Si los más de 430.000 hogares que hay en Extremadura, sus administraciones públicas, y todas y cada una de sus empresas se pusieran de acuerdo para multiplicar por cuatro la electricidad que consumen a lo largo del año, a la comunidad autónoma aún le sobraría parte de la energía eléctrica que produce para exportarla a otros territorios españoles. La ratio extremeña entre generación eléctrica y demanda se situó en el 431,3% en 2020. Fue, con mucha diferencia, la mayor entre las de todas las regiones del país. Durante esos doce meses, las centrales situadas en territorio extremeño, ya fueran renovables o no, suministraron 21.354 gigavatios-hora (GWh), frente a los 4.951 GWh que se demandaron para el consumo. 

Según el balance de 2020 realizado por Red Eléctrica de España (REE), ninguna otra comunidad autónoma llega a alcanzar el 200%. Las que más se acercan son Castilla-La Mancha (195,3%); Castilla y León (189,3%); y Aragón (178,5%). En ninguna de ellas el excedente sobrepasa el 100% del consumo. En Extremadura, es de más del 300%. En cifras absolutas, el saldo extremeño (más de 16.400 GWh) también es claramente el mayor de España.

En el extremo contrario de la tabla aparecen regiones mucho más densamente pobladas e industrializadas como Madrid, con una ratio generación/demanda de solo el 4,8%, el País Vasco (41,2%) o Cantabria (41,9%). 

La mayor parte de la energía que se genera en Extremadura es de origen nuclear. Más de siete décimas partes del total se producen en los dos reactores de la Central de Almaraz. No obstante, la región está también a la cabeza en potencia fotovoltaica instalada, con 3.336,9 megavatios (MW) puestos en servicio a día de hoy --casi una cuarta parte del total de España-- distribuidos en 626 plantas. De ellos, 1.320,9 MW se conectaron a la red el año pasado, uno de cada dos que se instalaron en todo el país. También ocupa un lugar destacado en la hidráulica, donde es la tercera en potencia (2.277 MW), tras Castilla y León y Galicia, y en solar térmica, donde solo Andalucía la supera’. «Aproximadamente la mitad de la riqueza industrial de Extremadura corresponde a la producción eléctrica, pero solo mantiene 1.690 empleos estables, equivalentes al 5% del resto de empleos industriales», se recoge en el estudio ‘Cómo evitar la tercera colonización energética de la región’, que el Club Sénior de Extremadura presentó este mismo año. «Ni los proveedores ni los inversores de los ingentes desarrollos empresariales de la industria eléctrica regional, ni sus domicilios fiscales y sociales, residen en Extremadura», se abunda en este informe, al tiempo que se pide a «las instituciones extremeñas y a los agentes sociales que adopten un papel proactivo y de mayor firmeza en orden a conseguir que los procesos de producción energética en la región repercutan directamente en su desarrollo industrial y económico».

La hidráulica

En el actual escenario de precios disparados de la electricidad, se ha puesto encima de la mesa la posibilidad de crear una empresa pública que retome las concesiones hidroeléctricas cuando termine el plazo otorgado a la gestión privada. Se trata de una energía que ocasiona un gasto mínimo a la hora de ser producida, ya que emplea un recurso natural y plantas ya amortizadas, pero con la que las compañías pueden maximizar beneficios recurriendo a ella cuando las retribuciones en el mercado son más elevadas. Extremadura cuenta con 27 centrales de esta tecnología, 12 mayores de 10 MW y 15 de minihidráulica. Si bien la región ocupa el tercer lugar en potencia instalada (el 13,3% del agregado nacional), en producción retrocede hasta el sexto puesto, con 1.471 GWh en el 2020, un 4,8% del total.