Síguenos en redes sociales:

Vivir con endometriosis, el tormento de muchas mujeres

Dos extremeñas relatan a este periódico su día a día con esta enfermedad. La ginecóloga Miriam Al Adib Mendiri sobre la baja laboral por menstruación: «El dolor durante la regla no es normal, significa que algo no va bien»

Vivir con endometriosis, el tormento de muchas mujeresEl Periódico

Llegó su 21 cumpleaños y la vida le cambió por completo. Ni levantarse ni conciliar el sueño. El ciclo menstrual le hacía la vida imposible. Hasta doce días con hemorragias. «Había días que me parecía un reto ir a trabajar. No pegaba ojo en toda la noche». Estas son las palabras de Ana Isabel Polo Aragón, una cacereña de 42 años que padece endometriosis desde hace dos décadas, aunque tardó en conocer su diagnóstico. Visitas a urgencias de manera regular y un sinfín de analgésicos para calmar un dolor intenso, incapacitante, que le ha derivado a otras enfermedades como artrosis o ansiedad. «Llegaron a decirme que fuera al psicólogo, que esto no podía provocarme tal dolor», acuña. 

Al otro lado del teléfono cuenta que en este mismo momento tiene una fisura en los dedos de los pies a causa de la descalcificación que padece por el problema reumático derivado del trastorno del endometrio. «Es muy duro», confiesa. «El primer año lo pasé a base de calmantes cada cuatro horas. No aguantaba más. A los 22 años me dijeron que tenía esta enfermedad, me operaron y estuve seis meses sin la regla por un medicamento. Llegaban a ponerme morfina», relata. Pasó el tiempo y la operación no hacia remitir sus síntomas. «No sabía si iba a poder ser madre. Al final tuve una niña gracias a un tratamiento. Mi mayor logro», asevera. 

Ana posa con su hija María.

Han pasado 20 años y la cacereña asegura que la clave de ahondar en este trastorno está en la ciencia. «Yo sigo mal. Me duele igual. No nos hacen caso. Si lo investigaran mujeres otro gallo cantaría». Agradece el apoyo a sus compañeras de trabajo. «Si no puedo acudir a un turno, me cubren. Hace poco estuve diez días de baja». En cuanto a la nueva ley del aborto, que recoge la baja laboral por menstruación, dice que lo considera un avance. No obstante, sentencia que «pasar unos días en casa no evita que se repitan los dolores». Vuelve a apelar al estudio científico. 

Once años de espera

Once años tardó Alma Gil Milán (Cáceres, 1971) en recibir la noticia: «Tienes endometriosis». Esto fue lo que le dijeron al ser intervenida de un tumor ovárico en 2015. En el quirófano le retiraron tejido endometrial del intestino, el ovario izquierdo, la trompa de Falopio del mismo lado y parte del derecho. La cirugía fue con laparoscopia y, pese que su ginecólogo tenía sospechas de que padecía esta enfermedad, no se confirmó hasta la operación. Sus síntomas comenzaron una década atrás. «Tenía 33 años y acababa de dar a luz a mi segundo hijo. Un día en el trabajo noté un dolor tan fuerte que parecía que iba a parir de nuevo. Siempre tuve periodos dolorosos, pero ninguno así», recuerda. «Los médicos me decían que eran gases y yo no lo entendía», apunta. Poco a poco fue normalizando el dolor. «Tomaba tres ibuprofenos diarios, como mínimo», recalca. 

Alma Gil Milán, una cacereña operada de endometriosis.

Los dolores comenzaban a ser frecuentes, incluso sucedían fuera de la menstruación. «Eran a diario. Tuviera o no la regla», desvela. Se acostumbró a medicarse y solo acudió en cuatro ocasiones a urgencias. La última será difícil de olvidar. «Durante un turno laboral, me dio un dolor intenso. Me tomé un Enantyum y continué con mi jornada. A la 3.00 de la madrugada volví a encontrarme mal y fui a la cocina a por un Nolotil. Lo siguiente fue vomitar e ir a urgencias con mi marido. Me pusieron morfina y me dejaron ingresada. Después me detectaron un tumor en el ovario izquierdo y me operaron. Apareció la endometriosis después de tantos años», cuenta. Hace siete años de la operación quirúrgica y, aunque cumple cuatro años sin la menstruación, asegura tener síntomas de la patología del endometrio. «Voy a revisiones al ginecólogo y asegura que no tengo nada. A mí me duele igual», lamenta.  

Alma pide mayor investigación para que las niñas que hoy sufren por su menstruación puedan ponerle nombre a un trastorno silencioso. «Está invisibilizada y hay poca investigación al respecto. No se puede tardar tanto en conocer una enfermedad», señala. No está de acuerdo con el permiso por menstruación que plantea el Gobierno. «No es una solución. Irte tres días al mes a casa no va a aliviar los síntomas de quienes padecemos este tipo de patologías. La única solución eficiente sería dar con el origen e investigar. Así no sería necesaria la baja», destaca. 

La visión científica

La larga trayectoria profesional de la ginecóloga, obstetra y divulgadora de Almendralejo Miriam Al Adib Mendiri, que acaba de abrir una clínica en Madrid, le ha hecho descubrir que la salud femenina, y con ello la menstruación, necesita ser incluida en la educación sexual. Desde niños y en los colegios. «Conocer desde que son niñas lo que es normal y lo que no. Que en el caso de no funcionar bien algo, puedan identificarlo. Potenciar buenos hábitos o una vida saludable no está de más, entre otras cosas», declara.

No se posiciona en lo político y legislativo que conlleva la medida del Ejecutivo nacional sobre la regla. Aunque sí aclara que: «La endometriosis profunda, por ejemplo, impide literalmente a las mujeres llevar un día a día con normalidad. Es una situación en la que no se puede trabajar. Al igual que una regla dolorosa incapacitante sea por la causa que sea. Estaría bien trazar estrategias de salud pública que permitan no tener que recurrir al permiso laboral. Prevenir todo lo que se pueda en cuanto lo ambiental, ya que la genética no la podemos cambiar. Esto es fomentar los autocuidados y la educación sexual», reitera. 

«Conocer al propio cuerpo ayudaría. El dolor durante la menstruación no es normal pese a que se piense que sí. Esto significa que algo no va bien. Si en etapas precoces conseguimos con una alimentación equilibrada y una vida saludable sobrellevar el dolor, puede que quizá no se cronifique. Esto no quiere decir que haya casos en los que suceda», explica. 

Acerca la investigación científica, la médica afianza que no cree que sea falta de estudios, sino lo achaca al paradigma actual de la medicina. «Tiene que haber un cambio. La salud tiene que verse en 360º. Puede que una endometriosis no sea suficiente tratarla a través de la ginecología. A veces necesitamos tratamientos multidisciplinares donde se integren otras especialidades como la nutrición, fisioterapia de suelo pélvico, etcétera. En esta enfermedad hay un ambiente sistémico pro-inflamatorio que puede generar otros problemas. La disfunción inmunológica asociada a este trastorno puede llegar causar enfermedades autoinmunes. El dolor puede generar contracturas en el suelo pélvico y derivar en vaginismo, entre otras cosas. Las hay tan severas que hay múltiples comorbilidades asociadas donde no solo tiene que doler el endometrio, te puede doler hasta la cabeza», subraya. 

Al hablar sobre el sesgo de género en el ámbito científico se muestra clara: «Existe y lo hemos vivido con el coronavirus. El estudio que estamos llevando a cabo en la Universidad de Extremadura evidencia que la menstruación no es precisamente un foco de investigación primordial para la ciencia», sentencia.

Espacio ofrecido por.

Pulsa para ver más contenido para ti