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desescalada en las tiendas

...y el comercio va al ralentí

Las ventas avanzan lentamente lastradas por la suspensión de eventos y la limitada vida social hasta ahora

...y el comercio va al ralentí

El comercio sostiene que está preparado para responder a la nueva situación, pero la clientela parece que aún necesitará un tiempo para adaptarse a los condicionantes derivados de la crisis sanitaria y la crisis económica: la normalidad no acaba de asomarse a la mayoría de los establecimientos tras tres semanas de actividad. «Creíamos que esta semana iban a levantar las ventas, pero no terminamos de respirar», asegura Félix Retamar, presidente del comercio de la calle Menacho de Badajoz. Sí que se aprecia un incremento del trasiego en las calles, pero no se traducen en transacciones, que están más rezagadas de lo que esperaban. ¿La causa más probable? «A un miedo escénico a gastar, debido a la incertidumbre que estamos pasando», sostiene e empresario pacense.

Tampoco está ayudando el hecho de que todos los eventos típicos de esta época (bodas, comuniones, graduaciones...) se hayan suspendido o aplazado. No solo afecta al sector de moda y calzado, el más extendido en esta zona, sino también a otras actividades: «En las peluquerías se pensaba que iba a haber un boom, pero lo cierto es que están al 40% de su capacidad, y lo mismo en los locales de estética. Es normal, no hay celebraciones y tampoco vida social», apunta el empresario que confía en que la eliminación de las restricciones interprovinciales y la apertura de la frontera con Portugal contribuyan a reactivar el sector en las próximas semanas.

En Cáceres la situación tampoco pasa de ir al ralentí, a pesar de que en los primeros días de apertura se notara cierta alegría en los establecimientos, según la presidenta de la Asociación del Comercio de Cáceres (AECA), Lucía Prado: «Estamos funcionando a niveles mínimos. Hay goteo de gente pero no como esperábamos», asegura. La principal razón, a su juicio, tiene también mucha relación con la inestabilidad económica que ha sacudido a muchas economías familiares, afectadas por ERTE. «La situación económica no es la mejor y hay muchas personas que tienen miedo a gastar. Es razonable», dice. Por eso confía en que a medida que las fases avancen y la situación se estabilice, la normalidad vuelva también al comercio.

DESPLOME EN ABRIL

Los últimos datos del INE revelan el impacto que el cierre de los negocios en el mes de abril ha tenido en el comercio minorista, con una caída histórica del consumo, que ha hundido especialmente a la moda y el calzado (cayeron un 81,4% respecto al mismo periodo del 2019 por el cierre de negocios). La temporada de primavera casi se ha perdido por el ascenso de las temperaturas, pero en el sector aún confían en salvar la de verano. «Va a ser difícil, por eso es importante que la gente se mentalice de que el comercio somos el motor económico de la ciudad. Que necesitamos su apoyo para que se reactive el consumo local», afirma Ana Rodrigo, presidenta de la asociación de comerciantes Astoria, que aglutina a los negocios del entorno de San Pedro de Alcántara, Santa Joaquina de Vedruna y las calles de ‘los obispos’, en el centro de Cáceres.

Los negocios han bregado en estas primeras semanas no solo con las dudas de los clientes, sino con la falta de información inicial sobre las medidas de seguridad que debían tenerse en cuenta en este tipo de establecimientos. «Había muchas dudas al principio, pero el comercio está preparado y está cumpliendo con toda la normativa. Somos los primeros interesados en que la normalidad llegue cuanto antes, pero con toda la precaución», valora la empresaria. Sus negocios, especializados en eventos, son de los más golpeados por la situación actual. «En agosto esperamos que haya alguna boda ya, pero la principal actividad ahora es reprogramar todas las citas de las novias que deberían estar probándose sus vestidos y que han tenido que aplazar las bodas», dice.

Al final esa situación también está condicionando la recuperación de buena parte de la actividad: «Confío en salvar algo de la primavera con las comuniones que están empezando a poner para septiembre. Pero todo lo que tenga que ver con bodas lo vamos a perder», lamenta Cristina Herrero de Tejada, de la tienda de moda Closer. Reconoce que los primeros días fueron raros y que le sorprendió la respuesta en esas jornadas iniciales de las clientas más fieles. «Todo está más tranquilo y la gente parece que va apostando por el consumo local. Queremos estar positivos», reconoce.

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