La energía como factor de desarrollo económico

Extremadura, una potencia eléctrica (solo para los demás)

La comunidad continúa aumentando su aportación al sistema eléctrico y ya produce más de un 11% del total. Por contra, consume menos del 2%

La ampliación de las redes incluye por ahora en la región únicamente dos puntos de alto consumo, básicos para grandes proyectos industriales o centros de datos

Imagen de un apoyo de una línea de alta tensión.

Imagen de un apoyo de una línea de alta tensión. / REE

Extremadura es el origen de más de un 10% de toda la energía eléctrica que se produce en España. Es la tercera comunidad autónoma que más aporta al sistema eléctrico, la líder en una tecnología tan pujante como la solar fotovoltaica y cuenta con la instalación que acumula una mayor contribución histórica al sistema eléctrico nacional, la Central Nuclear de Almaraz. Además, la práctica totalidad de su producción se obtiene sin emisiones de dióxido de carbono. En concreto, un 99,86% de la registrada el año pasado estaba libre de ellas, proporción mayor al de cualquier otro territorio español y más de 25 puntos porcentuales por encima de la media nacional, que es del 72,09%.

Pero la región es una potencia eléctrica solo desde el punto de vista de la generación, porque si se miran los datos de demanda, la fotografía que se obtiene es muy diferente, ya que los extremeños consumen únicamente un 2% del agregado nacional. Poca población (aunque la ratio es más baja todavía de lo que le correspondería por peso demográfico) y escasa implantación de grandes consumidores industriales están detrás de este dato. 

En diciembre pasado, el Ejecutivo lanzó una ampliación urgente de las redes eléctricas del país para evitar la saturación en zonas en las que se van a instalar grandes proyectos industriales, singularmente las gigafactorías de baterías de coches eléctricos, los centros de datos digitales o megaproyectos renovables. 

La revisión del plan actual de redes eléctricas propuesta por el Ejecutivo, que esta misma semana ha valorado positivamente la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), comprende 64 nuevas actuaciones por toda la geografía española que elevarán el coste total de la planificación hasta los 7.285 millones de euros con vistas a 2026. Apenas dos de estas actuaciones  están en Extremadura. Una supone la ampliación de la subestación Arañuelo, en Navalmoral de la Mata, que se fecha en 2024, y que permitirá dar servicio a la factoría de baterías que proyecta la firma Envision en la localidad morala. La otra es una nueva infraestructura en la zona de río Caya, próxima a la ciudad de Badajoz, donde «han surgido nuevas demandas asociadas a la transición energética que, por su nivel de demanda, requieren abastecerse directamente desde la red de transporte eléctrica», se explica en el documento de la Secretaría de Estado de Energía. Aquí la fecha que se avanza es 2026.

Otro de los proyectos que optaba a estar dentro del plan de desarrollo de la red de transporte de energía, pero que se quedó fuera, era el CC Green o ecopolígono, que promueve la firma Ingenostrum en Cáceres, que anunció que alegará la decisión ante el Ministerio para la Transición Ecológica para evitar que la iniciativa sufra un retraso.

Que en la región se planifiquen «solo dos puntos de conexión de alto consumo eléctrico» significa que «se nos asigna una potencia insignificante e insuficiente para el desarrollo de este inmenso territorio, que permanecerá como una colonia interior suministrando energía para otros ya de por sí más ricos», lamenta Julián Mora Aliseda, catedrático de Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura.

En su opinión, es necesaria la construcción a corto plazo de más puntos de conexión para consumo electrointensivo en Extremadura, una región netamente exportadora de electricidad y que «produce seis veces más de lo que consume». «Dichos nuevos nudos de consumo serían un acicate para la atracción de grandes empresas de todos los sectores y, especialmente, del tecnológico, como los ‘data centers’, para poder servir a proyectos tractores que generen sinergias sobre el resto de pymes actuales y de futura implantación al socaire nuestro potencial eléctrico», defiende.

El proyecto CC Green en Cáceres fue uno de los que se quedó fuera del plan de desarrollo de redes del Gobierno

Este experto arguye que el último Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), situaba la demanda eléctrica para 2030 en 238 teravatios-hora (TWh). No obstante, «esa previsión se ha quedado cortísima» una vez que ha sido superada ya en 2023, con 242 TWh, dado que el consumo ha avanzado mucho más rápido de lo que se esperaba.

«Solamente» teniendo en cuenta las exigencias que vendrán derivadas a lo largo de los próximos años del desarrollo del vehículo eléctrico, «de los cruceros y grandes barcos de transporte marítimo que llegan a los puertos, más la industria de los ‘data centers’, la producción de hidrógeno verde dedicada a la exportación para descarbonizar industrias como las del acero o el refino del petróleo y las nuevas bombas de calor eléctrico que sustituirán a las calderas de gas, tanto en nuestros hogares como en muchas industria», se van a requerir, calcula, cantidades cercanas a los 300 TWh adicionales a los actuales en el horizonte 2030-2035.

Así, estas nuevas necesidades eléctricas, de implantación obligada muchas de ellas si se quiere avanzar con el modelo de descarbonización, llevarán «como poco» la demanda para dentro de una década hasta el entorno de los 500 TWh/año. Es decir, se duplicará el dato del año pasado. 

Con estas cifras en la mano, de momento los dos puntos previstos en Extremadura suman, aduce, 3 TWh anuales, que representarían únicamente un 0,6% de esa cifra, para una región que aporta el 10% de la energía eléctrica total «e inclusive, supone proporcionalmente un cuarto de lo que significamos en población, siendo demográficamente muy pocos».

Julián Mora Aliseda, catedrático de la Universidad de Extremadura.

Julián Mora Aliseda, catedrático de la Universidad de Extremadura. / Carlos Gil

«Se nos asigna una potencia insignificante e insuficiente para el desarrollo de este inmenso territorio, que permanecerá como una colonia interior suministrando energía para otros ya de por sí más ricos»

Julián Mora Aliseda

— Catedrático de Ordenación del Territorio de la Uex

Y el crecimiento de la inteligencia artificial (IA) es otro elemento a tener en cuenta, ya que previsiblemente también tendrá una gran huella energética cuando se implante de forma generalizada. Para 2027, el consumo mundial de electricidad relacionada con la IA podría aumentar entre 85 y 134 TWh anuales, según la proyección de la producción de servidores de IA. Esta cantidad es comparable al consumo anual de electricidad de países como los Países Bajos, Argentina y Suecia, según estimaba el fundador de la plataforma DigiEconomist, Alex de Vries, en un comentario publicado en la revista ‘Joule’ a finales del año pasado, informa Europa Press.

No obstante, la actualización de la Planificación Eléctrica 2021-2026 es solo un primer paso. Pocos días después de conocerse este plan, el Ministerio para la Transición Ecológica publicó en el BOE la orden por la que se inicia el procedimiento de diseño de la red de transporte de electricidad para el periodo 2025-2030, que sustituirá de manera anticipada al plan actual. En esta orden se convoca «a los sujetos del sistema eléctrico», a las comunidades autónomas y «a los promotores de nuevos proyectos de generación y consumo eléctrico a la realización de propuestas de desarrollo de las redes de transporte de energía eléctrica». De esta forma, se abre una nueva ventana para conseguir la ubicación de puntos de alto consumo en la comunidad.

El Ministerio para la Transición Ecológica ha iniciado ya el procedimiento de diseño de la red de transporte de para el periodo 2025-2030

En este sentido, Mora Aliseda estima que la potencia de consumo a instalar en Extremadura para los próximos 10 años debería multiplicar por siete la proyectada a día de hoy y situarse en torno a 21 TWh para acompañar en similar proporción a la producción de energía. «Eso sí que sería un auténtico revulsivo para el nuevo rol que debe desempeñar la región en su cambio de estructura socioproductiva sempiternamente obsoleta y que nos ha condenado al ostracismo territorial, del que debemos de salir con urgencia si no queremos pasar de comunidad autónoma a un espacio convertido en desierto demográfico y fabril entre Madrid y Lisboa», razona. «No pedimos más de lo que nos pertenece, y es de justicia Territorial», resalta, al tiempo que recuerda que el consumo de energía de un territorio se correlaciona internacionalmente con el Índice de Desarrollo Humano. «Si Extremadura es superproductora en electricidad verde y renovable también debe ser consumidora aplicando políticas favorecedoras a la implantación de grandes empresas con ventajas comparativas y el marchamo de la sostenibilidad en origen», remacha.