LAS ÚLTIMAS CIFRAS DEL PADRÓN PUBLICADAS POR EL INE CONFIRMAN, UNA VEZ MÁS, LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA POBLACIÓN

Menos niños que nunca: Extremadura pierde 20.500 menores de 10 años en una década

La región cerró el año pasado con 83.800 menores de entre 0 a 9 años frente a los 104.500 del 2012. Un experto advierte de las consecuencias: «Lo que nos falta de niños, faltará luego de jóvenes de 25»

Un padre lleva a su hijo a los hombros, el pasado viernes en Cáceres.

Un padre lleva a su hijo a los hombros, el pasado viernes en Cáceres. / LORENZO CORDERO

«Hay menos niños que nunca. Es una realidad». Lo dice Antonio Pérez, doctor de la UEx y profesor de Análisis Geográfico Regional y también lo reflejan las estadísticas. Extremadura ha perdido 20.500 menores de hasta 9 años en la última década: hay 13.330 pequeños de entre 0 y 4 años menos y otros 7.195 de 5 a 9 años menos, según los últimos datos del padrón publicados por el Instituto Nacional de Estadística.

Estas cifras son consecuencia directa de la caída de la fecundidad (en la actualidad el número de hijos por mujer se sitúa de media en 1,2), que se traduce en una fuerte disminución de la natalidad tanto en las ciudades como en los pueblos y también en un aumento de la población mayor, que tiene además otra baza a su favor: la mejora progresiva de la esperanza de vida ( 79,3 años en los hombres y 85 años en las mujeres). Según el último padrón, en 2012 había 104.400 extremeños de 0 a 9 años y en 2022 son 83.800. En el total de la población extremeña, la última década deja un balance negativo de 53.000 habitantes menos.

El vuelco de la pirámide poblacional

La situación es «grave», advierte Pérez, pero no es ninguna novedad. La sociedad parece ya acostumbrada a esta caída libre de la población infantil y el vuelco de la pirámide poblacional. «En la región normalmente esa pirámide se ha caracterizado por la anchura de la base, es decir, porque las cohortes de 0 a 10 años eran enormemente amplias y las que más sobresalían, pero ahora esa cohorte de edad es la más estrecha. Es como si hubiéramos dado la vuelta a la pirámide poblacional, de tal manera que hay más personas mayores que jóvenes», explica el doctor de laUEx. 

Y esto tiene y tendrá irremediablemente consecuencias demográficas, económicas y sociopolíticas. «Lo que nos falta ahora de niños, dentro de 15 años será lo que nos falte de jóvenes de 25 años», advierte el experto universitario. «Una sociedad envejecida es menos dinámica, menos emprendedora, tendremos unas tasas de dependencia muy grandes y llegará el momento incluso en el que tengamos problemas de mano de obra en determinados sectores». 

La Ley de Reto Demográfico

Para Antonio Pérez las soluciones llegan ya tarde para revertir la tendencia a corto plazo, pero los pasos dados hasta ahora son acertados, a su juicio. Se refiere el experto a la Ley de Reto Demográfico, aprobada hace casi un año aunque aún está en pleno desarrollo y que incluye medidas que podrían incentivar la natalidad. «Esta ley está bien para revertir la situación actual, pero ya a largo plazo porque se ha abordado el tema muy tardíamente a pesar de que se viene avisando desde hace décadas. Todavía hay que implementarla y dotarla de dinero, pero las medidas que incluye, como poner ayudas a la vivienda en municipios de menos de 3.000 habitantes, están bien hechas. Cuando la sociedad se acostumbre a que existen estas ayudas, otras para la concertación familiar y laboral y todo empiece a rodar, podría pasarnos como a otros países del centro y norte de Europa donde se tiene una media de dos hijos por mujer mientras aquí estamos ahora mismo en 1,2» apunta Pérez. Aún así, insiste en que el tema de la conciliación laboral no está del todo solucionado. «En muchas empresas no hay todavía flexibilidad y eso hay que tenerlo en cuenta porque tira para atrás para ser madre». De hecho, destaca que en la última encuesta de fecundidad se ponía de relieve que hay mujeres que no tienen hijos y querrían tenerlos, e incluso las que los tienen desearían tener más. «Hay un desajuste entre el número real de hijos que se tienen y el número deseado, lo que quiere decir que hay problemas de diversa índole que impiden a las mujeres tener más hijos».

No obstante, señala que el telón de fondo del problema demográfico radica en un cambio cultural que lleva años revertir. «Tener menos hijos o ninguno es una forma de vida. Por suerte ya no existe esa presión de antes, ambos miembros de la pareja trabajan fuera de casa y en el tiempo libre queremos disfrutar más y tener menos quebraderos de cabeza».

¿Cómo está afectando a los centros educativos?

La caída de la natalidad también está dejando secuelas en el sistema educativo. «Menos niños hoy en los colegios, menos mañana en los institutos y en la universidad». Las aulas extremeñas han perdido 9.571 estudiantes en la última década, una tendencia que ya se venía vislumbrando, pero que deja números llamativos. En el curso 2015-2016 había 147.335 estudiantes y en la actualidad son 137.764. Esto obliga a reajustar instalaciones y también recursos humanos. Y eso es lo que están haciendo en estos momentos la Consejería de Educación y los sindicatos de la mesa sectorial. 

Tras recoger sus propuestas, la administración plantea suprimir 59 plazas docentes en el cuerpo de maestros, donde más se aprecia la caída de la natalidad, mientras propone crear otras 90 plazas en Secundaria y Formación Profesional, entre otras enseñanzas, lo que supone un balance general positivo para el próximo curso: 31 plazas más en plantilla orgánica (puestos fijos). De todas formas, la cifra aún no es definitiva y tampoco corresponde con la plantilla total que acaba teniendo un centro educativo (hay que añadir los puestos funcionales). Desde Educación indican que las plantillas orgánicas (las que se tienen en cuenta para las plazas que se sacan en los concursos de traslados) aún se están negociando y «nada tiene que ver con las necesidades reales de plantilla de los centros. Es un aspecto técnico, de organización interna».