El presidente del Colegio de Médicos de Badajoz, Pedro Hidalgo, analiza la situación de un colectivo vocacional que ha pasado del aplauso diario a las agresiones y que sufre carencias materiales y humanas para atender a los pacientes.

¿A su juicio cómo ha sido la función de los médicos dentro de todos los sectores afectados por la actual crisis sanitaria?

De vocación. Desde el inicio, cuando no había materiales adecuados de protección, hasta la actualidad, con la Atención Primaria saturada y las Urgencias y Puntos de Atención Continuada en picos altos de asistencia, hemos demostrado la profesionalidad del colectivo, primando siempre la mejor atención humana y científica que los medios nos permiten. La vocación médica de servir a nuestra sociedad ha quedado patente durante todo este tiempo.

¿A qué se debe la ausencia de reconocimiento por parte de las administraciones y la sociedad en general a la figura del médico?

Nuestra profesión no necesita de aplausos ni medallas, que desde luego agradecemos de corazón, sino de recursos humanos y medios materiales para atender de la forma más adecuada a nuestros pacientes. No debemos caer en la complacencia, sino afrontar los continuos retos que se nos presentan como sociedad de forma conjunta. Para ello, la administración debe aportar esos recursos y la sociedad comprender mejor el papel del médico, que está para ayudarle en todo lo posible, pero no es quien decide cuantas líneas de teléfono o personal administrativo se ponen un centro de salud ni es responsable de que al ciudadano no le cojan la llamada en su centro.

Ante las agresiones a los facultativos, tolerancia cero ¿Qué medidas se están tomando desde el Colegio de Médicos?

Desde hace tiempo es una de las situaciones que más nos preocupan. Hemos pasado de los aplausos en los balcones a agredir al médico en una consulta. No es lógico ni tiene explicación agredir al que te ayuda. Hace unos días hemos tenido una reunión entre las fuerzas de seguridad del Estado, los responsables sanitarios y los representantes de los colectivos profesionales para profundizar en las medidas de seguridad en nuestra labor asistencial, pero también en el ámbito de la prevención. Desde nuestro Colegio llevamos tiempo realizando campañas informativas entre nuestros colegiados y la sociedad en general recordando que agredir a un médico ya no es una falta, sino un delito, y que nuestro Servicio Jurídico, muy bien formados en la materia, están consiguiendo las máximas penas para los agresores. No permitimos la impunidad en este ámbito y animamos a nuestros colegiados a denunciar cualquier amenaza o acto de agresión, ya sea verbal o física, para acabar con esta lacra social. Tolerancia cero ante las agresiones.

¿Cómo cree que le ha pasado factura la covid-19 a este colectivo?

La primera, física. El estar en primera línea de combate nos ha reportado muchos compañeros fallecidos y afectados por la pandemia, con importantes secuelas. Y la segunda anímica. El agotamiento y la sensación de estar desbordados nos afecta como personas que somos. Aun así, como decíamos al principio, hemos demostrado nuestra profesionalidad en todo este tiempo, y seguiremos así porque es la esencia misma del médico, atender al paciente con nuestra mayor pericia.