"Que ninguna asociación con necesidades deje de pedir. Si no hay productos, los buscaremos". El presidente del Banco de Alimentos de Cáceres, José Luis Fernández Rincón, resume el modus operandi de estas organizaciones, que se encargan de distribuir comida entre organizaciones que atienden a personas necesitadas, como Cáritas. En los últimos años, la crisis ha hecho coincidir el aumento de la demanda de ayuda con la caída de donaciones de empresas --"ya no sobra tanto, se fabrica por encargo", explica Carmen de Aguirre, presidenta del banco de Badajoz--, que dificultan la labor de estas organizaciones. La pacense, por ejemplo, pasó serias dificultades en junio, cuando incluso se llegó a plantear la suspensión de los repartos por falta de género, pero finalmente ha logrado superar el bache con campañas extraordinarias, como una Operación Kilo en Mercadona. "No hay que preocuparse, buscaremos la manera de que nadie se quede sin comer", insiste Rincón.

Por ahora, las cifras son evidentes, según los responsables de estas organizaciones. Los beneficiarios del Banco de Alimentos de Badajoz han aumentado un 40% en los últimos años, pasando de unos 18.000 a los 30.000 actuales. En Cáceres, la progresión ha sido de unos 7.200 hace un año a unos 9.000 ahora, un 25% más. De forma paralela, se han ido recibiendo cada vez menos productos, sobre todo de las grandes donaciones privadas. "Antes, por ejemplo, había una empresa que nos traía un camión de comida todos los meses, ahora es una vez cada tres o cuatro", indica. Lo vincula con la reducción general del gasto por la crisis: todos nos ajustamos más, también las empresas de fabricación o distribución de comida.

Ante este panorama, el banco pacense vivió momentos de incertidumbre el mes pasado: "Teníamos muy pocos productos y estuvimos pensando qué hacer, si repartir aunque fuera poco o aplazar el reparto". Al final, optaron por buscar alternativas y lograron salvar la situación, sobre todo gracias a una campaña de recogida realizada el primer fin de semana del mes en varios supermercados de Mercadona. El próximo 20 de julio la medida se extenderá a establecimientos de esta misma cadena, que también ha realizado algunas donaciones directas, en Cáceres.

Estas aportaciones, más las particulares --que, por cierto, son más cuantiosas en tiempos de crisis como los actuales, según De Aguirre y Rincón--, se combinan con las aportaciones públicas. Los Bancos de Alimentos las reciben sobre todo por la vía del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), que este mes se ha materializado en más de 2,5 millones de alimentos para repartir entre 405 entidades extremeñas y algo más de 59.000 beneficiarios. "Están sufragados con fondos europeos y hay dudas sobre si podrían reducirse en el futuro, pero esperemos que esto no ocurra", explica De Aguirre, respaldada después en los mismos términos por su homólogo en Cáceres. A nivel nacional, el FEGA repartirá más de 80 millones de kilos de alimentos entre dos millones de españoles, según el Ministerio de Agricultura.

Intercambio entre bancos

Otra vía de captación de recursos es el intercambio con los bancos de otras provincias, a los que, por ejemplo, Badajoz solicitó ayuda ante la situación de mayor necesidad registrada en junio. "Otras veces somos nosotros quienes cedemos alimentos, especialmente, conservas de tomate, de las que recibimos muchas por estar en esta zona de producción", detalla la presidenta del centro pacense. "Es un momento difícil, en el que las necesidades aumentan cada día. Nosotros hemos recibido hace poco una petición de una asociación de Talayuela --municipio con un elevado índice de inmigración--, que supone 500 usuarios más de repente, pero buscamos la manera de atenderlos. De que a nadie le falta comida", sentencia Rincón.