Que un médico pueda prescribir el fármaco más eficaz para un paciente concreto; que un enfermo reciba el tratamiento que menos efectos secundarios le va a originar y que el sistema sanitario ataje uno de sus principales problemas de futuro: la sostenibilidad. Todo eso es lo que aborda una investigación pionera en el mundo que va a llevar a cabo el Servicio Extremeño de Salud durante cuatro años, el proyecto Medea. El objetivo es automatizar un procedimiento para que en la historia clínica de los pacientes en JARA figure, junto a la información que habitual, un análisis genético y datos relativos a su lugar de residencia, alimentación, antecedentes familiares conocidos... con el fin de que en el momento en el que un médico trata de hacer una prescripción, el sistema le alerte de los fármacos que pueden ocasionar un perjuicio, o lo que es lo mismo: que el sistema analice el perfil genético y personal del paciente para individualizar la prescripción hasta el punto de seleccionar el medicamento que mejor se adapta y evitar el que va a causar una reacción adversa.

El punto de partida es que más del 6% de la población sufre reacciones adversas a medicamentos, que causan daños a los pacientes y costes a los servicios de salud porque originan el 12% de los ingresos hospitalarios. El planteamiento de la investigación es que la medicina personalizada puede reducir esos efectos negativos (se considera una de las grandes esperanzas para optimizar la administración de fármacos) y con ello no solo mejorar la efectividad, sino también «garantizar la sostenibilidad de los servicios públicos de salud», defiende el coordinador científico del proyecto, Adrián Llerena, catedrático de Farmacología de la Universidad de Extremadura, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica y de la Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica, y miembro del Comité de Farmacogenómica de la Agencia Europea del Medicamento).

La investigación, a cuatro años, cuenta con un presupuesto de 5,4 millones que cofinanciarán el Ministerio de Economía a través de fondos Feder para innovación (4,4 millones) y la Junta de Extremadura (aportará un millón principalmente en la contratación de personal). El convenio por el que se llevará a cabo la aportación de fondos se firmó el pasado mes de noviembre y el objetivo es comenzar este año el trabajo.

proyecto piloto/ El proyecto piloto trabajará con una población de 3.000 personas de toda Extremadura. Comenzará inicialmente con dos centros de salud, uno de Cáceres y uno de Badajoz aún por definir (se está evaluando en cuáles) y posteriormente se extenderá a los centros hospitalarios. Fundamentalmente se trabajará con pacientes con enfermedades cardiovasculares, pacientes oncológicos, pacientes de la unidad del dolor y pacientes psiquiátricos, porque es en ellos donde se producen mayores efectos adversos de medicamentos y donde la posibilidad de seleccionar el fármaco va a tener un mayor beneficio para el paciente.

«El Sistema Extremeño de Salud es el lugar idóneo para realizar esta investigación porque se trata de una población pequeña y homogénea. Lo que se haga aquí puede ser útil para el resto de Europa, pero también para latinoamérica, porque Extremadura comparte genética con América Latina», recalca el catedrático sobre la trascendencia de este proyecto, que busca soluciones a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, una de las cuestiones que en los últimos años están generando alerta, por el incremento de la factura en los nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer. El presupuesto de 2018 contempla más de 115 millones para la farmacia hospitalaria del SES y el tratamiento mensual de un enfermo de cáncer puede suponer 10.000 euros. «Es importante que, ya que se destina esa enorme cantidad de millones, sea en medicamentos que van a ser efectivos en cada paciente», plantea Llerena.

optimizado al máximo/ El gran reto de la medicina personalizada es prescribir a cada paciente el fármaco más adecuado siguiendo una pauta específica. Y para conseguir eso, lo que se hace desde el SES es desviar el foco que hasta el momento se había utilizado en la relación farmacología-genética. En el 32% de los fármacos evaluados por la Agencia Europea del Medicamento se recomienda un análisis genético para la optimización de su uso. Esta es una cuestión que nunca han abordado los sistemas de salud y que esta investigación pretende atender, aunque en lugar de orientarlo a un medicamento se va a hacer más amplio centrándolo en el paciente. «De esa forma, cualquier medicamento que, por la genética del paciente o sus antecedentes vaya a tener un efecto negativo, va a quedar registrado», dice el investigador principal de Medea.

«Es un proyecto muy ambicioso cuyos beneficios pueden revertir a Extremadura, a cualquier otra región y a cualquier otro país, porque no existe nada en farmacogenética como lo que se pretende hacer ahora. Es una prescripción personalizada y optimizada al máximo», afirma Luis Tobajas, director General de Planificación, Formación y Calidad Sanitaria y Sociosanitaria. La Junta impulsa este proyecto que convierte al SES «en el primer sistema sanitario en desarrollar investigación para ponerla al servicio de la población», defiende.

Y la innovación no solo vendrá de la mano del área de trabajo, sino también de cómo se irá desarrollando; porque para llevar a cabo el proyecto se deberá cooperar con empresas de biotecnología que ayuden a los investigadores a desarrollar las herramientas necesaria para poner en pie el proyecto. «Esperamos que contribuya a crear un ecosistema de innovación biomédica en Extremadura», plantea Tobajas.

El objetivo que se persigue es que a medio plazo el SES disponga de un sistema de prescripción por el cual los médicos obtendrán online y de forma inmediata, información sobre si lo que pretenden prescribir tiene alguna contraindicación con el perfil genético del paciente, si interacciona con el resto de variables clínicas (otras medicaciones, historia personal y familiar...) y si la que se prescribe es la dosis y la vía de administración adecuada, para, en caso contrario, encontrar una alternativa que se adapte mejor al paciente. «Puede suponer un hito en la investigación en Extremadura», dice Llerena.