Este verano que acaba de terminar ha sido el de la vuelta a una relativa normalidad. Las zonas de baños han sido reabiertas y las playas y piscinas naturales se han llenado de nuevo. Las bocas de la gente, tapadas con las mascarillas. El pecho de las mujeres también cubiertos con sus prendas de baños. ¿El fin del toples? ¿Un cambio generacional? Algunas encuestas apuntan a ello y la percepción en estos lugares vendría a confirmarlo.

«Este asunto tiene muchas aristas pero se podrían señalar dos puntos principales: que a día de hoy las jóvenes no lo ven como un acto reivindicativo y el tema de las redes sociales y la necesidad de un pecho ajustado a los cánones de belleza», dice Manuela Caballero, profesora de Sociología en la Universidad de Extremadura. «En los años 60, con el movimiento feminista, el mayo del 68 y otros acontecimientos se produjo un cambio, una liberación sexual que a España llegó 15 o 20 años más tarde por el franquismo. Era icónica esa imagen de Brigitte Bardot semidesnuda. Lo que era un acto de reivindicación feminista para nuestras abuelas ya no lo es para las nuevas generaciones», explica.

Coincide con esta socióloga Melania Torres, presidenta de la Asociación Lisístrata de Don Benito. «Es un tema que desde la lucha feminista se ha reivindicado. Ahora tiene mucho que ver el uso de las redes sociales, esa idea de censura, de que es algo privado. Se enlaza con los cánones de belleza, la sexualización de los cuerpos normativos y esa misma sexualización pero también represión de otros cuerpos, en especial los cuerpos grandes o racializados», expone. «Ahora se habla mucho de ‘cuerpos inclusivos’ pero sabemos que no es más que una falacia. Las operaciones de estética siguen al alza y las chicas suben todas las imágenes a sus redes con filtros», tercia Caballero.

Esta socióloga apunta a que «el cuerpo de las mujeres y el pecho siguen siendo un objeto de consumo». Tanto ella como Torres repiten otro concepto: la hipersexualización. «En una playa, el cuerpo del hombre está normalizado. Pero si tú subes una imagen tuya a internet, le vas a añadir algún emoticono o la vas a difuminar. Y además, al margen de las redes, creo que muchas chicas no hacen toples también por su propio cuidado, tanto físico como psicológico. Sobre todo emocional, porque tenemos que soportar miradas y comentarios», cuenta Torres. «Hay muchos flecos: puede que también sean conscientes de los peligros de la exposición al sol de una zona del cuerpo sensible y que no está acostumbrada pero también se hace porque se puede interpretar como un gesto vulgar o por seguridad, porque no sabes quién te puede estar viendo», afirma por su parte Caballero.

Dos chicas hacen toples en una playa EFE

El papel de los medios

Al margen de la exposición en las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales o el cine también han jugado y siguen jugando un papel fundamental en el imaginario social sobre el pecho femenino: «Las mujeres que salen son actrices, modelos, con un pecho que es como se supone que debe ser. Los medios deberían quitar esos tabúes y visibilizar otros cuerpos, de manera natural tal y como lo hacen con el de los hombres», defiende Torres. «En los telediarios, cuando hay imágenes de una playa, se sigue enfocando a las chicas. Es un enfoque patriarcal. Se sigue utilizando el cuerpo de la mujer para vender cualquier producto. Muchas veces a trozos, ni se les ve la cara», lamenta Caballero. «Seguimos siendo hipersexualizadas, nuestro pecho sigue teniendo una carga social y hay que hacer una limpieza mental profunda para cambiar eso», añade.

Torres señala también a la lactancia materna como un extremo que en algunos ámbitos aún se sigue censurando. «Todavía hace falta decir que la lactancia debe tomarse como algo natural», denuncia. «Yo creo que dar el pecho es distinto porque se trata de un acto íntimo entre la madre y su bebé y no está tan sexualizado ni despierta morbo. Claro, en personas sanas mentalmente hablando», apunta Caballero.

Esta profesora insiste en que este es «un fenómeno complicado» y recuerda el «follón» que se formó el pasado año en algunas piscinas municipales de Barcelona por el debate suscitado sobre si debería permitirse hacer toples en las mismas. «Contrasta con lo que ocurre en las playas nudistas, que es otra filosofía, porque el cuerpo se toma con total naturalidad sea como sea», dice.

Torres, por su parte, sentencia: «Al final los pechos de las mujeres son naturales y biológicos pero el patriarcado quiere volver a encerrar nuestros cuerpos y por eso debemos reivindicarlos». 

EL TESTIMONIO

‘Libera tu pezón’, campaña para romper tabúes

Fiorella y Paloma frente a un espejo

Fiorella y Paloma frente a un espejo @fiorellalbc

«Yo en redes sociales me muestro tal y como soy. Enseño mis tetas en una imagen igual que puedo enseñar mi cara o mis piernas en otra», expone Fiorella Liset, Fiorella BC como artivista (se define así por ser activista con el arte), quien defiende que normalizar el pecho es la única manera de romper con los tabúes que persiguen al cuerpo femenino. «Por el cáncer, mi teta no es una teta normal, es una cicatriz y enseñarla es una forma de sentirme libre», expresa esta peruana afincada en Almendralejo. Apunta a los cánones de belleza que siguen imponiéndose y a la importancia de mostrar «tetas caídas, tetas con esto o con lo otro».

Por eso junto a su pareja, la fotógrafa almendralejense Paloma Vazsan, prepara la campaña Libera tu pezón para que las mujeres muestren su pecho sin tapujos, al estilo del movimiento Free the nipple (Liberad el pezón) que comenzó en Estados Unidos la pasada década y que también ha pasado por redes sociales. «Lo importante es la libertad de hacerlo. Si quieres enseñarlo bien, si quieres taparte también. Lo que me parece súper fuerte es la censura que hay en Instagram y en redes con nuestro cuerpo», dice Vazsan.

«A mostrar el pecho yo tampoco lo llamaría feminista. Bueno, no tengo una postura definida, pero no saldría a manifestarme en tetas, como Femen, porque no quiero que se utilice el cuerpo de la mujer. Para nosotras es una cuestión de simplemente normalizarlo», defiende Fiorella. «El tema es que para que no se provoque nada en los hombres nosotras nos tenemos que tapar, en diferentes grados, del burka al bañador», apunta Vazsan.

Ellas, tanto en redes como en las zonas de baño, muestran sus cuerpos como son y como les apetece en el momento: «A veces hago topless y otras no. Según quiera», dice Liset. «A mí es que personalmente los mirones me dan igual, me joden más los opinadores», dice con sorna Vazsan.

Romper con esos juicios y «normalizar nuestras tetas» es el objetivo de la pareja. Por eso ya preparan su próxima llamada.

EL CONCEPTO

El cuerpo de la mujer siempre como campo de batalla

Manifestación dentro del 'tetazo' argentino de 2017 EFE

La palabra toples es una adaptación al español de la voz inglesa ‘topless’, que se traduce literalmente como «sin la parte superior». «La significación del pecho de la mujer es diferente dependiendo de la época, la cultura o hasta la clase social», recuerda Manuela Caballero. En determinadas culturas y etnias las mujeres enseñan su pecho con la misma naturalidad que los hombres, del mismo modo que por moda se enseñaba uno o dos pechos en determinadas sociedades antiguas. Por eso el concepto del ‘toples’ se refiere a una práctica occidental contemporánea que, en algunos casos, ha tomado una significación política.

Femen, fundado en 2008, es un grupo de mujeres reconocido por sus protestas a pecho descubierto. En el año 2017 en Argentina se dio el ‘tetazo’: una serie de protestas en distintas ciudades con mujeres desnudas de cintura para arriba como muestra de apoyo a tres chicas expulsadas de una playa del país por hacer toples. Tal y como defiende Caballero, en toda época y lugar sí que hay un nexo común y es que «el cuerpo de la mujer sigue siendo un campo de batalla».

Espacio patrocinado