«Me empezó a picar la cara, después tuve tos seca, los ojos irritados, me tuve que ir a echar agua porque era como si me quemara. No se me pasaba y fui al médico de la central. Después al ambulatorio. Lo que me ha ocurrido es que he estado en contacto con polvo de amianto y me he contaminado. Pero lo peor es que cuando mi empresa se ha enterado, me ha despedido, alegando que no había pasado el periodo de prueba de mi contrato. Tengo 61 años, cómo no voy a pasar la prueba con los años que llevo trabajando... Y no solo eso: la pensión en la que me alojo la dejaron de pagar. Y me llamaron de recepción para decirme que tenía que abonarla yo». Es el testimonio de Marian Severin, de origen rumano y un ex empleado de la empresa Tamoin, una de las externas de la central nuclear de Almaraz. Él denuncia su situación laboral y personal porque considera que está viviendo «una realidad muy injusta y deshumanizada», lamenta.

Por ello, ha decidido ponerse en huelga de hambre y, con una pancarta en la que afirma que se ha contaminado con amianto, lleva ya dos días en la zona donde solía trabajar para intentar que la circunstancias cambien. 

Marian Severin aporta un parte médico del Punto de Atención Continuada (PAC) de Almaraz del día 30 de noviembre en el que quedan recogidos los síntomas comunicados por él mismo. Se especifica que el motivo de la consulta es «exposición a asbesto (amianto) en el trabajo». En ese parte también se recoge que estaba protegido tanto con gafas como con mascarilla FFP2 y que no existía patología urgente en ese momento.

Marian Severin. CEDIDA

Severin también aporta un acta de inspección de 2014 de la Central Nuclear de Almaraz donde se manifiesta que «los materiales residuales de aislamiento térmicos contienen principalmente una mezcla de materiales de lana de vidrio y amiantos».

Este periódico se puso en contacto con la empresa Tamoin pero desde Recursos Humanos subrayaron que «no iban a hacer declaraciones», aunque sí indicaron que «todo lo que se está vertiendo al respecto es falso al 100%».