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adenex convoca a una manifestación esta tarde a las 19.00 horas

Fukoshima, Almaraz y todas las demás

Primero, desde Adenex, condolencia al pueblo japonés por las víctimas de la catástrofe que está sufriendo Japón, segundo, denuncia de unos gobiernos irresponsables, y tercero exigencia de cierre de todas las centrales nucleares del mundo.

Indignación ante el progreso legado por algunos gobiernos y de algunos tecnócratas que juntos siguen planteando que solo la ciencia y la tecnología nos hará ricos y mejores. Un tsunami y un terremoto son predecibles pero nunca controlables, pero las industrias que inventamos los humanos sí está en nuestras manos el no hacerlas peligrosas para nosotros mismos, ni para las generaciones venideras.

La industria nuclear se ha ido instalando allí donde había apoyo de los gobiernos y la poca contestación social lo han hecho posible. En nuestro país de las 50 previstas en el programa nuclear aprobado en la dictadura de Franco, gracias a la oposición general de la población española hemos conseguido no construir o cerrar 42 centrales atómicas. Todavía nos quedan 8 en funcionamiento.

¿Cómo es posible todo esto? ¿ Qué nos puede enseñar el accidente nuclear de Japón?. Dentro de la idea de progreso tecnológico que occidente ha sabido vender como bienestar social, se nos dice que debemos estar acostumbrados a sufrir fallos y accidentes, incluso de aquellas sofisticadas tecnológicas que no necesitamos, como son las plantas atómicas.

Cuando, a lo largo de la corta historia de lo nuclear, se recuerdan los miles de incidentes y accidentes en todas las centrales nucleares del mundo, siempre la industria nuclear, las grandes compañías eléctricas del mundo, intentan tranquilizarnos afirmando que ya han encontrado la que es inocua, no contaminante y no generadora de residuos radiactivos y de enfermedades y muerte.

Three Mile Island, Chernobil y Tokaimura, hasta ahora eran representativos, de lo que puede ofrecer como seguridad y trasparencia un sector eléctrico mundial que no ha conseguido convencer ni a los inversores mas temerarios. Japón se vendía como la tecnología más sofisticada y moderna y donde jamás iría a ocurrir nada fuera de control. Todos sus gobiernos apoyaron la iniciativa pro-nuclear a sabiendas del riesgo sísmico de todo el país. La incertidumbre de lo que ahora mismo está ocurriendo en Japón y de su escenario futuro, nos hace ser prudentes, pero firmes en los razonamientos.

Para Adenex, el invento militar y la construcción posterior de centrales nucleares en el mundo representa la más inquietante y traumática de las nuevas tecnologías del último siglo.

Todos sabemos que los humanos estamos expuestos a catástrofes naturales, pero es de insensatos el programar a su lado una catástrofe, ahora sí humana, para que su efecto sea aún más devastador. Este es el caso de Japón, que además de un terrible terremoto, y una vez pasado, sigue y seguirá sufriendo los efectos de una industria civil atómica que no necesitamos, que nadie en el planeta necesita.

Por eso, en este momento, no está de más recordar la situación de la que tenemos más cercana en Extremadura. Almaraz fue la cuarta central nuclear española en abrirse, tras José Cabrera (cerrada en 2006), Garoña (aprobado el cierre para 2013) y Vandellos I (clausurada por un grave accidente en 1989).

En 1981 los dos grupos atómicos de Almaraz inauguran, según la jerga de su industria nuclear, una segunda fase de construcción, la denominada “segunda generación”, pero, desde un primer momento, y una vez en marcha, los problemas técnicos se suceden día tras día: Accidentes, calificados siempre de incidentes, errores, paradas no programadas, pequeños sabotajes, recargas fuera de la especificación, afectando a elementos esenciales de la seguridad, fallos humanos múltiples, faltas de previsión en la seguridad del recinto, alivios de presión sin los debidos controles de radiactividad, contaminación por tritio del río Tajo, problemas de refrigeración en el embalse de Arrocampo, transformadores incendiados, nueva inclinación de los edificios de combustible, fallos en los sistemas de medición de temperatura en el circuito primario, inutilidad y desconocimiento del plan de emergencia…, en definitiva, un cúmulo de problemas que han originado más de 4.000 modificaciones de diseño, algunas de gran envergadura, en sus cerca de 30 años de funcionamiento.

Además, es notoria la falta de información, el ocultamiento y la falsedad en las declaraciones de las industrias propietarias de la central (Iberdrola, Unión Fenosa y Endesa), que luego han tenido que rectificar, y la gran mayoría de las veces con la complicidad del órgano publico de control, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

Mientras los propietarios divulgaban y reclamaban con éxito la enorme producción energética y su aportación al sistema nacional, algunos informes internos dentro de los municipios del entorno reconocían la poca incidencia en el empleo y el desarrollo sostenible en la comarca, que daba los mismos índices de paro que en cualquier otro lugar de la región.

No han dejado de evidenciarse, negarse y reconocerse problemas, siempre sin incidencia apreciable para la población y el entorno…, pero todo indica que los problemas de los nuevos generadores de vapor, la corrosión de algunos elementos de combustible, el deterioro de la vasija del reactor por agotamiento de los materiales, fallos continuos en las piscinas de refrigeración, fallos humanos reiterados, la disminución de la plantilla y su renovación, nos pongan ante una falta de seguridad que por muchos millones que inyecten para retocarlo apuntan hacia el cierre definitivo que por el final de su vida útil le toca ya a los dos grupos atómicos de Almaraz.

Ante un CSN que sigue olvidando y no reconociendo los defectos aun presentes y no resueltos en Almaraz, desde ADENEX hacemos enteramente responsables tanto al gobierno regional como al nacional, y al presidente Zapatero de mantener un peligro potencial sin ninguna necesidad, ni para la región ni para el conjunto del estado en su sistema eléctrico actual.

Las anergias renovables, no crean problemas de seguridad nacional y en caso de una catástrofe natural no añaden nuevas amenazas. Por eso seguimos recordando al gobierno regional que el ahorro, la eficiencia y la energía solar activa y pasiva, son las anergias más limpias, seguras y sostenibles.

Por estas razones pedimos el cierre definitivo de la central nuclear de Almaraz, y de todas las plantas atómicas del mundo.

Por eso nos solidarizamos con los familiares de todas las víctimas derivadas de la energía atómica, y muy especialmente ahora de las de Japón.

Adenex invita a todos los ciudadanos a concentrarse en las plazas de Cáceres, Badajoz, Mérida, Plasencia, Villanueva de la Vera y Navalmoral de la Mata, el jueves 17 de marzo, a las 19.00 horas, para mostrar su solidaridad con el pueblo japonés y para pedir el cierre de todas las centrales nucleares.

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