Un gesto sencillo, económico y fácil para la mayoría, puede llenar la cocina de cientos de familias necesitadas de Extremadura durante dos o tres meses. Se trata de donar alimentos y esta semana es más cómodo que nunca. Los Bancos de Alimentos de Cáceres y Badajoz iniciaron el pasado viernes su principal campaña anual, la Gran Recogida, que acaba oficialmente mañana 25 de noviembre. Este año, como ya ocurriera el anterior, el riesgo de la pandemia de covid ha llevado a retomar la actividad de manera diferente: ahora se pide sobre todo una aportación económica que el propio supermercado añade en caja al ticket de compra y cuyo dinero que se traduce en alimentos que podrá comprar la organización solidaria. También se pueden hacer donaciones directamente a través de Bizum. Pero este año, y especialmente en las tiendas más pequeñas, se han podido ver a algunos de sus voluntarios habituales entregando bolsas a las puertas de los supermercados, recogiendo kilos de comida e informando de lo importante que es arrimar el hombro, especialmente en estas fechas. 

«A nivel nacional se decidió que los voluntarios solo participaran físicamente dando información durante los dos primeros días, pero nosotros en la provincia de Cáceres estamos siguiendo un modelo mixto, mitad virtual, mitad presencial», cuenta Juan Carlos Fernández, presidente del Banco de Alimentos de Cáceres. Cuenta que sin voluntarios a las puertas de cada supermercados es más difícil llegar a la gente. «La presencialidad es lo que mejor funciona. El voluntario es el alma de la recogida y no queremos perder esa posibilidad, aunque hemos tenido que adaptarnos a las circunstancias», señala Fernández. Este año en la provincia de Cáceres cuentan con unos 220 voluntarios que han ofrecido en las tiendas información y también colaboran físicamente en la recogida que se realiza hasta hoy en 230 establecimientos de la provincia cacereña. En Mercadona, la campaña se amplía hasta el próximo domingo. 

La presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz, Cristina Herrera, también destaca que les gusta más la campaña tradicional, en la que los voluntarios están a pie de supermercado, pero el covid les ha obligado a recurrir de nuevo a esta modalidad que supone un menor contacto físico. «La gente, sobre todo las personas más mayores, suele ser más reacias a dar dinero que a comprar un kilo de lentejas o de arroz; está costando un poco más esta fórmula y el año pasado ya se cogió menos», explica. Aun así esperan que este año la recogida sea superior porque «los extremeños somos muy solidarios», cuentan. En total, entre ambas provincias, en 2020 se recaudaron más de 200.000 kilos de alimentos (con un cálculo de euro por kilo). 

El objetivo final es que, una vez termine la recogida, las familias más necesitadas de Extremadura puedan tener una «navidad digna», dice Fernández. Pero no solo servirá para llenar los armarios de la cocina este diciembre. «Esta es la campaña más grande que tenemos y nos llega hasta febrero, que son meses muy malos también», añade Herrera. En su conjunto, los dos Bancos de Alimentos extremeños entregan sus productos, junto a otros perecederos que compran ellos, a 266 colectivos sociales diferentes de la región a través de los cuales llenan las cocinas de unas 24.000 personas con pocos recursos, unas 16.000 en la provincia pacense y 8.000 en la cacereña. Pero para que lleguen a estas personas hace falta donar y mañana es la última oportunidad para hacerlo de forma sencilla, cómoda y rápida en los supermercados. «Que la gente se anime a ayudar, tenemos muchas necesidades».