Fue poco tiempo después de jubilarse como operador técnico de Telefónica, cuando en un control rutinario, en una simple analítica, le detectaron anemia y empezaron a buscar la causa. Tras una prueba, vino otra y el diagnóstico que nunca habría esperado: cáncer de colon. Pasó por tres intervenciones quirúrgicas, seis sesiones de quimioterapia antes de la primera operación y otras doce después. Pero hoy, Joaquín García-Plata Quiros, cacereño de 72 años, puede decir que está libre del cáncer que inesperadamente irrumpió en su vida. Es uno de los supervivientes a uno de los cánceres que más mortalidad ocasiona hoy en día (pese a que si se detecta precozmente se puede curar en el 90% de los casos) y el más frecuente en España. «No sé qué habría sido de mí si no llego a ir a esa revisión rutinaria», cuenta.

Por eso, insiste en que la prevención es la mayor tabla de salvación. «Es una palabra que hay que grabarse en mayúsculas, porque el cáncer no avisa, que quede bien claro. Yo no sentía nada y eso es lo peor de esta enfermedad». Este es su mensaje para el Día Mundial contra el Cáncer de Colon, en el que él celebra precisamente la vida. Su periplo no ha sido fácil ni sencillo, pero este cacereño siempre le ha puesto ganas a la vida. ¿Ha sentido miedo? «No. Sabía que estaba haciendo lo que debía. Siempre me he dejado llevar por los médicos, he mostrado buena disposición, colaboración, lo he afrontado todo con total normalidad y eso creo que también me ha ayudado en el proceso». El cáncer también le afectó al hígado, a la vesícula y a la apéndice, pero el 20 de noviembre del 2019 salió del quirófano por última vez y se ha ido recuperando poco a poco. «He perdido agilidad y me veo un poco más limitado, pero me encuentro bien y llevo una línea buena aunque se nos haya cruzado también el coronavirus».