El Periódico Extremadura

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Cambios tecnológicos y sociales: El fin de una era

Extremadura dice adiós a las cabinas

En la región quedan en pie menos de 300 de estos aparatos, en desuso total desde el pasado año. Dos de ellas están en Fregenal de la Sierra, localidad en donde se realizó la primera llamada por teléfono fijo de España

Fernando Sánchez-Arjona muestra el teléfono de su tatarabuelo y Fernando González su móvil, junto a una cabina telefónica. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Varios papeles que apenas resisten pegados con trocitos de cinta adhesiva: uno anuncia clases particulares, otro oferta sesiones de actividades deportivas y el de más arriba vende muebles de segunda mano. Un soporte metálico roído sirve de tablón de anuncios improvisado. En su esquina reposa un teléfono que hace tiempo dejó de comunicar nada. Es la agonía final de esta y las 295 cabinas telefónicas que aún quedan en pie en Extremadura, que pasaron a ser «elementos obsoletos» de acuerdo a la Ley General de Telecomunicaciones el pasado año. La norma ha sido la penúltima estocada al teléfono fijo, que ha ido sucumbiendo al tiempo que los móviles han invadido las comunicaciones y no solo eso, cada uno de los aspectos de nuestras rutinas. Un aparato que hubiera hecho las delicias un siglo y medio atrás de Rodrigo Sánchez-Arjona y Sánchez-Arjona, el ilustre extremeño que puso a Fregenal de la Sierra en un lugar destacado de la historia de las telecomunicaciones. Una historia que, sin embargo, hasta en su propia región es casi desconocida. 

Adiós a las cabina de teléfonos

Adiós a las cabina de teléfonos Silvia Sánchez Fernández

Lo sabe bien Fernando González, vecino de Fregenal, antiguo trabajador y director de Correos y Telégrafos, y que se define como «un curioso» que ha pasado horas y horas en desempolvar y recopilar este hito telefónico. González se presenta en la plaza de la Constitución, donde se sitúa el ayuntamiento de la localidad, carpeta en mano llena de documentos para contar la historia de este «visionario de los avances tecnológicos». La primera parada es la casa de nacimiento de Sánchez-Arjona o Don Rodrigo, como González le llama, cuya entrada se sitúa en la calle Santa Clara, número 9, aunque el inmueble en su momento fuera más extenso y abarcara buena parte de la calle y su paralela, casi toda la manzana. Hoy, junto a ese número 9, queda la antigua central de Telefónica. «Por aquí cruzaba toda la línea de telégrafos, promovida también por Don Rodrigo», explica González. Corría febrero de 1880 cuando se instalaron los postes de pino para la instalación telegráfica y apenas un par de meses después, en abril, Sánchez-Arjona logró el permiso del director general de Telégrafos de la época para «colgar un alambre telefónico entre Fregenal y su dehesa de Las Mimbres --una finca a 8 kilómetros de la localidad--», reza el documento que muestra González. Don Rodrigo trajo dos aparatos fabricados en Londres que había comprado en París. Puso uno en su casa y otro en la finca, además de conectar un timbre en esta última para que el teléfono se oyera en otras dependencias más lejanas», narra González. «Ese verano se estuvieron haciendo llamadas regulares entre los dos sitios». 

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Si el hecho de que en la España rural del siglo XIX se hicieran ese tipo de comunicaciones regulares no tiene otro precedente, el gran éxito se produjo en diciembre. Sánchez-Arjona, fuertemente vinculado, al igual que Fregenal, a Sevilla, manda trasladar su aparato de Las Mimbres a la capital hispalense, al despacho del director de Telégrafos. «Se conectó la línea privada de Don Rodrigo con la línea telegráfica local que desde Fuente de Cantos, a 40 kilómetros de aquí, enlaza con la general de Badajoz-Sevilla». En Nochebuena se comienzan a realizar las primeras pruebas y los días 27, 28 y 29 se hace la presentación en sociedad del hito tecnológico. «La de don Rodrigo fue la primera línea fija y autorizada que se instaló en España», subraya González. «Esa llamada a Sevilla fue la primera a larga distancia en todo el mundo. Se dice que las primeras palabras fueron ‘Aquí, Sevilla’ a lo que don Rodrigo respondió ‘Aquí, Fregenal’», detalla mientras muestra algunos recortes de prensa de la época. «Don Rodrigo, que sabía que algo le pasaba a su esposa, aprovechó para hacerle una consulta a un reconocido doctor sevillano que estaba en el evento, con lo que fue también pionero en lo que ahora se llama telemedicina», sonríe González. «En las crónicas también se dice que una de las hijas de Don Rodrigo cantó algunas cancioncillas y se destaca que el sonido se escuchaba perfectamente», remarca orgulloso. 

Fernando González y Fernando Sánchez-Arjona, en la casa de nacimiento del tatarabuelo de este último SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

‘El Brujo’

Mientras González narra la historia, en ese momento aparece en la calle Santa Clara Fernando Sánchez-Arjona, tataranieto del pionero extremeño. Él es el único de sus descendientes directos que aún viven en el municipio pacense, aunque no en esa casa, que en su momento se vendió a otros dueños y cuyo único testimonio del acontecimiento allí ocurrido es una placa conmemorativa en la fachada. «A mi tatarabuelo le apodaban ‘El Brujo’ porque traía todos los inventos tecnológicos e imagínate esas cosas en un pueblo en aquella época. Era un apasionado de la fotografía, tenía una máquina de rayos X y le encantaban las proyecciones, cuando empezó a desarrollarse el cine. De hecho, se dice que tenía una 'linterna mágica' con la que una vez hizo aparecer a su mujer ya fallecida en sus proyecciones y varios vecinos huyeron asustados», cuenta divertido Sánchez-Arjona, quien define a su tatarabuelo como un hombre «inquieto e innovador», que «se paseaba por todo el mundo».

Tanto él como González han explorado durante años la posibilidad de abrir una casa-museo en la localidad o un centro de interpretación de las telecomunicaciones que fuera un reclamo más para el pueblo, pero no han tenido éxito. Ambos lo atribuyen a la «desidia» de las administraciones. «No se valora, se ve como algo anecdótico. Si esto hubiera pasado en otro lugar estaría en todas partes», asegura González. «Imagínate en Cataluña, de hecho hay quien cree que la primera llamada fue allí», añade Sánchez-Arjona. González muestra en su carpeta una propuesta de sello conmemorativo para celebrar el 130 aniversario del evento, que se cumplía en 2010, que no se llegó a materializar. Sí se celebró una exposición en la que uno de los teléfonos utilizados, que uno de los descendientes conserva en Madrid, fue exhibido en Fregenal de la Sierra. El otro aparato se puede ver en la Fundación Telefónica, también en la capital de España. González y Sánchez-Arjona insisten en que si hubiera habido «voluntad» alguno de esos teléfonos estaría hoy en el pueblo.

Un museo

Sin embargo, este anhelo podría hacerse realidad según ha adelantado la alcaldesa de la localidad, Tina Rodríguez, a este periódico. «Con todas las reservas» la regidora cuenta que el ayuntamiento y la Fundación Telefónica ya han mantenido varias reuniones y que hay «buena predisposición por ambas partes» para que ese museo se ponga en marcha. Se ubicaría en el antiguo colegio jesuita del pueblo, que en este momento se está rehabilitando. «El edificio está en la segunda fase de las obras y le queda la tercera, con lo que podría finalizarse el año que viene. Una vez esté acabado, podemos empezar a diseñar y trabajar en el museo», explica a la vez que remarca con cautela que aún es una idea en la que están trabajando. 

El antiguo colegio jesuíta, que está siendo rehabilitado y podría albergar el nuevo museo SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Un museo que será muestra de que las comunicaciones de línea fija van pasando a ser historia. Y las cabinas cuasi abandonadas en las calles son la cara más visible. Según datos proporcionados por Telefónica a este periódico, en la región resisten 295: 181 en la provincia de Badajoz (dos en la capital) y 97 en la de Cáceres (15 en Cáceres capital). El servicio se cerró por falta de rentabilidad --con una media de 0,17 llamadas al día-y de valor público -según la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones el 88% de los españoles nunca las han usado--.

González y Sánchez-Arjona se han echado a caminar para mostrar las dos únicas cabinas que aún quedan en pie en el pueblo. La primera se sitúa frente al instituto de la localidad y la segunda, más céntrica, frente a un parque en el paseo del Pilarito... Justo al lado de unos contenedores de basura. Los vecinos no reparan ni si quiera en su presencia. «Cuando ya murió, nadie nos enteramos. Recuerdo haberla usado de pequeña, para llamar a alguna amiga o hacer alguna broma», rememora María Sardiña. «Es una pena pero ya con los móviles no se usan», dice Lourdes Coma. El móvil es también lo que muestra José Luis Martínez para explicar por qué las cabinas ya no dan tono: «Personalmente nunca he utilizado cabinas, porque tenía el teléfono fijo en casa y también en la fábrica. Ahora ni esos hacen falta», dice. «Yo me fui a Barcelona hace 50 años así que calculo que no la uso desde hace unos 40» asegura por su parte Maruja Luna, quien se muestra sorprendida de que la primera llamada telefónica se hiciera en su tierra. «Siempre pensé que se habría hecho en Cataluña o en Madrid», reconoce.

Pero no fue en ninguna gran urbe o zona industrial donde se dio uno de los grandes hitos de las telecomunicaciones, sino en la Extremadura rural del siglo XIX, gracias a un ilustre frexnense emprendedor. Él logró el primer tono que hoy en las cabinas se apaga. 

De París a Fregenal y del uso privado al público

-Don Rodrigo Sánchez-Arjona y Arjona solía recorrer Europa y buena parte del mundo para conocer --y adquirir cuando era posible-- los últimos avances tecnológicos del momento. Por eso, obcecado en su proyecto de conectar Fregenal de la Sierra a la línea telefónica, contactó con el conde du Moncel en París para que le recomendara y adquiriera los teléfonos más adecuados a las características de la línea e instalación. Este le compró dos terminales Gower Bell fabricados en Londres y Sánchez-Arjona se desplazó personalmente a la capital francesa para recogerlos, junto con todo el material técnico. Los puso a disposición del técnico Ángel Bravo, quien se encargaría de la instalación completa.

-Habría que esperar varias décadas para que el uso del teléfono pasara de lo privado a lo público. Así, la primera cabina telefónica del país se instaló en el año 1928 en Madrid. Tardarían unas cuantas décadas más en llegar a la región. Según los investigadores del blog ‘Historia de la Telefonía’ «no sería antes de 1968 en Badajoz, Mérida y Zafra mientras que en Cáceres y Plasencia a partir de 1969»

-Telefónica comunicó al ayuntamiento de Fregenal este viernes que el desmantelamiento de las dos cabinas que quedan en pie se realizará «en las próximas semanas»

Uno de los teléfonos que compró Sánchez-Arjona SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

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