Hace dos décadas que investigadores de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Extremadura (UEx) vienen trabajando en el desarrollo de los sistemas olfativos artificiales. Desde hace tiempo cuentan con un dispositivo electrónico que trata de imitar el sentido del olfato biológico y trabajan con este en varias líneas de investigación. Pero hasta el momento ese olfato electrónico era físicamente un dispositivo cuadrado, sin más, y ahora han cambiado el diseño exterior para darle una forma más realista: «Ya podemos decir que tenemos una nariz», dice Jesús Lozano, investigador y profesor de la universidad extremeña. 

Se trata solo de un cambio exterior en su diseño que da más realismo al dispositivo. «Surgió porque cada vez que teníamos una conferencia sobre este tema o cuando alguien venía al laboratorio se esperaba otra cosa, algo con forma de nariz, y nos planteamos un cambio de diseño para evitar la desilusión», explica. 

De este modo, los investigadores han diseñado y creado una nueva carcasa a través de la impresión 3D y le han incorporado en la parte trasera, además, un ventilador para simular la aspiración de una nariz humana. 

Con este sistema electrónica se investiga, entre otros, la calidad de tapones de corcho y la detección de enfermedades a través del aliento

Más allá del aspecto exterior, con estos dispositivos creados por el Grupo de Investigación en Percepción y Sistemas Inteligentes de la UEx se han logrado enviar olores vía wifi y en la actualidad se están empleando en al menos cuatro proyectos de investigación. Uno de ellos está dedicado a la detección de la calidad de los tapones de corcho que en muchas ocasiones acaban estropeando los vinos y es un problema muy común en la industria corchera y vinícola. Pero además, se emplean estas narices electrónicas en otro proyecto para la detección de determinadas enfermedades a través de los olores que desprende el aliento, en la detección de fugas en placas termosolares y también de algunos contaminantes comunes que tienen una incidencia directa en la calidad del aire.

Este tipo de dispositivo cuenta con sensores de gases que hacen la misma función que los receptores olfativos de la nariz humana «y un sistema de reconocimiento de patrones basado en técnicas de inteligencia artificial que vendría a sustituir a nuestro cerebro en el procesamiento de la señal recibida». H