Entrevista | Francisco Rubio Presidente del Consejo Económico y Social de Extremadura

Francisco Rubio, presidente del Consejo Económico y Social: «La discriminación con Extremadura es enorme porque no recibimos lo que justamente merecemos»

Francisco Rubio, presidente del Consejo Económico y Social de Extremadura.

Francisco Rubio, presidente del Consejo Económico y Social de Extremadura. / Santiago García Villegas

Francisco Rubio Sánchez (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962) es doctor en Derecho y profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Extremadura (UEx). De su dilatada trayectoria profesional, cabe destacar que también ha sido presidente del Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El pasado 30 de enero, tomó posesión de su nuevo cargo como presidente del Consejo Económico y Social (CES) de Extremadura, en sustitución de Mercedes Vaquera, que dejó su puesto tras ser nombrada consejera de Educación. Rubio reconoce asumir este nuevo cometido con humildad y la responsabilidad propia que conlleva dirigir este órgano consultivo de la Junta de Extremadura en materia socioeconómica y laboral, con el firme objetivo de contribuir a mantener la importante actividad que desarrolla. 

¿Qué retos se plantea? 

Los primeros retos vienen de alguna manera marcados. Estamos encorsetados por la ley y el reglamento que regula este órgano, por los tanto, la primera función viene en cierta manera impuesta por la propia norma. El CES es un órgano consultivo encargado desde hace muchos años de elaborar los dictámenes e informes que son requeridos por parte del poder legislativo y el Gobierno regional. Está compuesto por una serie de comisiones y sí que tenemos ciertas iniciativas ya en marcha, aunque aún me estoy familiarizando con algunas cuestiones. Desde el consenso con los tres sectores que forman parte del órgano iremos viendo sobre qué materias conviene que profundicemos más para hacer algún informe o dictamen que pueda ser útil a la comunidad autónoma.

¿Puede concretar algún tema? 

Como es lógico y necesario, se está trabajando en temas de infraestructuras relacionados con la carencia manifiesta y endémica que tenemos en la región esta materia. Principalmente, ahora mismo estoy centrando en todo lo que tiene que ver con el Corredor Atlántico ferroviario porque hay que seguir trabajando en él. Extremadura es una zona de paso, tanto de norte a sur, como en el eje Madrid-Lisboa. Tenemos una posición social, cultural y económica estratégica. Debemos de potenciar todo eso, porque cualquiera que sea extremeño o viva en Extremadura percibe que hay un déficit enorme de comunicaciones, de infraestructuras y, en general, de atención e inversiones.

¿Qué importancia tiene el CES en el devenir de la comunidad? 

Creo que el Consejo Consultivo no se conoce del todo bien, como pasa con muchas otras tantas cuestiones de España. Hay bastantes cosas que ‘nos suenan’ y considero que a veces es peor conocer algo mal que no conocerlo. El CES siempre ha existido a nivel nacional y en todas las comunidades autónomas. Cualquier democracia moderna tiene un órgano consultivo. Tenemos un grado importante de independencia, aunque de alguna manera estemos dentro del organigrama de una consejería concreta, en este caso la de Presidencia, ya que al final y al cabo es un órgano independiente. Por tanto, nuestro papel es como el de una especie de satélite útil para el tejido económico y social, que prácticamente lo es todo. De alguna manera, no hay nada que no tenga relevancia económica y/o social, cualquier actuación, y ese es el papel que tiene el CES. Es un órgano independiente, con personalidad jurídica propia, representado por prácticamente toda la sociedad. El CES de Extremadura es como el de casi todas las comunidades autónomas.

En su toma de posesión afirmó que buscaría el consenso, ¿cómo va a trabajar en ese sentido? 

El consenso es como una guía que tengo de siempre, aunque a veces no se consigue, pero al menos se busca. Hace mucho tiempo que me dedico a la mediación. Llevo toda la vida universitaria dedicado al derecho al trabajo, al derecho social, derecho sindical y lo transmito a mis alumnos, además de que me gusta predicar con el ejemplo. En la parte de la relación laboral trabajador-empresario está claro que hay intereses contrapuestos, pero yo apuesto siempre por buscar el consenso en el disenso, encontrar puntos de acuerdo. Por eso salen afortunadamente los convenios colectivos y los grandes acuerdos sociales. Los grandes grupos de este órgano consultivo son los empresarios y los sindicatos. Hasta ahora me consta que ha habido casi siempre consenso, incluso unanimidad en el órgano consultivo. Voy a procurar seguir esa línea, por lo que no descubro nada nuevo, lo que voy a hacer es remar en el mismo sentido que ha venido remando mi querida y admirada predecesora, Mercedes Vaquera. 

Una de las funciones que tiene el CES es la de dictaminar sobre los proyectos de ley. ¿Hasta qué punto debe tener en cuenta la Junta estas sugerencias? 

Los dictámenes tienen un carácter no vinculante, pero estoy seguro de que la Junta de Extremadura en su momento los va a leer, los va a analizar y luego decidirá en última instancia. Considero que miramos mucho al Gobierno cuando realmente el motor de un país es el poder legislativo. Lo que sí me gusta en mi trabajo es que cuando no se está de acuerdo con un informe o dictamen, se diga un porqué de esa postura. Imagino que con esto pasará igual que se viene haciendo, porque los dictámenes no son un sí o no me gusta, están muy motivados. Razonaremos con los componentes de este órgano y estoy seguro de que seguiremos razonando las normas. Es muy probable que en su gran mayoría no haya un ápice que decir, porque el legislador siempre suele tener buena voluntad, pero quizás sí que se podría aceptar alguna sugerencia que hagamos. Como jurista, me gusta que haya una buena técnica legislativa. 

Entonces, ¿cómo valora la labor que realiza el poder legislativo? 

Estamos en una etapa en los últimos años, y lo digo abiertamente, en la que el poder legislativo no siempre está legislando y estamos viendo normas, en las que incluso presumiendo de la buena voluntad, la técnica legislativa, la redacción, está creando conflictos. La inseguridad jurídica y que la norma no cumpla lo que propone o confunda a los destinatarios, es uno de los grandes males. Seguiremos cuidando, por tanto, no solo el contenido de las normas que nos presenten a estudio, sino también la adecuada técnica legislativa. Hay que redactar bien y con claridad porque la función de la norma es esa, legislar, no tiene que tener otro fin y a buen entendedor pocas palabras bastan. Actualmente, hay normas que tienen un fin distinto que legislar.

¿Qué opinión tiene con respecto a la financiación autonómica? 

Mi opinión como extremeño es que tenemos una asimetría, una desproporción enorme desde hace muchos años. Actualmente, se ha cuantificado en unos 10.500 millones de euros la deuda del Estado con la región. No hace falta ser un adivino para saber que hay una discriminación enorme en el cuánto, en el qué y en el cómo. Creo que tenemos que seguir luchando por ello y que este Ejecutivo regional lo va a hacer. En el mapa de comunicaciones de España, vemos que hay un vacío enorme en lo que son carreteras y trenes, y en otras cuestiones igual. Hay comunidades autónomas que vienen percibiendo mucho más que lo que percibe en proporción Extremadura. Es notorio y evidente. Lo vivimos en muchos ámbitos, desde la universidad hasta la agricultura y en otros muchos sectores. Está claro que no recibimos lo que justamente merecemos. 

¿Cómo ve la situación económica de Extremadura? 

Tenemos un gran potencial, me ha gustado mucho el eslogan de Extremadura en la última feria de turismo de Fitur, el de que ‘Extremadura es extraordinaria’. Aparte de nuestro potencial, lo que nos hace falta es que nos apoyen, que gestionemos bien y que nos los creamos siendo copartícipes de todo. Debemos creer en Extremadura porque hay muchísimo talento, con una riqueza cultural, agraria, ganadera, turística y de aguas enorme. Lo que hay que hacer es gestionar bien esos recursos y que alguien nos ayude con un aditivo de financiación. Le veo futuro a Extremadura, pero tenemos que ser los extremeños los primeros en impulsar a nuestra región abriendo la puerta a todo el mundo. Vale la pena venir a Extremadura porque se pueda emprender, trabajar e invertir. Ojalá lleguemos a ese punto. Por contra, también hay un porcentaje de economía sumergida que también hay que corregir porque es gente que no cotiza, supone un coste y cuando llegan las prestaciones son los primeros que se queja.

¿Cómo se podría potenciar? 

Cuando la gente viene a Extremadura se queda maravillada. Tenemos recursos enormes. Somos la región con más agua dulce y la riqueza cinegética de la caza, de la que soy partidario, da mucho dinero. También tenemos un turismo que ha crecido mucho, pero a ver si conseguimos que no seamos solo el paso a Lisboa y que la gente pernocte más. Eso supone hostelería, tiendas, servicio y todo lo que conlleva. No son palabras vacías, confío mucho en Extremadura. 

La despoblación es uno de los principales problemas de Extremadura, ¿qué se puede hacer? 

Soy de pueblo y me conozco bien los de toda Extremadura. Primero hay que ver qué se puede generar de riqueza en esos pueblos. Soy un romántico y creo que cuestiones como la artesanía y el turismo rural pueden hacer que la gente se quede en los pueblos. También hay que facilitar las comunicaciones para, de alguna manera, acercar la educación y la sanidad, que no haya sensación de aislamiento en los pueblos, creo que eso es lo que hará que la gente se quede o se vaya de ellos. Creo que no es tan caro rehabilitar los pueblos, hacerlos más visibles y que se mantengan generaciones o vaya gente. Cuando veo un frasco de miel de china en una estantería de Extremadura, se me abren las carnes. Tenemos que potenciar nuestros sectores, lo que hará que la gente se quede. Es importante la sensación de cercanía y de ausencia de aislamiento, lo que se consigue con buenas comunicaciones.

¿Qué se debe demandar al Ejecutivo central en materia de infraestructuras? 

Con mucho respeto, pero con una voz muy alta, hay que reclamar carreteras y el tren. Lo que no podemos es estar como la oveja y el lobo, que se repita tanto que al final queden en el aire nuestras voces. El tren es imprescindible y necesitamos uno con frecuencia, rápido, así como para personas y mercancías. También que se cree una red interna, no solo en los ejes norte-sur y este-oeste, sino también que nos comuniquemos bien con Cáceres, Badajoz, Mérida y Zafra. A su vez hacen falta otro tipo de infraestructuras en sitios adecuados, como los polígonos industriales, porque algunos están saturados y otros vacíos. Sé que los políticos trabajan con planes estratégicos a 3-4 años vista como mucho, pero de lo que se trata es de hacer un plan estratégico con lo que es urgente e importante para ya. Hay que cogerse un folio en blanco y empezar a rellenarlo con sentido común, con lo que realmente es importante, urgente y necesario porque tenemos un déficit enorme en infraestructuras. 

¿Confía en que el nuevo Gobierno regional presidido por María Guardiola dé una respuesta?

Desde la asepsia política e ideológica, te aseguro en que sí confío. Se ve ilusión y ganas de trabajar. Creo que un cambio siempre es bueno, en cualquier sentido. La gente que llega con unas ideas nuevas y frescas, sea del color político que sea, genera esperanza.

¿Qué papel juega la Universidad de Extremadura en la región?

El papel es importantísimo porque la formación es muy importante. Tenemos que analizarnos y hacer una radiografía de lo que se está haciendo. En este sentido, considero que se deben adecuar las titulaciones a la oferta y la demanda de empleo, tener cintura para ir formando lo que realmente necesita Extremadura. No hablo solo de la Universidad, hay que potenciar también la Secundaria para que nuestros alumnos lleguen con una vocación clara. La formación profesional también hay que potenciarla. Creo que estamos en el camino, pero tenemos que seguir avanzando y hacer másteres en casi todas las titulaciones con una formación cualificada, porque en mi propia facultad tenemos másteres en los que no estamos formando, ya que el alumnado a veces lo termina y no le han servido las herramientas que ha recibido. La Universidad de Extremadura tiene un papel fundamental para la región por una buena universidad genera un buen entorno, dinámico y si Extremadura sigue creciendo, al final eso va a revertir en una demanda de profesionales cualificados. A mi juicio no todo es formar a universitarios, tenemos que formar también a buenos profesionales, creo que es importante el cuidar eso.  

Suscríbete para seguir leyendo