Las reservas hídricas de la comunidad autónoma tras la borrasca

Presas del Tajo: consumo, energía y riego asegurados

Alcántara y Cedillo son dos fuentes básicas para la generación de electricidad en España

Juegan un papel fundamental en la gestión del agua tanto para España como para Portugal

Embalse y presa de Alcántara.

Embalse y presa de Alcántara. / El Periódico

I. Ramírez

Los embalses situados en la cuenca del Tajo, que están esta semana de media al 76,62%, suponen una de las fuentes de generación de energía limpia y sostenible más importantes del país con una capacidad instalada que supera los 2.000 megavatios (MW), lo que supone generar energía para más de 1,4 millones de familias. Los de esta cuenca en la provincia de Cáceres se encuentran al 89%.

El considerable potencial hidroeléctrico se debe a una extensión geográfica del río Tajo en territorio español con 836 kilómetros de longitud y la presencia de un total de cinco centrales y tres minicentrales hidráulicas, entre las que destacan dos extremeñas por su capacidad, como son la de José María Oriol (Alcántara) y Cedillo, en la frontera con Portugal, ambas fuentes fundamentales en la generación energética.

El embalse de Alcántara tiene una capacidad total de 3.160 hm³ y una superficie de 10.400 hectáreas. Su presa de gravedad aligerada y doble contrafuerte cuenta con una altura de 130 metros de altura y 570 de coronación. La central hidroeléctrica de este embalse cuenta con una capacidad instalada de cerca de 1.000 MW, lo que supone la posibilidad de abastecimiento para 640.000 familias.

Por su parte, el embalse de Cedillo cuenta con un salto de casi 50 metros de altura y una potencia nominal de cerca de 500 MW lo que permite generar energía renovable para un total de 308.000 familias.

Completan el ‘mix’ hidroeléctrico del Tajo los embalses de Valdecañas, con una potencia instalada de 249 MW, Azután (Toledo), con 200 MW, Torrejón, con 132 MW y, de menor tamaño, Palomarejo, La Mialagrosa y Talavera. Un principio básico de la generación hidráulica es que el agua ni se malgasta ni se pierde durante el proceso, tan solo se aprovecha su potencial energético para transformarlo en electricidad. Por ello, los embalses nunca pueden ‘gastar’ agua, únicamente regulan su flujo, de forma transparente y estrictamente regulada.

La Ley de Aguas además marca los usos prioritarios: primero beber, luego regar y por último la producción hidroeléctrica. Hechos que quedan asegurados en Extremadura gracias a las lluvias de esta Semana Santa que además seguirán haciendo subir los embalses los próximos días.

Es más, los embalses hidroeléctricos de regulación contribuyen de manera muy importante a regular (almacenar) agua, por lo que son elementos importantes que ayudan a combatir los efectos de las sequías. Y al mismo tiempo, estos días han contribuido a evitar desbordamientos ayudando a laminar las avenidas. Todo ello con un control exhaustivo del caudal que permite proteger el ecosistema fluvial, tanto en períodos de sequía como de extrema pluviosidad, algo que se ha podido comprobar este invierno y primavera con las cuantiosas lluvias que ha tenido la provincia y que no han generado problemas en los cauces gracias al control realizad entre las administraciones y las empresas concesionarias.

La buena noticia añadida es que, con estos volúmenes y caudales, el Convenio de Albufeira, que rige la coordinación en la gestión de los ríos que comparten España y Portugal (Miño, Duero, Tajo y Guadiana) y obliga a entregar unos volúmenes de agua, está asegurado. Esta norma afecta especialmente en el caso de Iberdrola a los embalses que opera en la cuenca hidrográfica del Tajo, como el embalse de Alcántara o el embalse de Cedillo (ambos en Cáceres), y en la cuenca del Duero, como la central de Aldeadávila (Salamanca) o el embalse de Ricobayo (Zamora).

Suscríbete para seguir leyendo