32º cumbre hispano-lusa en trujillo

Sánchez y Costa ratifican su apuesta por el tren y activan el vehículo eléctrico

Sin plazos, ni fechas, el primer ministro luso dice que la conexión con Extremadura es «estratégica». Pactan desarrollar la industria del coche eléctrico desde la extracción de litio hasta la fabricación

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués, António Costa, en la recepción oficial en el castillo de Trujillo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués, António Costa, en la recepción oficial en el castillo de Trujillo. / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Hay que remontarse al año 2003 para empezar a soñar con un tren de alta velocidad que uniera Madrid y Lisboa atravesando Extremadura. Se anunció en una cumbre hispano-lusa, la de Figueira da Foz, por los entonces presidentes de ambos países, José María Aznar y José Manuel Durao Barroso. Pero 18 años y varias cumbres después, esa conexión sigue siendo un sueño del que se habla en cada nuevo encuentro bilateral. Y el de este jueves, celebrado en Trujillo, no iba a ser menos. Sin plazos, ni fechas concretas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reafirmó, a preguntas de la prensa, el compromiso de su Ejecutivo con el tren extremeño y recordó la apertura de la nueva línea entre Badajoz y Plasencia en el verano del 2022. Mucho más explícito fue el primer ministro de la República de Portugal, António Costa, que aseguró que este es un «tema importante que tenemos que estabilizar» y añadió que su país trabaja en el desarrollo de la conexión de Lisboa con la frontera española, «sea de pasajeros, sea de mercancías». Dijo, de hecho, que Extremadura ocupa una «posición estratégica» para acceder tanto a los puertos del Atlántico, como el de Sines, como a los del Mediterráneo. Y por esta razón el país luso continúa con las obras para unir con un tren de alta velocidad Évora y Elvas, una infraestructura que prevé concluir a finales del 2023. Entonces la nueva vía permitirá alcanzar velocidades de hasta 250 kilómetros por horas y realizar el trayecto en tren entre Lisboa y Madrid en unas cinco horas, según señalaron fuentes del gobierno portugués.

Más intereses

Y mientras la conexión con la frontera extremeña avanza también en suelo portugués, el país vecino tampoco pierde de vista otras infraestructuras ferroviarias de alta velocidad para «la ligación» de Oporto y Vigo, entre Aveiro y Salamanca y «también esperamos tener un día una conexión que nos permita unir los corredores atlánticos y mediterráneos uniendo el Algarve a Andalucía. Sería un sueño», aseguró ayer António Costa.

Sobre las conexiones ferroviarias también se pronunció el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que hizo de anfitrión de la cumbre. En un breve encuentro con los periodistas, destacó que la línea Lisboa-Évora-Elvas-Badajoz-Madrid «es la única que está en construcción» y que eso hace que la salida de mercancías al mar «se pueda tocar con las manos». Esto, además, está detrás del aumento del interés de las empresas por instalarse en la región, «porque saben que van a tener salida por vía marítima». «Las vías ferroviarias están hechas para las personas pero también para las mercancías y en nuestro caso es esencial», concluyó.

Sin ahondar en las conexiones ferroviarias, los acuerdos sobre transporte fueron los asuntos relevantes para Extremadura en esta cumbre, a la que por primera vez este año se le ha puesto un lema para justificar su celebración. Y el elegido este año es ‘Por una movilidad sostenible’. 

Pedro Sánchez y Guillermo Fernández Vara en el castillo, esta mañana.

Pedro Sánchez y Guillermo Fernández Vara en el castillo, este jueves. / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

En este sentido, ambos líderes pactaron poner en común los fondos europeos de recuperación y resiliencia para reforzar la colaboración en cuatro ámbitos concretos. Uno de ellos es el desarrollo de la industria del vehículo eléctrico en la Península, «lo que va a suponer una transformación radical de toda la cadena de valor del automóvil, desde la extracción de litio, que aquí en Extremadura lo saben muy bien, hasta la industrialización y la fabricación de baterías y de las estaciones de recarga eléctrica», explicó Sánchez. António Costa, por su parte, no habló en concreto de litio, también presente en el suelo portugués, pero sí de impulsar una «minería sostenible». 

La apuesta por las energías renovables, y especialmente por el hidrógeno verde, es otro de los compromisos adquiridos entre ambos países, que podría tener una importante repercusión en la comunidad, considerada una de las regiones con mayor capacidad de producción de hidrógeno verde junto con el Alentejo

En ese sentido, Sánchez recordó la importancia del centro de almacenamiento energético e hidrógeno renovable, que se va a construir en Cáceres y para el que el Gobierno central va a destinar 70 millones de euros. Ambos mandatarios también se han comprometido a promover un Centro Ibérico de Energías Sostenibles, que deberá tener un desarrollo equivalente al Laboratorio Internacional Ibérico de Nanotecnología de Braga.

Compartir servicios públicos

En total, los mandatarios de ambos lados de la Raya suscribieron ante la prensa nueve acuerdos concretos. Entre estos, hay dos que especialmente también tendrán incidencia directa en la comunidad extremeña. Uno de ellos es la creación de un estatuto del trabajador transfronterizo, «una de las antiguas demandas y que por fin se materializa». Este estatuto persigue mejorar las relaciones entre los vecinos de ambos lados, erradicar la discriminación, luchar unidos contra el fraude y facilitar el acceso en ambos países a los servicios públicos básicos, como los relacionados con el empleo, la sanidad y la educación. 

Y en la misma línea, Sánchez anunció una mayor coordinación entre los servicios de emergencia y del 112 de ambos países.

Por último, también destacaron la renovación del Tratado de Amistad y Cooperación entre ambos países 40 años después de rubricarse. El objetivo es renovar las relaciones y la colaboración en el clima actual, ya que en 1977 cuando se firmó este documento ninguno de los dos países formaba parte ni de la Unión Europea ni de la OTAN, ni tenían los mismos desafíos por delante.