EL JUZGADO DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO CONDENA AL SES A INDEMNIZAR A LA PACIENTE CON 90.000 EUROS

Pierde un ojo tras llevar 54 años una piedra dentro y confundirla los médicos con un quiste

Le ocurrió cuando tenía 9 años. Ha acudido a consultas varias veces por el dolor. Los cirujanos se la retiraron en 2019 de casualidad en una operación para recomponerle el órgano

Un oftalmólogo realiza una prueba a una paciente en una fotografía de archivo.

Un oftalmólogo realiza una prueba a una paciente en una fotografía de archivo. / EL PERIÓDICO

Más de cinco décadas con una piedra bajo el párpado. Parece algo impensable pero es lo que le ha sucedido a esta extremeña, que ha perdido completamente la visión del ojo izquierdo debido a las lesiones que le ha provocado este cuerpo extraño y que los médicos nunca consiguieron detectar. Le ocurrió jugando en el parque, en el año 1965, cuando solo tenía 9 años (ahora tiene 67). Notó cómo la piedra se le introdujo en el interior del ojo. Y le molestaba. De hecho le ha estado causando un daño constante durante toda su vida y así lo ha manifestado en las innumerables visitas a los médicos durante estos 54 años. En cambio no todas esas consultas, tanto a su médico de cabecera como a urgencias, figuran en su historial clínico, quizá porque entonces no todo se registraba.

Según los informes que ha aportado el Servicio Extremeño de Salud (SES) a la causa judicial abierta a raíz de la denuncia presentada por la afectada, la primera vez que hay constancia de que la paciente acudiera al médico por esta razón fue en el año 1984, cuando tenía 28 años, 19 después del incidente. Y la segunda, ocho años después. «Es absolutamente incierto, pues en el transcurso de los años ha ido en numerosas ocasiones tanto a urgencias como a consultas programadas, indicando sus problemas en el ojo izquierdo, sin que en ningún caso haya sido detectada la presencia de la piedra», advierte su abogado, el cacereño Daniel López Vivas.

Diagnóstico «erróneo»

El peor episodio de dolor lo sufrió en el año 1996. Tenía muchos pero como la piedra iba moviéndose de un lado a otro dentro del ojo, había ocasiones en las que las molestias eran más acusadas, como fue este caso. En ese momento se le realizó una ecografía y un TAC. En esta última prueba el oftalmólogo detectó algo extraño en su ojo, que consideró compatible con un quiste. Y eso fue lo que le diagnosticó. Para su tratamiento le pautó la extirpación del globo ocular. Pero no fue la solución porque los problemas y las molestias continuaban. De hecho las visitas al médico por este motivo seguían siendo recurrentes. Tampoco en ninguna de estas consultas se consiguió detectar esa piedra.

En 1996, en un TAC, detectaron la piedra, pero el facultativo pensó que se trataba de un quiste, por lo que decidió intervenirla para extirparle el ojo

No fue hasta el año 2019, en una intervención quirúrgica a la que se sometió para intentar salvarle partes del ojo que estaban dañadas, cuando los médicos la descubrieron. Ya entonces había perdido completamente la visión pero como la piedra seguía lesionando este órgano, le dañó también varias partes del mismo. Es por eso que la paciente lleva colocadas varias prótesis, únicamente con una función estética porque ya no podía ver nada. Pues bien, fue en esa operación cuando los cirujanos se percataron de la presencia de este cuerpo extraño del que esta paciente se llevaba quejando más de cinco décadas. Era la primera vez que conseguían ver la piedra en el interior del ojo, ni siquiera la apreciaron en las pruebas preoperatorias que le realizaron para aquella intervención. Medía tres milímetros. No daban crédito. En la denuncia presentada la afectada reclama al Servicio Extremeño de Salud (SES) 823.636 euros a modo de indemnización por los daños causados.

«Pérdida de oportunidad»

El Juzgado Contencioso Administrativo Número 1 de Cáceres da la razón a la paciente, aunque condena al SES no por llevar 54 años sin detectar esa piedra que le ha llevado a perder el ojo, sino por diagnosticarle, de manera errónea, un quiste; porque esto supuso «una pérdida de oportunidad» en su curación. «El punto realmente relevante hay que buscarlo en la incorrecta interpretación del TAC», pues ahí sí se detecta su presencia, «pero erróneamente se califica como un quiste y no como una piedra de tres milímetros como luego se demostró», recoge la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. «Evidentemente -continúa el juez- la alternativa de enucleación o evisceración (el tratamiento para extirparle el globo ocular) no se realizó sobre la base de un diagnóstico cierto».

Por ello el juzgado considera que «desde diciembre del 1996 el servicio de salud disponía de los medios para detectar el cuerpo extraño en el ojo izquierdo y, al confundirlo con un quiste, se omitió un diagnóstico adecuado que llevara a un tratamiento específico y no el que se le ofreció». De esta forma el juzgado reduce la condena impuesta al SES, obligándole a indemnizarla con 90.000 euros y no con los 823.636 que ella solicitaba. 

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