Es la sensación del año. Cáceres cuenta desde hace unos meses con un nuevo y sorprendente atractivo. El nuevo Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear ha colocado a la ciudad Patrimonio de la Humanidad en el mapa del arte moderno internacional. Pasado y presente se dan la mano en una conjunción perfecta entre modernidad e historia. Las cifras de los visitantes al nuevo Museo Helga de Alvear son reveladoras del alto interés que ha despertado entre los visitantes de la ciudad. Ya hay 15.000 reservas de visitas al museo, que ha estado gestándose durante años y que tuvo su germen en las exposiciones temporales que se hacían en la llamada Casa Grande anexa al museo.

¿Qué tiene este espacio de arte en el corazón de Cáceres para seducir a tantos viajeros a pesar de las circunstancias adversas que vivimos? En el nuevo edificio de la calle Pizarro tan importante es el continente -un gran trabajo arquitectónico de Mansilla y Tuñón- como el contenido: una selección de obras realizada con exquisito mimo y cuidado.

La idea es que cuando se pueda viajar, los artistas que están representados en el museo, un total de 54, puedan visitar las instalaciones para conocer este proyecto cultural. La visita más probable es la del artista y activista chino Ai Weiwei que prepara una exposición en Lisboa, por lo que es probable que se acerque a Cáceres a ver su lámpara presidiendo la entrada del museo, toda una metáfora del declive de la China comunista. 

También otro de los objetivos es poner en marcha a corto plazo una biblioteca y un programa de actividades con talleres formativos y artísticos.

Aforo

El museo dobló en poco tiempo el aforo que estipuló en un principio, calculado para 180 personas al día en pases de 15 personas cada media hora, y lo ha aumentado a 360 visitantes en pases cada quince minutos, ya que las dimensiones del inmueble han corroborado que se puede ampliar este aforo y cumplir las medidas sanitarias decretadas por la pandemia. El nuevo museo de la ciudad se ha convertido en un referente mundial del arte contemporáneo al albergar obras de artistas de la talla de Olafur Eliasson, Pablo Picasso, Louise Bourgeois, Wassily Kandinsky, Helena Almeida o Ai Weiwei, entre otros muchos. Atractivos no le faltan para los amantes del arte.

Tras cinco años de obras, el nuevo centro muestra, por primera vez, 200 de las 3.000 obras que componen la colección de la galerista alemana, algunas de ellas de gran formato y difícil montaje que se quedarán de forma permanente en el edificio. El inmueble cuenta con 5.000 metros cuadrados y ha sido concebido como un nexo de unión entre las calles Pizarro y Camino Llano, entre la ciudad antigua y el ensanche cacereño, que puede cruzarse a través de un jardín. Es una delicia para los sentidos y cimenta la idea de que el arte es un motor de desarrollo.

La mayoría de las obras que se exhiben corresponden a la segunda mitad del siglo XX, aunque con la excepción de los cuadros de Goya, pintor adelantado a su tiempo. Tras el genio de la Quinta del Sordo le siguen grandes como Picasso, Kandisky, Paul Klee, Joseph Albers o Ribert Motherwell. Es posible también contemplar obra de grandes maestros de la pintura española de la segunda mitad del XX como Luis Gordillo, Campano, Tâpies o Carmen Laffón. Pero no solo hay pintura, también hay espacio para trabajos fotográficos de Axel Hütte o Candida Höfer, Philip-Lorca de Corcia o Slater Bradley. Sin olvidar tampoco las instalaciones de vídeo como las de Julian Rosefeltd, Gordon Matta-Clark, Pierre Huyghe o Zhang Peili.

Las especiales condiciones del recinto permiten albergar esculturas e instalaciones de gran tamaño de Olafur Eliasson, Louise Bourgeois, Katharina Grosse o Ai Weiwei.

En resumen, un museo excelente que destaca por la amplitud de sus espacios que supera la narración histórico-temporal para insertarse en la exposición de multitud de técnicas narrativas. Un dato sobre la rabiosa actualidad del Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear: La mitad de las otras datan de la última década. M