas Bajas.

24-D, ´Nochemala´ en Valdelacalzada

El día de Nochebuena es el elegido para que los socios de Caval decidan si afrontan los 27 millones de euros de deuda o acaban con esta sociedad La localidad

24-D, ´Nochemala´ en Valdelacalzada

Pasan pocos minutos de las 12.30 horas. María Dolores Zamora realiza unas gestiones en el Ayuntamiento de Valdelacalzada y sale triste, no por lo que le hayan dicho en el consistorio, sino por la situación que vive en su casa. Es mujer de un socio de la cooperativa Caval y trabajadora por temporadas de esta sociedad. Ahora está en paro; prefiere eso antes que seguir en Caval trabajando sin cobrar, ya que le deben toda la campaña de este año. Con tres hijos en casa, la Navidad no será la misma este año después de que los socios --220-- se hayan enterado de que Caval tiene una deuda que roza los 27 millones de euros. Sólo hay dos opciones, o afrontar un plan de viabilidad pagando ese déficit durante 25 años o cerrar la sociedad. Lo decidirán el día de Nochebuena que, en cualquier caso, no será buena. "Esto es una ruina, nosotros tenemos ocho parcelas y no sabemos qué pasará con ellas", lamenta. Y como ella, el 90% del pueblo, que vive asociado de alguna manera a la cooperativa.

"Mi hijo está viviendo de prestado, gracias a una casa de nuestra propiedad, y está trabajando para otros teniendo sus propias tierras, pero tiene que comer todos los días y algo tiene que hacer", señala la madre de otro de los socios afectados por esa millonaria deuda, mientras no encuentra respuesta a cómo se ha podido llegar a una situación así. "Es la ruina del pueblo", coincide esta vecina.

Y es que no hay un rincón de Valdelacalzada donde no se encuentre a alguien relacionado de una u otra forma con la cooperativa. De ahí el papel jugado por el alcalde, Pedro Noriega, al que todos los afectados dan las gracias, porque "si no fuera por él, los bancos ya nos habían embargado", señalan varios socios afectados a las puertas de Caval, muchos de cuales no han cobrado las cosechas de los dos últimos años.

Pasando esas puertas, pocos minutos antes de las 13.30 horas, varias decenas de mujeres abandonan sus puestos de trabajo, porque la actividad sigue, y toca la recolección de la campaña de la brócoli. Se desconoce si esas instalaciones permanecerán vacías o no a partir del 24 de diciembre próximo.

El municipio vive estos días entre la indignación y las dudas sobre qué hacer. Y es que la inquietud afecta a cientos de personas directamente --hay 220 socios-- y a miles de manera indirecta por los trabajos temporales en plena campaña de recogida de frutas y hortalizas.

La crisis tiene caras

Algunos de ellos no pueden reprimir su indignación. Los hermanos Antonio y Ramón Rodríguez, erigidos en portavoces de los afectados, insisten en la necesidad de que un juez tome cartas en el asunto y se haga una auditorio de la gestión realizada por el exgerente, Manuel García; Antonio Cruz, un vecino con más de 50 años como socio apenas puede reprimir su amargura y ve como "esta breva se la quedan ahora mis hijos"; y Antonio Villafaina, un ganadero que tuvo que vender sus vacas, que cree que "es vergonzoso que nos den las cuentas cuando estamos arruinados". Por todo ello, aseguran que no hay nada que celebrar en Navidad: "Tendremos que hacer una fotocopia de alguna tableta que nos encontremos", mientras reiteran que se han disparado las consultas al médico por depresión.

Buscan ahora una auditoría de gestión que lleve al juzgado dónde ha ido a parar el dinero de esta cooperativa porque "no hay ni un solo documento contable del 2008", argumentan, tras un incendio en un ordenador que destruyó la documentación "casualmente", relatan.

Pero, la vida sigue y hay que ganársela, por eso, son muchos los que, hartos de no cobrar, se buscan las habichuelas en otro sitio; o bien llevando sus productos a otro comprador o trabajando en otros sectores como el de la construcción, que "tampoco está para tirar cohetes", argumentan.

Hay quien sigue con su actividad de toda la vida y ahora toca el brócoli; y cada día se acercan a su parcela para recoger esta hortaliza y llevarla a la cooperativa, aunque sepan que es muy probable que no la puedan cobrar.

En todo caso, la noche del 24 de diciembre no tendrá mucho de buena para la mayoría de familias de Valdelacalzada.

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